jueves. 19.12.2024

Aproximadamente un tercio de la población ha tenido o tiene problemas de halitosis, un problema que va mucho más allá de las implicaciones cosméticas conocidas, que puede avisar sobre la presencia de otros trastornos de la salud y sobre el que aún subsisten muchos mitos y errores. Y es que, a diferencia de lo que se admite popularmente, la gran mayoría de las causas que están detrás del mal aliento no hay que buscarlas en el estómago, sino en la boca: en un 90 por ciento de los casos de halitosis el origen está en la cavidad bucal y más de la mitad de ellos están estrechamente vinculados con enfermedades de las encías.

Para concienciar e informar sobre este problema, la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA) ha realizado un informe de carácter divulgativo, que coincide con la celebración en Madrid, del I Simposio Europeo SEPA de Halitosis, que cuenta con la colaboración de Halita® y donde se contará con las aportaciones de los mayores expertos europeos en este tema.

Un problema "desconocido"

La halitosis, también llamado mal aliento, es el conjunto de olores desagradables u ofensivos que emanan de la cavidad bucal independientemente de cuál sea su origen. Actualmente se distinguen tres tipos principales de halitosis: halitosis genuina o verdadera (el mal olor está verdaderamente presente y se puede medir y objetivar), pseudohalitosis y halitofobia. "Si no existe mal olor bucal, pero el paciente cree que tiene halitosis, estaremos hablando de pseudohalitosis. Si después del tratamiento de la halitosis verdadera o de la pseudohalitosis, el paciente todavía cree de manera persistente que tiene halitosis, estaremos diagnosticando una halitofobia, y la responsabilidad de su tratamiento recaerá en un profesional de la Psicología y/o la Psiquiatría", destaca el doctor David Herrera, vicepresidente de SEPA y coautor del informe.

Aproximadamente en el 90 por ciento de los casos de halitosis genuina, el origen del mal olor está en la boca y, de éstos, hasta un 60 por ciento se asocian con algún tipo de patología periodontal (gingivitis en un 30 por ciento y periodontitis en otro 30 por ciento); en este sentido, resalta el doctor Herrera, "el papel de los profesionales del área odontológica es clave en el control y tratamiento de estos pacientes".

Aunque no existen datos epidemiológicos específicos de nuestro país, se estima (en base a estudios llevados a cabo en otros países de nuestro entorno) que la prevalencia de la halitosis varía entre un 6-30 por ciento. En general, indica la doctora Silvia Roldán, coautora del informe y componente del Grupo de Investigación ETEP (Etiología y Terapéutica de las Enfermedades Periodontales) de la Universidad Complutense de Madrid, "se calcula que hasta un tercio de la población adulta ha tenido o tiene algún trastorno de halitosis".

La halitosis es todavía considerado un tema tabú en nuestro medio. Además, existen condicionantes que impiden una autoevaluación objetiva del problema; y es que, como explica, la doctora Roldán "uno mismo siempre es el peor evaluador de su propio aliento: hay personas que piensan que padecen halitosis, porque asocian de manera totalmente errónea síntomas que perciben en sus propias bocas con un problema de halitosis que en realidad no existe, como podrían ser sensación de boca seca o mal sabor de boca; por otra parte, cuando se implican en el problema una serie de condicionantes psicológicos (como baja autoestima, depresión,...) se pueden llegar a malinterpretar los comportamientos de otras personas de su ámbito y acharcalos a una posible presencia de halitosis".

Por eso, se da una situación paradójica en la halitosis, y es que hay muchas personas que tienen mal aliento que no son conscientes de su problema y hay otras personas que viven obsesionados con una halitosis "imaginaria" que no puede ser objetivada. Por todo esto, "es altamente probable que los casos de halitosis verdadera estén realmente infradiagnosticados e infratratados", asegura Roldán.

Mucho más que un problema cosmético

Aunque muchos pacientes perciben la halitosis como un problema principalmente cosmético, existe evidencia científica que demuestra que concentraciones muy pequeñas de los compuestos sulfurados volátiles (CSV), que son responsables de la halitosis, son altamente tóxicas para los tejidos periodontales. Se considera, según explica el doctor David Herrera, que "los CSV podrían jugar un papel en la patogénesis de las enfermedades inflamatorias que afectan al periodonto, como sería el caso de  la periodontitis". Incluso, se ha postulado la existencia de una posible relación entre moléculas que hay en el aliento y los procesos de cirrosis hepática.

La aparición de halitosis se debe principalmente a la presencia de compuestos sulfurados volátiles en el aire expelido por la cavidad bucal. El mecanismo de producción de los CSV está directamente asociado con el metabolismo proteico de bacterias anaerobias gram-negativas presentes sobre todo en el biofilm de la superficie de la lengua, pero también, en el surco gingival, bolsas periodontales, la saliva y otras áreas. Existen, además, una serie de factores modificadores de la producción de estos compuestos malolientes que van a modular tanto su calidad como su cantidad: composición de la población bacteriana, condiciones físico-químicas presentes en la cavidad oral, sustratos proteicos y aminoácidos. Igualmente, la saliva es un importante factor modificador, puesto que contiene componentes que interfieren en el metabolismo bacteriano, la adherencia bacteriana y la división bacteriana, pudiendo modular en parte la composición de los biofilms; además, en el caso de una disminución del flujo salivar normal, los compuestos sulfurados malolientes se volatilizan con mayor facilidad y, por lo tanto, son más fácilmente perceptibles

Igualmente, se ha observado que ciertas fases del ciclo menstrual y el embarazo puede producir un aumento en la concentración de CSV, demostrándose que en el embarazo y en fases de ovulación y pre-menstruales, las concentraciones de CSV basales matutinos pueden encontrarse aumentadas de dos a cuatro veces.

Prevención y tratamiento

Dado que hay muchos pacientes que no son conscientes de que tienen este problema, y otros que creen de manera errónea que sufren este problema, el papel de los odontólogos, periodoncistas e higienistas es fundamental a la hora de informar a estos pacientes. "Los odontólogos –indica la doctora Roldán- contamos con suficientes recursos para conseguir que los pacientes puedan hablar sin reservas sobre sus dudas e inquietudes, como por ejemplo los cuestionarios de salud que rellenan cuando vienen por primera vez a nuestras consultas".

En cuanto a recursos preventivos, en el caso de la halitosis oral, es fundamental que los pacientes mantengan la cavidad bucal en un buen estado de salud y, en especial, que sus encías se encuentren sanas. Para ello, es necesario que realicen diariamente unas medidas de higiene oral adecuadas que incluyan no sólo el cepillado dental, sino también limpieza interdental mediante seda dental o cepillos interdentales y, muy importante, que incluyan medidas de higiene lingual con limpiadores linguales o, específicamente, con raspadores linguales especialmente diseñados para tal fin. En este caso, el papel de los profesionales debe dirigirse a instruir e incentivar la instauración de estas medidas en sus pacientes.

Una vez que el problema de la halitosis es detectado, hay recursos terapéuticos suficientes para mantener controlada esta condición. Primero, hay que llegar a un diagnóstico preciso para saber a qué tipo de halitosis nos enfrentamos: "el tratamiento de la halitosis fisiológica, el de la halitosis patológica oral y el de la pseudo-halitosis será responsabilidad del odontólogo; por su parte, el tratamiento de la halitosis patológica extraoral será responsabilidad de un médico general o un especialista; finalmente, el tratamiento de la halitofobia será responsabilidad de un médico, psiquiatra o psicólogo", indica David Herrera.

El tratamiento de la halitosis oral tiene como objetivos disminuir el número de bacterias productoras de mal olor presentes principalmente en el dorso posterior de la lengua y en los surcos o bolsas periodontales, reducir los sustratos proteicos disponibles que intervienen en el proceso metabólico de estas bacterias y, por último, neutralizar la volatilización de estos productos malolientes para que dejen de ser perceptibles.

En el caso de la halitosis genuina fisiológica, la consecución de estos objetivos terapéuticos se logra fundamentalmente realizando una limpieza y pulido dental profesional, explicando y reforzando las instrucciones de higiene oral, incluyendo instrucciones de cepillado, limpieza interdental con seda dental y/o cepillos interproximales según las necesidades individuales, y medidas de limpieza lingual con un raspador lingual, alcanzando la zona posterior de la lengua; y, por último, mediante el uso de un colutorio específico, en forma de gargarismos (para alcanzar la parte posterior del dorso lingual), que ayude a disminuir el número de bacterias productoras de mal olor y a precipitar los CSV para que dejen de ser volátiles y por tanto detectables.

En el caso de la halitosis genuina patológica oral, además de seguir todo el protocolo anterior, se debe tratar la patología periodontal presente, mediante la terapéutica requerida en cada caso individual. También se deben tratar  todas las patologías orales presentes incluyendo: caries abiertas, prótesis fijas y obturaciones sobrecontorneadas etc...En estos casos en los que la aparición de halitosis se asocia con una condición patológica en el periodonto, como llama la atención el doctor David Herrera, "si no tratáramos la enfermedad periodontal subyacente, empeorarían ambas condiciones, tanto por la evolución lógica del proceso patológico como por el efecto nocivo que los CSV pueden ejercer de manera directa e indirecta sobre el periodonto".