Los pacientes tienen importantes carencias informativas sobre sus tratamientos farmacológicos, lo que influye negativamente en su percepción sobre la seguridad y efectividad de los mismos. Ésta es una de las principales conclusiones del Programa D-VALOR. El valor de la dispensación, una iniciativa impulsada por la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC), en colaboración con la Fundación Pharmaceutical Care y Correo Farmacéutico, y patrocinada por Mylan con el aval del Ministerio de Sanidad y el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos.
El Programa D-VALOR es el mayor estudio realizado hasta la fecha en España para evaluar la dispensación farmacéutica como elemento imprescindible en la mejora de la atención a los pacientes y sus conocimientos sobre sus tratamientos. En él han participado durante ocho meses 2.529 farmacéuticos de toda España que han registrado 201.050 dispensaciones de cinco de los grupos terapéuticos más habituales en las farmacias comunitarias: bifosfonatos, antiasmáticos, benzodiazepinas, estatinas y AINE.
Los resultados de este trabajo, que se han presentado en el marco del V Congreso Nacional de Farmacéuticos Comunitarios, han revelado que un 42,98 por ciento de los pacientes que acudían a la farmacia con alguno de los tratamientos seleccionados tenía importantes carencias informativas sobre sus tratamientos, ya fuera en cuanto a su indicación (para qué es el medicamento), como en su posología (cuánto tiene que tomar), en su forma de uso (cómo debe tomarlo) o duración (cuánto tiempo).
De entre las distintas carencias detectadas, la más habitual fue la de la duración del tratamiento, ya que más de un 40 por ciento no conocía con exactitud durante cuánto tiempo debía tomar su medicación. Además, el 10,5 por ciento no conocía la forma de uso (cómo debía tomarlo), el 5,9 por ciento desconocía la posología (cuánto tenía que tomar) y el 4,9 por ciento de los pacientes no conocía la indicación de su tratamiento (para qué era el medicamento).
Grupos terapéuticos
Por grupos terapéuticos destaca el hecho de que un 33 por ciento de los pacientes desconocía la técnica de administración de los bifosfonatos (deben tomarse solos, sin alimentos, pero acompañados de suficiente agua y a primera hora de la mañana en posición erguida). Este desconocimiento puede ocasionar que la medicación pierda efectividad y sea menos segura.
En el caso de los antiasmáticos, un 15 por ciento de los pacientes tampoco conoce la técnica de uso de estos medicamentos y hay una tasa de abandono muy alto del tratamiento (35 por ciento) cuando el paciente mejora.
Por lo que respecta a las benzodiazepinas, el 74 por ciento estaba tomando el medicamento más de tres meses, lo que está contraindicado y supone un riesgo de desarrollar tolerancia y dependencia. Además, el 22 por ciento desconocía que no debe suspender el tratamiento bruscamente.
En las estatinas el farmacéutico detectó una posible falta de seguridad en el 4,9 por ciento de los casos y una falta de efectividad en el 4,6 por ciento.
Respecto a los AINE, el 31 por ciento de los pacientes no conocía la duración del tratamiento, el 15 por ciento no conocía la forma de administración, el 10 por ciento la dosis y el 5 por ciento la indicación. Solo el 44 por ciento conocía todo sobre su tratamiento.
Menos efectividad y seguridad
Este desconocimiento general sobre las características de los tratamientos no solo puede influir en la optimización de la farmacoterapia, sino que tiene también una influencia clara en la percepción que los pacientes tienen sobre la seguridad y efectividad de los medicamentos que toman. Los datos del estudio reflejan, por ejemplo, que entre los pacientes que desconocen la forma de uso y la dosis de su tratamiento, un 14 por ciento declara problemas, mientras que ese porcentaje solo es del 6 por ciento entre quienes sí tienen información.
Por lo que respecta a la efectividad, las diferencias de percepción son aún mayores. Por ejemplo, solo un 48 por ciento de los pacientes que desconocen la dosis de su tratamiento declara que su tratamiento es efectivo, mientras que ese porcentaje es del 73 por ciento cuando sí se tiene información. Cabe reseñar también que el tipo de problema más detectado por los farmacéuticos fue el de efectividad (6,5 por ciento del total).
Las intervenciones de los farmacéuticos participantes en el estudio se centraron fundamentalmente en ofrecer información (71 por ciento de los casos) y educación sanitaria (60 por ciento), aunque también se derivó un 5 por ciento de casos a los médicos (bien comunicando problemas relacionados con la medicación bien proponiendo cambios en el tratamiento u otras modificaciones) y en un 6 por ciento se inició un seguimiento farmacoterapéutico.
A tenor de estos resultados, resulta evidente que un buen servicio de dispensación en las farmacias comunitarias puede contribuir a resolver problemas relacionados con la efectividad y seguridad de los tratamientos. El paciente informado tiene, en definitiva, menos problemas con sus medicamentos.