Los colegios oficiales de farmacéuticos de Madrid y Barcelona consideran que es el momento de reforzar el papel asistencial del farmacéutico y desarrollar una cartera de servicios que incluya nuevos servicios de atención al paciente.
El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM) acaba de presentar un catálogo de servicios privados remunerados a la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid dentro del actual concierto de prestaciones que está pendiente de valoración, según explicó ayer su presidente. Alberto García Romero señaló durante su intervención en la mesa redonda "Cartera de servicios públicos y catálogo de servicios privados" que la ampliación de servicios farmacéuticos "es una alternativa para garantizar una viabilidad económica de las farmacia que está hoy más cuestionada que nunca por su fuerte dependencia de los márgenes intervenidos por el sector público".
El nuevo catálogo de servicios privados incluye 15 áreas terapéuticas que engloban 51 servicios en áreas como la dermofarmacia, salud mental y demencias, corazón y metabolismo, dolor, adicciones, movilidad, alergias, primeros auxilios o salud de la mujer, entre otras.
Para García Romero se trata de "definir un nuevo modelo de trabajo y también de ingresos para las farmacias". El catálogo lanzado por el COFM será accesible a todas las oficinas de farmacia que lo deseen, contará con el respaldo de estudios científicos, los procedimientos serán además estandarizados y validados, permitirá la especialización de las farmacias, lo que exigirá una formación obligatoria y posibilitará el registro de información y la mejora continua de los profesionales a través de encuestas de salud.
Entre las ventajas del futuro catálogo de servicios, García Romero destacó que mejorará la salud de los ciudadanos y hará los cuidados más accesibles a "precios asequibles". Además, el sistema público de salud también se beneficiará de una disminución de la presión asistencial y una mayor implicación de las farmacias en las estrategias públicas de salud, mientras que para las farmacias será una fuente de ingresos adicional sin repercusión en el gasto público, apuntó.
Por su parte, el presidente en funciones del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona (COFB), Francesc Pla Santamans, subrayó también la necesidad de mejorar la rentabilidad de la farmacia y de impulsar el papel del farmacéutico como agente de salud a través de una nueva cartera de servicios y advirtió que los farmacéuticos "no podemos limitarnos a reflexionar, sino debemos involucrarnos en su planificación para hacerlo posibles". En su opinión, los nuevos servicios "deben aumentar la efectividad de las intervenciones sanitarias y mejorar la salud de la población".
Pla Santamans precisó además que dichos servicios deben respetar el ámbito del médico, de diagnóstico y prescripción, y concentrarse en tres áreas: información sobre la salud, detección y cribados y manejo de patologías menores. La estrategia, en opinión del responsable del COFB, es "demostrar la efectividad y eficiencia para optimizar costes", sin olvidar que se trata de un proceso que "debe coordinarse entre todos los agentes sanitarios".
El presidente en funciones del COFB indicó también que "los nuevos servicios deben estar adecuadamente remunerados, vinculando el pago a objetivos de salud", ya que "tampoco se pueden prestar desde la voluntariedad", aseguró. La gestión del cambio "no será un proceso de todo para todos y al mismo tiempo", señaló Pla Santamans. En su opinión, la acreditación de servicios será una garantía y el establecimiento de una cartera de servicios evaluada "un requisito indispensable". Por último, recordó que "es necesario que las administraciones den el paso reconociendo los servicios y dando un apoyo normativo a su implantación".
La mesa redonda también contó con la experiencia de Sue Sharpe, responsable del Comité Negociador de Servicios Farmacéuticos dentro del Servicio Nacional de Salud inglés. Sharpe explicó los pasos que las farmacias inglesas han dado hasta alcanzar en 2005 un nuevo contrato nacional que incluyó en principio la prestación de seis servicios específicos de salud para el ciudadano remunerados dentro del presupuesto de la farmacia. Los farmacéuticos ingleses consiguieron ese mismo año poner en marcha servicios avanzados acreditados, como las revisiones del uso de los medicamentos (MURs, en sus siglas inglesas) para potenciar el seguimiento y revisión de la medicación de la población. El Gobierno inglés avanzó más en este terreno, en octubre de 2011, al lanzar un nuevo servicio de medicamentos, para apoyar la adherencia de los pacientes a los tratamientos, uno de los grandes retos sanitarios, según indicó Sharpe, ya que "entre el 33 y el 50 por ciento de los medicamentos indicados para enfermedades crónicas no se utilizan como se recomiendan".
Sue Sharpe abogó por "cambiar las expectativas de los pacientes" sobre lo que la farmacia puede ofrecer y animó a los farmacéuticos a "construir un sistema sostenible de servicios de la farmacia" que tengan el compromiso del paciente y la intervención y seguimiento de los profesionales.