jueves. 19.12.2024

El nivel de estudios, el de ingresos y el estado de salud autopercibido son los indicadores más significativos y en los que se establecen mayores diferencias respecto al estado de la cuestión de las competencias y habilidades de la población española en la gestión de su salud. Ésta es una de las principales conclusiones del Estudio de Alfabetización Sanitaria en España que se ha presentado en el Seminario Internacional celebrado en Toledo, organizado por la Fundación Josep Laporte, de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), en colaboración con MSD España.


La encuesta se ha realizado a una muestra de 3.000 personas estratificada por comunidades autonónomas. Todas ellas respondieron a preguntas relacionadas con su percepción sobre el autocuidado o cuáles son las fuentes más fiables a la hora de buscar información sanitaria, entre otros indicadores indirectos de medida de las competencias sanitarias, conocida por el término anglosajón de health literacy.


Los datos obtenidos del trabajo reflejan que seis de cada diez personas reconoce no disponer del conocimiento necesario cuando sufre una enfermedad, además, la mitad de la población española se automedica antes de acudir al médico, mientras que el 45 por ciento prefiere cuidarse uno mismo en lugar de acudir a la consultas.


En el seminario internacional se han dado cita ponentes nacionales e internacionales para reflexionar sobre la urgente necesidad de que los ciudadanos adquieran competencias y habilidades en salud, así como en su autocuidado de cara a obtener resultados en salud y el bienestar. "Cuando el nivel de competencias del paciente es más alto, se liberan las visitas en Atención Primaria y el enfermo crónico toma el control de su enfermedad", asegura el doctor Albert Jovell, codirector del estudio. Y es que en momentos de crisis económica, recalca el especialista, como la que padece España, la educación en competencias de salud facilitaría la sostenibilidad de los servicios sanitarios al promover la corresponsabilización de los pacientes.

La mejor fuente: la del médico
Los profesores Laura Fernández y Sergi Blancafort, de la Universidad de Pacientes Fundació Josep Laporte, fueron desgranando la batería de datos obtenidos de las tres mil personas encuestadas. "La fuente de información sobre salud mejor valorada por su calidad es el profesional sanitario. Ocho de cada diez personas la considera muy buena. El resto de fuentes son valoradas en menor medida. Las asociaciones de pacientes se desconocen mayoritariamente como lugar para obtener información", explicaron.


Por grupos de edad, los mayores de 35 años muestran más interés en buscar información sobre una enfermedad concreta. Los cuestionados entre 25 y 34 años (35 por ciento) suelen buscar información para resolver dudas sobre síntomas, tratamientos o pruebas diagnósticas. Por estado de salud percibido los datos muestran que los encuestados con muy mala percepción del estado de salud mayoritariamente, un 51 por ciento buscan información para resolver dudas sobre síntomas, tratamientos o pruebas diagnósticas. También un 40 por ciento de los que tiene una mala percepción de su salud buscan por este motivo información.


Del estudio se desprende que el 50 por ciento de los encuestados muestra seguridad en ciertas habilidades o actitudes para la gestión de la salud o la de un familiar. A mayor nivel de estudios o menor edad, mayor será la seguridad. Sin embargo, de manera mayoritaria, no suelen escribir las preguntas que quieran realizar a su médico, tal y como recomiendan desde las Asociaciones del paciente. "Lo que se refleja es que en estos momentos quienes tienen mayores habilidades son las personas que menos lo necesitan; hay que estratificar los pacientes para atender mejor a los más vulnerables", aclara Jovell.

Alfabetización cívica
El estado de salud percibido, tal y como explicó el profesor Sergi Blancanfort, influye de forma relevante en el nivel de alfabetización cívica de la población española. "Las personas que perciben su estado de salud como  malo o muy malo participan menos en organizaciones de voluntariado, otorgan menor importancia a los valores cívicos, muestran un menor interés en participación cívica y muestran una baja percepción sobre la utilización inadecuada de los servicios de urgencia".


Una gran proporción de los pacientes (el 72 por ciento) desconoce qué es un documento  de voluntades anticipadas. Sin embargo conocen los riesgos de una prueba diagnóstica como la radiografía, o para qué sirve un consentimiento informado para una intervención quirúrgica o una prueba diagnóstica.