jueves. 19.12.2024

El Colegio de Farmacéuticos de Almería informa sobre cómo se deben tomar los medicamentos en caso de ola de calor, especialmente aquellos grupos de población más vulnerables, como las personas mayores, los lactantes, los niños o los enfermos con una afección crónica que requieran medicamentos y los dependientes. El objetivo es evitar dos complicaciones graves: el síndrome de agotamiento-deshidratación, que se produce por la alteración del metabolismo hidro-sódico y provoca la pérdida de sudor, y el golpe de calor, que aparece como consecuencia de un fallo agudo en la termorregulación y cuya rápida aparición puede tener un trágico desenlace si no se trata con rapidez.

En este sentido, la presidenta del Colegio de Farmacéuticos de Almería, Pepita Ortega, explica que los medicamentos no son el desencadenante del golpe de calor, aunque sí están entre los elementos presentes en muchas personas afectadas. “No se ha establecido una relación causal entre el consumo de medicamentos y la aparición de golpes de calor, si bien, algunos medicamentos interaccionan con los mecanismos adaptativos del organismo en caso de temperatura exterior elevada, y pueden contribuir al empeoramiento de estados patológicos graves”.

Los medicamentos susceptibles de agravar el síndrome de agotamiento-deshidratación y el golpe de calor son aquellos que provocan alteraciones de la hidratación, como los diuréticos, los susceptibles de alterar la función renal, los que pueden impedir la pérdida calórica, aquellos que pueden inducir a una hipertermia, los que bajan la presión arterial, los que alteran el estado de vigilia y aquellos cuyo nivel cinético pueden ser alterado por la deshidratación, como son las sales de litio, los antiarrítmicos o antiepilépticos, entre otros.

En todo caso, desde el Colegio de Farmacéuticos recomiendan que en caso de ola de calor, como medida preventiva, se vigile el estado general de los pacientes teniendo en cuenta los factores riesgos y se controle el conjunto de medidas higiénico-dietéticas, como el ambiente fresco, la aireación e hidratación. No obstante, en ningún caso está justificado disminuir o suspender sistemáticamente el uso de los medicamentos. “Es necesario evaluar clínicamente el estado de hidratación de las personas con riesgo antes de tomar cada decisión terapéutica”, señala Ortega.

Con respecto a la conservación de los medicamentos, aquellos que se deben guardar en temperaturas entre los 2ºC y 8ºC, durante la canícula deberán de sacarse del frigorífico justo antes de su utilización. En cuanto a los medicamentos que se conservan a una temperatura inferior a 25ºC ó 30ºC, algunos días de exposición de un medicamento a temperaturas superiores a 30ºC no tendrán efecto sobre la calidad del mismo.