Como muestra del compromiso de Pfizer con la seguridad de los pacientes y la rapidez del suministro, la compañía biomédica ha introducido una serie de modificaciones en el embalaje de Viagra® para facilitar la distinción entre los auténticos comprimidos y las falsificaciones. Los cambios se han realizado tanto en el embalaje exterior como en el blíster de aluminio interior.
El nuevo envase exterior incorpora los últimos avances tecnológicos para ayudar a los farmacéuticos y pacientes a distinguir los auténticos comprimidos de las falsificaciones. En este sentido, incluye un dispositivo de última generación, elaborado en consonancia con la directiva para garantizar la seguridad de los pacientes europeos, y nuevas medidas de seguridad, tanto visibles, como el uso de tinta ópticamente variable, como invisibles. Asimismo se unificará el blíster interior en todas las presentaciones, es decir, todos los comprimidos se envasarán en blísteres exactamente iguales.
Medicamentos falsificados y sus consecuencias para la salud
Un medicamento falsificado es aquel que deliberada y fraudulentamente incluye información falsa acerca de su identidad, historia o fuente y las diferencias que presenta con un medicamento auténtico radican, sobre todo, en la composición, aspecto físico y especialmente en la seguridad y eficacia.
La composición de un medicamento no sólo contiene los principios activos, también incluye otros elementos que contribuyen a estabilizarlo o preservarlo para su correcta absorción en el organismo. Sin embargo, los medicamentos falsificados contienen componentes incorrectos o dosis inadecuadas de los principios activos, tanto por exceso como por defecto.
Según la OMS, las irregularidades más frecuentes de los medicamentos falsificados son la cantidad incorrecta de principio activo, principio activo incorrecto, ausencia de principio activo, componentes tóxicos o no medicinales (pintura industrial, ceras, talco, tiza...), embalaje y/o una documentación falsa.
Los medicamentos falsificados se convierten en productos nocivos para la salud porque cumplen muy pocas, o ninguna, de las exigencias establecidas para los medicamentos por las autoridades reguladoras. Es decir, ponen en peligro la salud pública.