viernes. 17.05.2024

Generalidades

La piel es el órgano más grande del cuerpo y, con una superficie de dos metros cuadrados, supone el 30 por ciento del total del peso en un adulto1. Es una gran película interfacial que separa el cuerpo humano y el entorno exterior2, recubriendo toda su superficie, protegiéndolo de las agresiones externas, regulando el intercambio de moléculas entre el medio exterior y los tejidos subyacentes y contribuyendo a controlar la temperatura corporal3.

Desde el punto de vista de su estructura, la piel es una proteína-gel cuya parte interna (la dermis) está muy hidratada, alcanzando hasta un 70 por ciento de contenido acuoso. En cambio, su parte externa (la epidermis) está menos hidratada, hasta el punto de que la cantidad de agua es de solo un 10-13 por ciento en la capa córnea3. Esta capa es la que hace de muro cutáneo, combinando la propiedad funcional de ser una barrera de transporte efectiva y las propiedades del material de ser suave, fuerte y flexible para tolerar la deformación causada por el esfuerzo físico y la tensión2.

Importancia de la hidratación para la piel

El agua es un elemento esencial en los tejidos y, de manera muy especial, en la piel. El estrato córneo necesita un 10-13 por ciento de agua para mantener sus condiciones biomecánicas, ya que por debajo del 10 por ciento pierde flexibilidad y se vuelve áspero, seco y frágil1. Esto puede provocar descamación alterada, piel áspera y sensación de tirantez. En casos de deshidratación intensa se marcan más las arrugas y, si este estado se prolonga, la piel se vuelve más vulnerable a las agresiones externas1. La hidratación es un aspecto clave de la piel que influye en sus características físicas y mecánicas, afectando a sus propiedades moleculares y macroscópicas2.

La piel intenta mantener un grado óptimo de hidratación reduciendo la huida de agua hacia la atmósfera. Para ello, utiliza dos mecanismos: la función barrera de los lípidos segregados por las glándulas sebáceas (presentes en la superficie epidérmica) y la capacidad humectante que poseen los elementos que componen el factor humectante natural. Esta combinación de sustancias lipofílicas y hidrofílicas forma el manto hidrolipídico, fundamental para el mantenimiento de una piel sana e hidratada4.

hidratación

Orígenes de la deshidratación

Son múltiples las agresiones que puede sufrir la piel, desde climáticas y domésticas (frío, viento, sol, calor, sequedad de ambiente, polución, calefacción, aire acondicionado) hasta mecánicas (depilación, roces, exfoliantes demasiado frecuentes), pasando por las químicas: productos alcalinos, disolventes, detergentes, cosméticos inadecuados o medicamentos de aplicación tópica. Algunas de las más frecuentes son el uso de jabones o geles demasiado desengrasantes, los cambios bruscos de temperatura y los baños demasiado frecuentes o demasiado prolongados5.

Otro factor que puede ser determinante es una exposición excesiva al sol, algo mucho más recurrente en la actualidad como consecuencia del cambio climático, cuestión que es también responsable del 80 por ciento del envejecimiento cutáneo prematuro6. A todo lo anterior se une que con la edad no sólo desciende la capacidad de retención del agua en el estrato córneo sino que también disminuye el contenido acuoso en la capa dérmica3.

Cómo mejorar la hidratación de la piel

La aplicación de materiales grasos a la piel es casi instintivo y tan antiguo como la humanidad misma. El agente hidratante ideal debe cumplir con varias funciones: restaurar la función barrera de la capa córnea, retener o aumentar su contenido hídrico, reducir la pérdida transepidérmica de agua y restaurar la capa lipídica para así mantener y redistribuir el líquido, lo que ayuda a conservar la integridad y buena apariencia de la piel7.

Las emulsiones son la mejor forma para un tratamiento que potencie la hidratación de la piel, ya que aportan agua y lípidos, además de formar una ligera capa más o menos oclusiva. Las emulsiones de fase externa oleosa presentan una buena extensibilidad y forman una película sobre el estrato córneo que retrasa la pérdida de agua transepidérmica3.

La clave de los productos para hidratar la piel no es tanto el aporte directo de agua que hacen a la epidermis, sino que dejan en la superficie y en las capas exteriores sustancias que le ayuden a retener el agua necesaria en su interior. Estos productos suelen contener además un buen número de otros ingredientes: uno o varios aceites (de origen mineral, animal o vegetal, como el de sésamo), alguna sustancia altamente hidrofílica que actúe como humectante (glicerina, propilenglicol, alfahidroxiácidos...), derivados de la parafina por su efecto hidratante y alguna vitamina como la A o la E4.

El aceite de sésamo, por ejemplo, ayuda a reducir la concentración de melanina, presenta efectos positivos en la recuperación de las lesiones cutáneas y ayuda a mantener el estado fisiológico de la piel. Asimismo, induce un nivel más bajo de sebo en la dermis, ya que sus ácidos grasos poliinsaturados promueven una penetración más profunda en la piel, lo que propicia un efecto protector contra la deshidratación8. El sésamo aporta una gran cantidad de nutrientes, proteínas, carbohidratos, lignanos, tocoferoles y otros micronutrientes, además de unos antioxidantes que actúan como defensa contra las agresiones externas que sufre la piel, ayudando a reducir las arrugas y favoreciendo un aspecto suave y liso9.

Aceite de sésamo

La vitamina E, por su parte, es una molécula liposoluble que retrasa el envejecimiento cutáneo y es la principal vitamina antioxidante. Si se aplica de forma local, estimula la microcirculación de la piel, además de ejercer un efecto fotoprotector y actuar en la piel como un filtro solar. De hecho, se ha demostrado que la aplicación de vitamina E previene el desarrollo de cáncer de piel inducido por esa radiación. Refuerza, en definitiva, la función barrera de la propia piel10/11.

La glicerina, un derivado del aceite vegetal, atrae la humedad en el aire hacía sí, por lo que tiene un potente efecto humectante. Esto propicia no sólo que hidrate la piel, sino que le ayuda a retener su propia humedad, además de aportar una sensación de suavidad. Numerosos estudios han constatado los beneficios que la glicerina aporta a la piel, además de ser beneficiosa para tratar eczemas y la dermatitis12.

La parafina líquida es muy utilizada en tratamientos para el cuidado de la piel, ya que crea una capa protectora que ayuda a retener la hidratación. De esta manera, aporta propiedades hidratantes, lubricantes, protectoras y suavizantes de la piel13.

Argumentos a favor de la utilización de un producto hidratante

La hidratación diaria de la piel es crucial para el mantenimiento de unas características adecuadas de la misma14. Y es que mantener o mejorar el aspecto estético del cuerpo es importante para el bienestar físico y psíquico y puede beneficiar la autoestima de cara a la interacción social. Para este fin, los productos de tratamiento corporal más utilizados son los hidratantes3.

La hidratación identifica un proceso por el que la piel y los anexos cutáneos incrementan los niveles de agua. Para alcanzar este objetivo, se necesita tratar la piel con ingredientes activos capaces de mantener e incrementar estos niveles hídricos1. El hidratante ideal sería aquel que redujera y previniera la pérdida de agua transepidérmica, con propiedades emolientes que den suavidad a la piel y ayuden a restaurar la capa lipídica para aumentar sus mecanismos intrínsecos. Asimismo, debe de ser cosméticamente aceptable y elegante, cumpliendo tres principios básicos: hipoalergénico, sin fragancias y no comedogénico. A ello tendría que unir que sea capaz de permanecer largo tiempo sobre la piel y con una absorción rápida, proporcionando así una hidratación rápida7.

Una cuestión fundamental es la continuidad en la administración del producto, ya que si los humectantes se usan en cantidades demasiado pequeñas tendrán un valor limitado15. Un verano de exposición al sol, por ejemplo, anula toda la cosmetología que durante todo el año se ha utilizado para el rejuvenecimiento y belleza de la piel6.

REFERENCIAS:

1. Benaiges A. Hidratación corporal. Offarm. 2005; Vol. 24, Núm. 9, 92-98.

2. Haque Mojumdar E et al. Skin hydration: interplay between molecular dynamics, structure and water uptake in the stratum corneum. Nature, Scientific Reports. 2017; Vol. 7. Article number: 15.712.

3. Azcona Barbed L. Hidratantes y reafirmantes corporales. Acción integral. Farmacia Profesional. 2003; Vol. 17, Núm. 8, 70-77.

4. Divins Triviño MJ. Hidratación corporal. El mejor punto de apoyo. Confort en la piel. Farmacia Profesional. 2001; Vol. 15., Núm. 7, 42-48.

5. Tratamientos hidratantes. Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. Disponible en: https://botplusweb.portalfarma.com/documentos/2019/2/19/131374.pdf.

6. Palomar Llatas F. ¿El cambio climático afectará a nuestra piel? 2011. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4076221.

7. Palomar Llatas F et al. Dermatitis atópica: hidratación y plan de cuidados. Enfermería Dermatológica. 2007; Núm. 1, 16-23.

8. Peev C et al. Study of the applicability of vegetable oils in phytocosmetology. Journal of Agroalimentary Processes and Technologies. 2013; 19 (3), 344-347.

9. Nagendra Prasad MN et al. A Review on Nutritional and Nutraceutical Properties of Sesame. Journal of Nutrition & Food Sciences. 2012; 2:2.

10. Martín-Aragón MT. Nutrición y salud de la piel y el cabello. Farmacia Profesional. 2009; Vol. 23, Núm. 1, 58-62.

11. Castaño Amores C et al. Activos antioxidantes en la formulación de productos cosméticos antienvejecimiento. Ars Pharmaceutica. 2018; Vol. 59, 77-84.

12. Tucker, R. What evidence is there for moisturisers? The Pharmacetical Journal. 2011.

13. (F)Codina, A. Hidratación cutánea y sustancias hidratantes. Offarm. 2001; Vol. 20, Núm. 3, 93-98.

14. Artacho Merlo E et al. Estudio del grado de hidratación de la piel de los ancianos. Colegio Oficial de Médicos de las Islas Baleares. Disponible en: https://www.portalfarma.com/Profesionales/jornadasycongresos/informacion/Documents/FORO_2509_11.pdf.

15. Divins Triviño MJ. Hidratantes corporales. Farmacia Profesional. 2005; Vol. 19, Núm. 3, 40-47.