El cerebro podría tener unos códigos universales innatos para identificar la belleza, según un estudio de la Universidad de Nueva York (Estados Unidos) y que podría ayudar a comprender cómo la belleza influye al cerebro, produciendo placer y bienestar.
Mediante el uso de imágenes de resonancia magnética registradas en un monitor, los investigadores observaron la actividad cerebral de los sujetos mientras les enseñaban fotografías de arte, arquitectura o paisajes naturales.
El equipo de investigación, dirigido por Edward Vessel, del Max Planck Institute for Empirical Aesthetics de Alemania, encontró que en las diferentes partes del cerebro dedicadas a la visión hay distintos tipos de imágenes vinculadas a ciertos patrones de actividad que se activaban con determinadas imágenes, todas ellas consideradas como estéticamente agradables por los sujetos.
No ocurre lo mismo en otras partes del cerebro. Dentro de la red de comportamiento predeterminado ('DMN'), hay regiones en el cerebro que normalmente se activan durante la contemplación, y las imágenes que la gente encontró estéticamente llamativas llevó a activar patrones similares en la actividad del cerebro a través del arte, edificios y rascacielos. Esto sugiere, por tanto, que la red de comportamiento predeterminado podría contener un código universal para la asociación de la belleza.
"Todavía no sabemos si realmente la 'DMN' influye en esta representación", señala Vessel, y añade que "claramente en la investigación se encuentra un acceso a la parte de información abstracta si encontramos una experiencia estéticamente bella o no".
Como estas estructuras innatas normalmente estás silenciadas cuando una persona se relaciona con el mundo exterior, es muy inusual que esta contenga información sobre la atracción estética de las experiencias visuales.
La red de comportamiento predeterminado es el epicentro de la investigación. Conocido como 'el espacio del cerebro para la reflexión', divagaciones mentales e imaginación, el 'DMN', tal y como han descubierto, desempeña un papel importante en cómo respondemos a la belleza, de forma selectiva y asociándola con las artes visuales.
Una mejor comprensión de tales experiencias podría llevar a determinados patrones que ayuden a aprender y mejorar el sentido individual del bienestar. También podría llevar a una mejor coherencia en el entendimiento sobre diferentes tipos de placeres interconectados en el orden de las regiones superiores del cerebro, así como de experiencias humanas complejas, de acuerdo con Gabriela Starr, una de las coautoras del estudio.
Los investigadores anticipan que el futuro de esta investigación pasará por experimentar con otras modalidades o estímulos como la música o la poesía y explorar si el 'DMN' responde similarmente cuando encontramos una canción o un poema bello.