jueves. 19.12.2024

En la actualidad, las opciones terapéuticas son ilimitadas y junto a los métodos convencionales con fisioterapia, medicamentos orales o cirugía, existe un amplio abanico de dispositivos de alta tecnología orientados al tratamiento del dolor en sus múltiples facetas y complejidad. Así lo han puesto de manifiesto los expertos reunidos en el Foro de Transferencia de Terapias para el Dolor, organizado por el Instituto de Salud Carlos III, la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin) y la Fundación Tecnología y Salud, en colaboración con la Plataforma Española de Innovación en Tecnología Sanitaria, la Red de Innovación en Tecnologías Médicas y Sanitaria, la  Red de entidades gestoras de investigación clínica hospitalaria y biosanitaria (Regic) y con el aval de la Sociedad Española del Dolor (SED).

El dolor es un problema de salud muy frecuente y uno de los síntomas que más preocupa al paciente y su familia. En España, la SED calcula que el 18% de los españoles, es decir, más de 8 millones de personas, sufren de dolor crónico. Los expertos ya hablan de una prioridad sanitaria, no sólo por su alta prevalencia, sino también por el impacto que tiene en la calidad de vida y en el estado anímico del afectado, sin contar los problemas derivados del infratratamiento, que se estima en un 60% de los casos. A todo ello hay que añadir los costes sanitarios en forma de jubilaciones, pensiones anticipadas, invalideces o bajas laborales. De hecho, el dolor es la afección que más recursos sanitarios consume y eleva la carga asistencial en todos los niveles, por delante de las enfermedades cardiovasculares o el propio cáncer, con un gasto superior a 34.000 millones de euros anuales en toda Europa.

El acceso al tratamiento del dolor está reconocido como un derecho humano básico. Pese a ello, su manejo es difícil debido a que los síntomas y la escala de dolor varían mucho de una persona a otra. Por esta razón, se tiende hacia un abordaje multidisciplinar del dolor, como ya ocurre con los pacientes oncológicos, y la combinación de diferentes técnicas.

El recorrido científico y tecnológico en los últimos cincuenta años en el tratamiento del dolor ha sido espectacular y sobre la marcha han ido surgiendo técnicas innovadoras de gran valor a la hora de prevenir, tratar e incluso llegar a eliminar sus síntomas. Los neuromoduladores implantables, los infusores, las intervenciones intradiscales o las tecnologías relacionadas con la radiofrecuencia, entre otras técnicas, han contribuido a un mejor entendimiento del fenómeno del dolor y de cómo puede ser más efectivamente prevenido, tratado o eliminado.

Tal y como ha señalado el presidente de la Fundación Tecnología y Salud, Javier Colás, "el dolor está presente en nuestro día a día mucho más de lo que nos puede parecer y su padecimiento produce pérdida de calidad de vida y como tal debe ser entendida y atendida tanto por parte de los profesionales de la salud como por las instituciones sanitarias". Asimismo destacó que "los tratamientos actuales no sólo permiten controlar el dolor, sino que al ser menos invasivos resultan menos dolorosos, reducen el riesgo de inflamación y los días de hospitalización".

Dolor en el anciano

Precisamente el dolor en la población anciana está especialmente infravalorado e infratratado, y si se tiene en cuenta que en los próximos años la tasa del envejecimiento aumentará, ahora, más que nunca, la alta tecnología contra el dolor aporta soluciones innovadoras y rentables para hacer frente a esta realidad, que amenaza con el bienestar de la población y la sostenibilidad del sistema sanitario.

En los mayores, el dolor tanto agudo como crónico son un problema frecuente, y su presencia se incrementa con la edad. De hecho, las consecuencias que tiene en los ancianos son mucho mayores; es frecuente encontrar asociado al dolor, depresión, disminución importante de la socialización, disturbios del sueño, dificultades para desplazarse, pérdida de autonomía y aumento de la necesidad de cuidado.