sábado. 21.09.2024

El dolor crónico cambia la vida de las personas que lo sufren y, a diferencia de otras patologías, sigue siendo un problema de salud sin resolver. Así se desprende del Estudio Internacional PainSTORY, promovido, entre otras entidades, por el World Institute of Pain, la Federación Europea IASP (International Association for the Study of Pain) y Mundipharma, siendo la primera iniciativa en el ámbito europeo que ha seguido la vida diaria de pacientes con dolor crónico durante más de un año.

Esta investigación ha mostrado hasta qué punto el dolor crónico empeora la calidad de vida de las personas. Así, seis de cada 10 declaran que el dolor controla su vida. De hecho, muchos de ellos manifiestan dificultad para caminar, levantarse, vestirse o dormir. El 73% confirma que tiene problemas para realizar actividades domésticas, familiares y de ocio e incluso dormir (casi el 58% de los encuestados). Además del impacto físico, el dolor causa depresión y ansiedad en dos tercios de los pacientes y el 50% afirma que, en ocasiones, su dolor es tan horrible que desearía morirse.

Todo ello también tiene su reflejo en la esfera laboral. De acuerdo con este estudio, el 65% de los afectados tiene miedo de perder su trabajo por el dolor, una tercera parte se ha visto obligado a modificar el modo en que trabaja y una cifra similar ha tenido que reducir sus horas de trabajo.

En gran medida, esta situación es el resultado de la falta de control del dolor. "Así, el 95% de los enfermos con dolor, declara sufrir dolor moderado a intenso a pesar del tratamiento", explica el doctor José Ramón González Escalada, secretario de la Sociedad Española del Dolor (SED). "En concreto, lo valoran con una puntuación de más de 4 en una escala donde 0 es ausencia de dolor y 10 el mayor dolor inimaginable. Asimismo,  el 46% reporta un dolor que sitúan entre un nivel 8-10, es decir, un dolor intenso, y el 19%  asegura sentir que está empeorando".

Una llamada de atención

En España, se estima que hay más de 4 millones de personas con dolor crónico y "este padecimiento tiene un elevado impacto en su vida, en sus familias y en la sociedad, pero más allá y como ha puesto al descubierto este estudio, nos preocupa que todavía se siga aceptando el dolor como algo inevitable e intratable, del que no se puede salir", afirma el doctor Alberto Camba, presidente de la SED. "Una parte importante del dolor se puede controlar", asegura. Con este mensaje nace la Campaña PainSTORY que han puesto en marcha la Sociedad Española del Dolor y Mundipharma, apoyadas en los datos del estudio.

"Los afectados tienen que saber que se puede romper con la cadena del dolor y que no debemos asumir el dolor como algo normal", puntualiza Dositeo Méndez, presidente de la Asociación del Dolor Neuropático (ADONE). Dositeo es un ejemplo de cómo el dolor crónico le ha cambiado su vida: "Muchos de nosotros llevamos más de 30 años padeciendo dolor, sintiéndonos sin salida cuando siempre hay una solución". En la Campaña PainSTORY son los propios afectados los que ponen voz, imagen y papel a su dolor. Muestran sus sentimientos personales, sus inquietudes y sus decepciones.

"La campaña es una llamada de atención sobre la carga que el dolor representa en los millones de pacientes que lo padecen, y lo que hemos pretendido es abrir una ventana para que se pueda escuchar a los pacientes", destaca José Ramón Cisneros, Corporate Communications Manager de Mundipharma. "En la web www.painstory.org/es, los afectados pueden acceder a información general sobre el dolor, los test y las pruebas que se realizan para detectarlo o incluso a un cuestionario que pueden utilizar en la consulta con el médico. Lo que todos pretendemos con esta iniciativa es rebelarnos contra el dolor".

Déficit en la atención sanitaria

El Estudio PainSTORY ha analizado también el uso de los recursos sanitarios que realizan los pacientes. Un 83% acudió al médico a principios del año, cifra que se redujo hasta llegar al 70% al finalizar la investigación. Al 68% de los pacientes los recibió el mismo médico que les atendió inicialmente y sólo el 2% acudió a un especialista del dolor durante el año de seguimiento.

En el capítulo del tratamiento, la doctora Mª  Dolores Rodrigo, coordinadora del Grupo de Opioides de la SED, destaca las diferencias en los tratamientos analgésicos en España con respecto al resto de países europeos. En Europa, un 43% de los pacientes se tratan con antiinflamatorios no esteroideos (AINE) mientras que en España este porcentaje sube hasta el 64%. Por el contrario, el 12% de los pacientes europeos usan opioides mayores, por sólo un 5% de los pacientes españoles. "Estas diferencias pueden venir por la percepción de que los AINE son fármacos seguros que tienen poco riesgo, al contrario de lo que se piensa de los opioides. Sin embargo, nuestra experiencia nos dice que los opioides son fármacos eficaces y seguros, siendo la piedra angular en el tratamiento del dolor crónico intenso".

Como apunta el presidente de la SED, "esta epidemia silenciosa no ha recibido en toda Europa la atención que debería, ni por parte de los propios profesionales ni de las autoridades responsables, de forma que es urgente responder de forma coordinada a las necesidades y demandas de este colectivo". Entre las principales medidas, el doctor Camba destaca "la mayor formación e información de los profesionales sanitarios en el reconocimiento, valoración y tratamiento del dolor y en favorecer el acceso de los posibles afectados a los tratamientos en las Unidades del Dolor".