El Colegio de Farmacéuticos de Barcelona es pionero y va a la cabeza en cuanto a servicios farmacéuticos y programas asistenciales se refiere. Su responsable de Atención Farmacéutica, Guillermo Bagaría, define qué se entiende por SFP y desgrana qué necesita la oficina de farmacia para implantarlos. Las claves: convencimiento personal, un equipo bien formado y demanda social.
¿Qué se entiende por Atención Farmacéutica?
La Atención Farmacéutica (AF) en farmacia comunitaria es toda aquella actividad que realizamos en el mostrador para garantizar que se va a hacer un uso racional del medicamento, es decir, que va a ser seguro y eficaz y con la indicación que le corresponde. Esta es la función a la que nos debemos todos los farmacéuticos, por Deontología y profesión. En un término más amplio, también se refiere, tal y como establece la ley, a la adquisición, custodia, conservación y dispensación de los medicamentos y productos sanitarios, así como a la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud, y aquí entran otro tipo de acciones como las pruebas de cribado.
¿Cualquier actividad de salud que desarrolla una farmacia dirigida al público es un servicio profesional?
El Consenso del Foro de Atención Farmacéutica del año 2015 define Servicio Profesional Farmacéutico (SPF) como aquella actividad sanitaria prestada desde la farmacia comunitaria por un farmacéutico que emplea sus competencias profesionales para la prevención de la enfermedad y la mejora de la salud de la población y la de los destinatarios de los medicamentos y productos sanitarios, desempeñando un papel activo en la optimización del proceso de uso y de los resultados de los tratamientos. Dichas actividades, alineadas con los objetivos generales del sistema sanitario, tienen entidad propia, con definición, fines, procedimientos y sistemas de documentación que permiten su evaluación y retribución, garantizando su universalidad, continuidad y sostenibilidad. Por tanto, para saber si lo que hago es un SPF hay fijados unos criterios.
Así, ¿puede decirse que el seguimiento de la tensión arterial es un servicio profesional?
Sí, pero no un SPF en base a la definición del Foro. Para saber si lo es debe hacerse el test de diez preguntas, seis de las cuales deben responderse afirmativamente y de las cuatro restantes al menos una debe ser afirmativa. Entre las primeras, incluye si se presta desde la oficina de farmacia, si es competencia del farmacéutico comunitario, si tiene un sistema de documentación que permite su evaluación y retribución o si cumple con las características de universalidad y sostenibilidad. Además debe servir para prevenir la enfermedad o mejorar la salud de la población, o bien desempeñar un papel activo en la optimización del uso o resultado de los medicamentos. Si no cumple estos criterios no se trata de un SPF, sin ánimo de denostar cualquier iniciativa que surja de una farmacia para acompañar y aportar más valor y conocimiento y mejor indicación.
Entonces, ¿el servicio por ejemplo de análisis dermatológico y asesoramiento dermocosmético, sería un servicio, pero no un SPF?
Efectivamente, porque, entre otras cosas, no está directamente relacionado con la mejora de la salud. Además, es fundamental que cualquier farmacia pueda prestar el servicio, de modo que sea común a todas. Otro ejemplo es la medida de la tensión arterial. Todas las farmacias registran el indicador de un modo otro, y es válido para hacer el seguimiento, pero actualmente no es un SPF porque no tiene un protocolo común consensuado y compartido por todas las farmacias
¿Quién debe ser el responsable del desarrollo de estos servicios?
Cualquier entidad con la capacidad de concertación, consenso y representación del colectivo, como el Consejo General de Colegios de Farmacéuticos, colegios profesionales o sociedades científicas. Esto es necesario, entre otros motivos, porque se busca la universalidad del servicio, es decir, que no sea desarrollado por una única farmacia o un grupo de ellas, sino que se pueda prestar a toda la sociedad.
¿Hay un mapa que recoja los servicios concertados implantados en las farmacias de las diferentes comunidades autónomas?
Lógicamente, los colegios de farmacéuticos tenemos puntos de encuentro y foros, también mediante el Consejo General, para compartir las actividades que realizamos. Pero es cierto que no existe una memoria o listado que recoja todos los servicios que se desarrollan en las comunidades autónomas, cuando sería muy útil compartir información sobre lo implantado en otros lugares para poder replicarlo y que el colectivo avance de forma más homogénea. Disponemos de 17 modelos, con diferentes inquietudes, y sería muy interesante que el Consejo General facilite este flujo de información, no solo de lo realizado en el entorno, para saber el mapa de servicios que se prestan en las comunidades autónomas.
¿Qué haya 17 modelos dificulta que los servicios se puedan replicar?
No se trata de limitarse a copiar lo que se hace en un sitio, hay que hacer las propuestas con fundamento, con indicadores que permitan justificar ante la Administración el beneficio de la intervención. Es decir, demostrar con resultados lo que somos capaces de hacer.
¿Qué servicios farmacéuticos concertados hay en Cataluña?
En Cataluña tenemos servicios concertados con la Administración, que están retribuidos, como el programa de detección de cáncer de colon y recto, el test rápido del VIH y el de mantenimiento con metadona.
¿Y el Sistema Personalizado de Dosificación?
Se trata de un servicio de interés sanitario que prestan las farmacias de forma protocolizada, en base a una guía propuesta por el Consejo de Colegios de Farmacéuticos de Cataluña, pero no está concertado ni retribuido. Para que una farmacia esté acreditada para ofrecer este servicio hay requisitos como la formación, la superación de una evaluación y la firma de un compromiso de adhesión a este protocolo de actuación. Además, hay un cuerpo de inspectores sanitarios del COFB que, de manera bianual, visita las farmacias para valorar que el servicio se presta según lo establecido.
¿El SPD tiene asignado algún precio al que cobrarlo al paciente?
Desde el Colegio no podemos establecer un criterio económico a la hora de ofrecer los servicios porque la ley nos lo impide, pero sí hacemos una valoración de costes, con estudios que están publicados y accesibles por parte de cualquier colegiado. La valoración de los costes del SPD, que incluye el tiempo de elaboración, el material fungible utilizado o las entrevistas con el paciente, nos indica que la prestación de este servicio tiene un coste de unos 20 euros al mes. La propia definición del SPF se refiere a que debe ser sostenible, y solo puede serlo si se cubren los costes. Por tanto, abogamos por que los servicios sean retribuidos, como mínimo, en la medida del coste que suponen.
¿Qué opinión le merece que, a pesar de los beneficios de los servicios y su protocolización, la ley ponga límites a la hora de publicitarlos?
Esto varía en función de la comunidad autónoma. En Cataluña los podemos promover, también en redes sociales, en medios de comunicación, o bien exponiendo un cartel en la farmacia o mediante folletos. En cambio, otras legislaciones autonómicas son más restrictivas, lo que nos genera incredulidad, porque no entendemos cómo es posible que algo que es positivo, con un impacto favorable sobre la población y que tiene como objeto mejorar la calidad de vida y la seguridad de los medicamentos, no pueda ser promocionado.
¿Habría que flexibilizar la legislación para eliminar trabas al desarrollo de servicios?
Hay que tener en cuenta que somos un establecimiento sanitario de interés público y una profesión regulada. Si bien es cierto que una flexibilización de la legislación nos permitiría hacer más cosas, el farmacéutico tiene una responsabilidad y un compromiso con la salud y, por lo tanto, los servicios deben tener un fundamento, una justificación, un objetivo y un encaje, aparte de estar sujetos a criterios científicos, profesionales y éticos. Sin embargo, esto es compatible con tener una mejor regulación y una mayor integración y colaboración de la farmacia en otros ámbitos.
¿Estáis satisfechos con la participación de las farmacias en los servicios u os gustaría que se sumaran más?
Como entidad colegial, el desarrollo de la farmacia asistencial es un objetivo estratégico. El farmacéutico tiene que aportar valor al sistema para justificar su existencia, puesto que no lo hará únicamente con la proximidad, la accesibilidad y la disponibilidad del producto. Si nos basamos únicamente en esto, ya hay otros actores dispuestos a hacerlo de manera más eficaz y económica. Si queremos preservar la profesión y el modelo tenemos que aportar un valor a la sociedad en forma de garantía, compromiso, conocimiento y acompañamiento al paciente en los problemas de salud.
¿Esto es compatible con la parte comercial?
Sí que es incompatible con el retail. En el equilibrio entre la vertiente más comercial y el valor profesional es donde el farmacéutico debe jugar su partida y definir su modelo de negocio y de farmacia. Por tanto, por supuesto que animamos a las farmacias a que se sumen a los servicios profesionales, porque de este modo dejaremos más claras las ventajas de tener un farmacéutico asistencial en el barrio.
¿Qué aspectos clave ha de tener en cuenta la farmacia a la hora de incorporar un servicio?
Debe escuchar a su entorno y ver qué necesidades hay en su Comunidad, valorar el coste, el personal y la formación necesaria. También es importante hacer un plan de desarrollo y prever un escalado del servicio.
¿Cuál es la importancia de hacer una evaluación económica?
Para la toma de cualquier decisión es fundamental una evaluación de lo que implica el desarrollo de un determinado servicio, para saber si es asumible. Hay que valorar si tiene un impacto económico importante y el usuario no lo percibe tan positivo como para que justifique los costes.
¿Hay que cobrar por tomar la tensión?
Considero que hay que fijarle un importe. Al tomar muchas tensiones a lo largo del día, los aparatos están amortizados, además, se dedican unos 5 o 10 minutos a atender al usuario, en una charla distendida que te permite establecer un vínculo humano que fideliza. El tiempo dedicado, el conocimiento y el seguimiento justifican el cobro del servicio, y ofrecerlo gratis pervierte el valor que tiene.
Uno de los servicios concertados y remunerados es el de las farmacias centinela. ¿Cuál es su función?
Participan 60 farmacias distribuidas por el territorio catalán de forma racional, que recogen información sobre el consumo de medicamentos como la píldora postcoital, realizan seguimiento farmacoterapéutico de medicamentos de triángulo invertido, estudios de farmacovigilancia o de impacto de alertas sanitarias en el colectivo, así como la identificación de problemas relacionados con medicamentos o encuestas epidemiológicas de vacunación de la gripe. La información recabada se notifica en un portal y mensualmente se realizan informes que son valorados por la Agencia de Salud Pública de Cataluña. La retribución de las farmacias centinela fue de 475 euros netos por los 6 meses de participación en 2017, y para el 2018 se prevé aumentar el importe aunque no está concretado.
¿Cómo se está desarrollando el programa de seguimiento al paciente crónico complejo (PCAF)?
Va dirigido a pacientes crónicos complejos que toman más de cinco medicamentos al día, y que son aleatorizados en 4 brazos de estudio: con y sin seguimiento farmacoterapéutico y con y sin SPD para evaluar el impacto de la intervención sobre la evolución de la enfermedad, en términos de consultas al médico fuera de programa, ingresos a urgencias, indicadores de salud, detección de PRM o adherencia a los medicamentos prescritos. Los resultados pueden hacer concluir que la intervención del farmacéutico en este perfil de pacientes tiene una ventaja en indicadores de control de salud. Este programa cuenta con la implicación de los equipos de Atención Primaria, de modo que son los médicos los que derivan los pacientes a las farmacias. De momento, ha habido dos rondas, con 277 farmacias participantes, y estamos a punto de concluir la segunda ronda, con resultados alentadores. Queremos presentárselos a la Administración para demostrarle las ventajas del servicio y que el hecho de que suponga un ahorro económico justifica que se incorpore en la cartera de servicios concertados, con una retribución.
¿Cuál es la mayor aportación del programa de cribado de cáncer de colon y recto?
Con este programa conseguimos tasas de participación de farmacias y paciente muy elevadas, con un porcentaje de resultados positivos de las pruebas destacado. Para nosotros es muy satisfactorio participar en un programa con un impacto sobre la prevención del cáncer tan importante, dirigido a personas que, de otro modo, no hubieran sabido que sufren un problema grave.
El programa de mantenimiento de metadona y el de intercambio de jeringuillas fueron los primeros en implantarse. ¿Cómo los valoras?
Estos programas son un orgullo porque permiten a través de la red de farmacias ayudar a un colectivo tan vulnerable como el usuario con una drogodependencia a normalizar su vida y tiene una repercusión social importante.
¿En qué consiste el programa de educación sanitaria a personas mayores?
Permite al farmacéutico salir del mostrador y hacerse visible en otros ámbitos, como los centros de Atención Primaria, como actor sanitario que se interesa por la salud del barrio, mediante formación a personas mayores. El Colegio de Farmacéuticos dota al farmacéutico de información y recursos audiovisuales para ofrecer las charlas sobre el correcto uso de los medicamentos. Este servicio está remunerado con 100 euros por sesión formativa.
¿En qué consiste el proyecto Radares?
También pensando en el bienestar de la comunidad, el proyecto Radares tiene por objetivo detectar a personas mayores de 75 años que viven solas en riesgo de aislamiento y exclusión y que esto puede comportarles algún problema.
De cara al futuro, ¿qué servicios concertados crees que pueden ser desarrollados?
Nos gustaría que pudiese formar parte de nuestra cartera de servicios el seguimiento farmacoterapéutico de determinados grupos de medicamentos, como los antidiabéticos orales o los anticoagulantes. Es decir, que el farmacéutico desplegase sus capacidades para detectar desajustes de los indicadores con respecto a los escenarios de control pautados por el médico. También me parece vital que desarrollemos la farmacogenética, donde el farmacéutico debe tener mucho que decir, dado que es el especialista del medicamento y su individualización. Este profesional debe estar en primera posición en la incorporación de nuevas herramientas para valorar la idoneidad de los medicamentos.
Con tantos servicios, el farmacéutico puede llegar a sentirse desbordado. ¿Cómo elegir las propuestas a desarrollar?
Debe hacerlo basándose en el convencimiento personal, capacidad de equipo y análisis de la demanda social, contando con la formación y acompañamiento de las entidades que mejor representen al colectivo.