Investigadores del Intermountain Healthcare Heart Institute, en Salt Lake City (Estados Unidos), investigan los posibles beneficios y riesgos del omega-3, especialmente cuando se trata del riesgo de cáncer de próstata y salud cardiaca, y han comprobado que estos suplementos muestran protección contra la muerte relacionada con enfermedades del corazón, sin riesgo de cáncer de próstata.
El equipo de investigación ha presentado dos nuevos estudios sobre omega-3 en las Sesiones Científicas de la American Heart Association de 2019, que se celebran en Filadelfia. En uno de ellos, identificaron a 87 pacientes que formaban parte del Registro INSPIRE del Intermountain y que habían desarrollado cáncer de próstata. También se evaluó a estos pacientes para determinar los niveles plasmáticos de ácido docosahexaenoico (DHA) y ácido eicosapentaenoico (EPA), ácidos grasos omega-3 comunes.
En comparación con un grupo de control similar de 149 hombres, los investigadores encontraron que los niveles más altos de omega-3 no estaban relacionados con un riesgo elevado de cáncer de próstata.
Viet T. Le, investigador y asistente médico en el Instituto Intermountain Healthcare Heart, señala que emprendieron este estudio a la luz de los hallazgos de un artículo de 2013 del 'Journal of the National Cancer Institute' que sugería un posible vínculo entre los niveles plasmáticos más altos de omega-3 y el desarrollo de cáncer de próstata, algo que se ha debatido desde su publicación.
"Si estoy recomendando omega-3 para que mis pacientes tengan salud cardiovascular, quiero asegurarme de que no les estoy poniendo en riesgo de cáncer de próstata --razona--. Nuestro estudio no encontró evidencia de un vínculo entre los dos".
En el segundo estudio presentado en las Sesiones Científicas de la American Heart Association de 2019, los investigadores del Intermountain examinaron a 894 pacientes sometidos a angiografía coronaria. Estos pacientes no tenían antecedentes de insuficiencia cardiaca o enfermedad coronaria, sin embargo, después de su primer angiograma, alrededor del 40 por ciento de esos pacientes tenían insuficiencia grave y alrededor del 10 por ciento tenían enfermedad de arterias coronarias, señala Le.
Los investigadores también midieron los niveles plasmáticos de metabolitos omega-3 de los pacientes, incluidos DHA y EPA. Se llevó a cabo un seguimiento para ver quién tuvo un infarto posterior, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca o quién murió.
Los investigadores encontraron que los pacientes que tenían tasas más altas de metabolitos omega-3 tenían un riesgo menor de tener efectos adversos durante el seguimiento, independientemente de si tenían una enfermedad grave o no en su angiograma inicial.
"Este estudio es importante porque analizamos cómo omega-3 ayuda a los pacientes que ya han desarrollado la enfermedad y sus efectos sobre la supervivencia.
"Si bien una aparente asociación entre los niveles plasmáticos más altos de omega-3 y los hallazgos de enfermedad cardíaca grave en el angiograma inicial podría generar alarmas de que omega-3 no es beneficioso, vivieron para ver a un médico y recibir un diagnóstico --agrega--. Y vimos un vínculo entre los niveles más altos de omega-3 y su tasa de supervivencia a partir de entonces".