sábado. 21.09.2024

La inmunidad pulmonar aumenta después de haber padecido una infección respiratoria y se mantiene durante los siguientes dos meses para cualquier tipo de infección, según una nueva investigación del Instituto Francis Crick, de Londres (Reino Unido), que publica la revista 'Nature Immunology'.

La fortaleza del sistema inmunitario en respuesta a las infecciones respiratorias cambia constantemente, dependiendo del historial de infecciones anteriores no relacionadas. Y existen dos tipos de inmunidad a las infecciones.

Por un lado, la inmunidad adaptativa proporciona 'memoria' inmune, permitiendo una respuesta inmunológica rápida y fuerte cuando se encuentra la misma enfermedad más de una vez. Y, por otro, la inmunidad innata proporciona una primera línea de defensa amplia y menos específica contra todos los patógenos, y es vital para controlar las infecciones que el organismo no ha experimentado previamente.

El nuevo estudio ha descubierto que, después de la recuperación de una infección respiratoria, las células particulares del sistema inmune innato del pulmón son más efectivas, ofreciendo protección adicional contra nuevas infecciones en las siguientes semanas.

Concretamente, descubrieron en un modelo experimental que los sujetos que recibieron el virus de la gripe tenían una probabilidad significativamente menor de contraer una infección bacteriana completamente diferente un mes después.

Esta inmunidad aumentada es el resultado de cómo, durante la infección inicial, un tipo particular de célula inmunitaria viaja desde la médula ósea a los pulmones y se convierte en un macrófago pulmonar. Una vez en los pulmones, estas células producen citocinas, que causan inflamación y ayudan a combatir los patógenos.

Como estos macrófagos especiales permanecen en un estado más reactivo en los pulmones después de que se resuelve la infección, ofrecen una capa adicional de protección contra futuras infecciones durante las siguientes semanas.

Sin embargo, con el tiempo, la capacidad de estos macrófagos de producir altos niveles de citocinas desaparece. Esto significa que, después de un par de meses, la protección contra la infección disminuye y eventualmente regresa al mismo nivel que en los individuos que no habían sido infectados previamente. Los investigadores creen que este mecanismo también podría ser igual de válido para los humanos.

"Esto podría explicar en parte por qué nuestra respuesta a las enfermedades puede variar --continúa--: lo que se podría combatir sin síntomas una semana, podría tener efectos desagradables un par de semanas después", precisa Helena Aegerter, autora principal y estudiante de doctorado en el Laboratorio de Inmunoregulación del Instituto Francis Crick.

Los autores planean investigar más a fondo cómo un historial de infección afecta el sistema inmune, incluso en enfermedades como el asma o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, donde una mayor respuesta inflamatoria explicada en esta investigación podría empeorar los síntomas.

"Nuestro sistema inmunológico es un mosaico de mecanismos de protección y el nivel de protección no es constante --explica Andreas Wack, otro de los autores. Esto significa que es importante que las personas tomen precauciones a largo plazo contra la infección cuando sea necesario, como la vacuna contra la gripe".