lunes. 20.05.2024

La putrescina, el compuesto responsable de quizás el olor más desagradable de la naturaleza, el olor a carne en descomposición, también puede ser un remedio para la aterosclerosis y otras enfermedades inflamatorias crónicas, según un nuevo estudio dirigido por investigadores del Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia y publicado en la revista 'Cell Metabolism'.

"Se estima que mil millones de células mueren en el organismo todos los días, y si no se eliminan pueden causar inflamación y muerte tisular --explica Ira Tabas, profesor de Patología y Biología Celular en el Colegio de Médicos y Cirujanos Vagelos de la Universidad de Columbia--. Eliminar estas células muertas mediante un proceso llamado 'eferocitosis' es una de las funciones más importantes del organismo".

Normalmente, el proceso se inicia a los pocos minutos de la muerte celular. Sin embargo, los estudios han sugerido que esta tarea esencial de limpieza se ve afectada en la aterosclerosis, promoviendo la acumulación de placas.

Para obtener más información, Tabas; Arif Yurdagul, científico investigador asociado en el laboratorio de Tabas, y su equipo, colocaron macrófagos humanos y células moribundas en una placa Petri y observaron cómo se desarrollaba el proceso.

Fue entonces cuando detectaron el papel de la putrescina. Descubrieron que los macrófagos recuperan la arginina y otros aminoácidos de las células muertas que engullen y utilizan una enzima para convertir la arginina en putrescina. La putrescina después activa una proteína (Rac1) que indica a los macrófagos que fagociten más células muertas.

Los resultados sugieren que la aterosclerosis puede ser en parte un problema de putrescina, por lo que los investigadores recurrieron a modelos experimentales con aterosclerosis para investigar.

Encontraron que los individuos con empeoramiento de la aterosclerosis tenían una escasez de putrescina porque no tenían suficiente enzima clave (arginasa 1) para producir el compuesto. "Pero cuando pusimos putrescina en el agua que bebían, sus macrófagos mejoraron al fagocitar células muertas y las placas de ateroma mejoraron", explica.

Los hallazgos sugieren que la putrescina podría usarse para tratar la aterosclerosis y otras afecciones caracterizadas por inflamación crónica, como el Alzheimer.

"Afortunadamente, cuando disuelve la putrescina en agua, al menos a las dosis necesarias para mejorar las placas, ya no emite su olor, tranquiliza Tabas.

"Por supuesto, todavía no conocemos la viabilidad y seguridad de usar dosis bajas de putrescina para prevenir la enfermedad cardíaca aterosclerótica y otras enfermedades causadas por la eferocitosis defectuosa --admite--, pero el estudio muestra el potencial de tratar la enfermedad cardíaca con compuestos que ayudan a los macrófagos a fagocitar células muertas y que están actualmente en ensayos clínicos para otras indicaciones".