El contagio del nuevo coronavirus se produce uno o dos días antes de que comiencen los síntomas y, según señala el Ministerio de Sanidad en un nuevo documento técnico, es probable que en verano se siga transmitiendo, aunque con menor intensidad. La posibilidad de que las personas sin síntomas puedan contagiar el Covid-19 es una de las áreas que más se están estudiando con el fin de mejorar la contención del virus.
Así, según modelos matemáticos, parece que la transmisión comienza uno o dos días antes de la sintomatología, hasta 5 o 6 días después, siendo la carga viral de los pacientes sin síntomas similar a los de aquellos que sí lo han desarrollado, efecto que ha sido también observado en modelos animales. El periodo de incubación se sitúa entre los cinco y seis días, con un amplio rango de 0 a 24 días.
De hecho, en la serie más larga publicada por Centro de Control de Enfermedades de China, en la que se describen las características de todos los casos detectados en China continental, desde el inicio del brote hasta el 11 de febrero de 2020 (72.314 casos), el 1,2 por ciento de los casos fueron asintomáticos.
Además, en el barco 'Diamond Princess', en cuarentena en Japón y en el que se realizaron pruebas diagnósticas del Covid-19 a 3.700 pasajeros, el 50 por ciento de los que tuvieron resultados positivos estaban asintomáticos y, tras 14 días de observación, la mayoría desarrollaron síntomas, situándose el porcentaje de asintomáticos en el 18 por ciento.
Otra de las principales incógnitas que rodea a la transmisión del nuevo coronavirus es si se puede contraer a través del aire. En este sentido, en el informe publicado por el departamento que dirige Salvador Illa se señala que se ha detectado el virus en algunas muestras de aire en dos hospitales de Wuhan (China), a diferentes concentraciones, si bien en la mayoría fueron negativos o el virus estaba presente en concentraciones "muy bajas".
Ahora bien, las zonas en las que más concentración del virus hay en el aire, según los estudios realizados en el país asiático, es en los baños de los pacientes y en las habitaciones donde los sanitarios se tienen que retirar los equipos de protección individual (EPI). "Tras aumentar la limpieza de los baños y reducir el número de sanitarios usando las habitaciones, se redujeron los contajes. Se desconoce el significado de estos hallazgos y si la cantidad detectada puede ser infectiva", puntualiza Sanidad.
Precisamente, en el documento se alude a la transmisión del virus en los profesionales sanitarios, un hecho que en España ha afectado a más de 5.600 personas, informando de que se ha observado que en China cuando estos trabajadores recibieron EPI adecuadas se redujo "drásticamente" la transmisión entre ellos.
Asimismo, el informe recoge otra hipótesis para la que tampoco hay evidencia sólida y que es la transmisión del coronavirus a través de las heces. En concreto, las manifestaciones clínicas gastrointestinales no son demasiado frecuentes en los casos de Covid-19, lo que indicaría que esta vía de transmisión, en caso de existir, tendría un impacto menor en la evolución de la epidemia.
En relación al patrón estacional, Sanidad comenta que se desconoce si podría tenerlo al igual que otros virus respiratorios como la gripe o los coronavirus causantes de los catarros comunes, si bien se ha observado una relación lineal inversa con la temperatura y la humedad. "Hay que tener en cuenta el resto de factores que influyen en la transmisión en el curso de esta epidemia, como la alta susceptibilidad a la infección de la población en su conjunto y la relajación de las medidas de distanciamiento social con la llegada del verano", informa.
Proceso de la enfermedad
Respecto a la duración de la enfermedad, los datos disponibles hasta la fecha indican que el tiempo medio desde el inicio de los síntomas hasta la recuperación es de unas dos semanas cuando la enfermedad ha sido leve, y de tres a seis cuando ha sido grave o crítica.
El tiempo entre el inicio de síntomas hasta la instauración de síntomas graves como la hipoxemia es de una semana, y de dos a ocho semanas hasta que se produce el fallecimiento. Los principales síntomas son fiebre, tos seca, astenia, expectoración, disnea, dolor de garganta, cefalea, mialgia o artralgia, escalofríos, náuseas o vómitos, congestión nasal, diarrea, hemoptisis y congestión conjuntival. También se han descrito otros síntomas neurológicos, cardiológicos y oftalmológicos.
Con los datos acumulados hasta el momento en la Unión Europea y Reino Unido, entre los casos confirmados el 30 por ciento de las personas con Covid-19 requirieron ingreso y el 4 por ciento se consideraban en estado crítico, definido como la necesidad de ventilación mecánica u otro criterio de ser atendidos en UCI. España, entre los primeros 18.609 casos con información completa, el 43 por ciento necesitaron ingreso hospitalario y el 3,9 por ciento en UCI.
"En estos momentos muchos países de Europa presentan un nivel de saturación muy alto de sus sistemas asistenciales y la mayoría de los casos leves se encuentran en sus domicilios sin conformación diagnóstico", apostilla Sanidad en el documento, donde se informa que la duración desde el inicio de la enfermedad hasta presentar disnea es de unos 5 días, para precisar hospitalización de unos 7 días y desde el inicio de la enfermedad hasta presentar síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) de 8 días.
Los grupos con mayor riesgo de desarrollar enfermedad grave por Covid-19 son las personas que tienen más de 60 años, enfermedades cardiovasculares e hipertensión arterial, diabetes, enfermedades pulmonares crónicas, cáncer, inmunodepresión y las embarazadas.
Sobre la tasa de mortalidad que provoca el nuevo coronavirus, en el trabajo se señala que la letalidad en España, con 18.609 casos notificados a la Red Nacional de Vigilancia es actualmente de 3,6 por ciento. Así, mediante modelización se ha estimado una letalidad entre los casos hospitalizados del 14 por ciento y, en la población general, de entre el 0,3 y el 1 por ciento.
Respuesta inmune y vacuna
En cuanto a la respuesta inmune, Sanidad asegura que juega un papel en la curación de la enfermedad y que, además, da soporte a que se pueda generar una vacuna que proteja de la enfermedad si ésta reproduce la respuesta inmune que generan las personas que se infectan y se curan. Al respecto, reconoce que una dificultad para el desarrollo de dichas vacunas frente al virus es que la experimentación en animales con vacunas frente a SARS y MERS mostró que alguna de ellas inducía una respuesta inmune que producía un daño inmunopatológico en los pulmones del animal vacunado.
"Este daño parece estar relacionado con la inducción de una respuesta inmune de tipo Th2, y parece ser similar a un fenómeno descrito desde hace tiempo para vacunas de sarampión y del virus respiratorio sincitial. El mecanismo por el cual determinadas vacunas frente al virus SARS puedan inducir este fenómeno no está claro y además no se sabe cómo trasladar la repercusión clínica de este efecto observado en animales a humanos", informa Sanidad.
Ahora bien, ya se han descrito modelos animales que reproducen la enfermedad en humanos y, a juicio de Sanidad, permitirán probar la eficacia e inmunopatología inducida por cualquier vacuna experimental antes de ensayarla en humanos.
Finalmente, en el informe se señala que muy probablemente el virus proviene de murciélagos y que de allí haya pasado al ser humano a través de mutaciones o recombinaciones sufridas en un hospedador intermediario, probablemente algún animal vivo del mercado de Wuhan.