jueves. 19.12.2024

Los suplementos de vitamina D y ácidos grasos omega-3, no ayudan a las personas con diabetes tipo 2 a evitar la enfermedad renal crónica, según los hallazgos del estudio clínico más grande hasta la fecha de los suplementos en esta población de pacientes publicado en 'JAMA' y presentado en una conferencia de la Sociedad Americana de Nefrología.

"Teníamos esperanzas para ambas intervenciones, la vitamina D y el aceite de pescado, pero no parecen ser particularmente efectivos para este propósito", admite el doctor Ian de Boer, autor principal del artículo, profesor de Medicina en la Universidad de Washington y director asociado del Kidney Research Institute,

De Boer señala que de los 28 millones de estadounidenses que viven con diabetes tipo 2, alrededor del 40 por ciento desarrolla enfermedad renal crónica. Esto altera la salud de una persona de innumerables maneras y puede progresar a insuficiencia renal. También aumenta enormemente el riesgo de eventos cardiovasculares y muerte.

Estudios previos de modelos animales y cultivos celulares han sugerido que los suplementos de vitamina D y aceite de pescado tienen propiedades antiinflamatorias y de otro tipo que podrían prevenir o retrasar la progresión de la diabetes tipo 2 a enfermedad renal crónica.

La investigación también ha encontrado asociaciones entre el deterioro renal en humanos y los niveles más bajos de vitamina D y una menor ingesta de pescado en la dieta.

"Muchas personas utilizan los suplementos con la esperanza de que haya efectos renales y cardiovasculares beneficiosos --apunta De Boer--. Queríamos que este estudio aclarara si estos suplementos tienen algún beneficio real para los riñones en adultos con diabetes. Incluso si no es el resultado que esperábamos, cerrar un capítulo es útil tanto para pacientes como para médicos e investigadores".

El estudio se realizó como parte del VITamin D y OmegA-3 TriaL (VITAL) a nivel nacional. Los investigadores diseñaron un estudio de cinco años sobre la función renal en 1.312 adultos con diabetes tipo 2 en el ensayo. Los adultos (hombres de 50 años y mujeres de 55 años) no tenían enfermedad cardiovascular o cáncer clínicamente aparentes, y la mayoría no comenzó con signos de enfermedad renal.

Los participantes enviaron muestras de sangre y orina para establecer una tasa de filtración glomerular estimada inicial (TFGe) y la presencia de proteínas en la orina.

A continuación fueron asignados aleatoriamente a uno de los cuatro grupos de tratamiento: 370 personas recibieron suplementos de vitamina D y ácidos grasos omega-3, 333 recibieron vitamina D y un placebo de aceite de pescado, 289 recibieron un placebo de vitamina D y una cápsula de aceite de pescado y 320 recibieron dos placebos.

Se recogieron muestras de sangre y orina a los dos años y nuevamente a los cuatro o cinco años después de la aleatorización. En promedio, la función renal disminuyó aproximadamente un 15% en el transcurso del estudio.

La cantidad de disminución no varió significativamente si los participantes fueron asignados a vitamina D o placebo, o a ácidos grasos omega-3 o placebo. Tampoco hubo diferencias significativas en la excreción de proteínas en la orina.

"El ensayo VITAL está evaluando los beneficios y riesgos generales de estos suplementos, y los efectos sobre la función renal son una pieza importante del rompecabezas. El presente estudio responde a una pregunta clave que ayuda a mejorar la salud pública", señala la doctora JoAnn Manson, autora principal y directora del ensayo VITAL, en el Hospital Brigham and Women's .