La prevención es la mejor estrategia terapéutica para evitar las complicaciones de las úlceras por presión, un problema de salud que afecta principalmente a los pacientes hospitalizados y/o encamados durante largos periodos de tiempo y cuya incidencia oscila entre el 20 y el 56 por ciento (el riesgo es mayor en pacientes con diabetes, colesterol elevado, obesidad, hipertensión, con problemas dermatológicos, de nutrición o incontinencia urinaria y personas mayores con escasa movilidad). Para mejorar la prevención y el abordaje terapéutico de este problema, la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC) ha editado una entrega específica de su serie Recomendaciones SEFAC a la población, reconocida de interés sanitario por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Las úlceras por presión, también llamadas escaras o llagas por presión, son lesiones de la piel originadas por permanecer en una misma posición durante demasiado tiempo. Esta presión causa una falta de riego sanguíneo en la zona implicada que provoca degeneración de la piel y puede afectar incluso al músculo y al hueso. Las úlceras constituyen un gran problema socioeconómico pues su aparición supone un importante deterioro de la calidad de vida de los pacientes (pueden derivar en infecciones graves), una sobrecarga asistencial y aumento del gasto sanitario.
Para prevenir la aparición de las úlceras es esencial la correcta movilización y el control postural de los pacientes, así como controlar las zonas de mayor riesgo que son, fundamentalmente, los tobillos, los talones y las caderas. Es decir, aquellas zonas del cuerpo donde los huesos se encuentran muy cerca de la piel.
En cuanto a las principales medidas preventivas, la ficha señala:
- Mantener la piel limpia y seca.
- Hidratar con un masaje suave las zonas de riesgo (para ello se recomienda la aplicación de productos con ácidos omega 3 y 6).
- Utilizar almohadas y productos ortopédicos que alivien la presión.
- Realizar cada cierto tiempo (entre una y tres horas) ejercicios específicos para movilizar las zonas de riesgo como, por ejemplo, elevar las piernas en la cama.
Asimismo, para evitar la aparición o complicación de las úlceras de presión es importante no usar ropa ajustada y tener en cuenta que hay medicamentos que favorecen la existencia de este problema de salud, como los fármacos con acción inmunosupresora, los sedantes, los corticoides y los citostáticos. Los pacientes que estén en tratamiento con alguno de estos medicamentos deben consultar a su médico y reforzar las medidas preventivas.
En caso de que ya se haya producido una úlcera y se hayan observado ampollas o roturas en la piel es imprescindible insistir en el lavado y el secado minucioso del centro de la úlcera hacia los bordes y aplicar un apósito transpirable que se debe mantener como máximo tres días. En caso de que aparezca mal olor, líquido sobresaliendo del apósito o fiebre se debe comunicar al médico o enfermera para que se apliquen las técnicas de cura necesarias, ya que en esa situación el riesgo de infección es extremo.
La ficha completa ha sido patrocinada por Urgo y está disponible, al igual que el resto de la serie, en www.sefac.org para su descarga en PDF, con objeto de que los medios de comunicación hagan de ella y/o su contenido la difusión que estimen conveniente en beneficio de los pacientes.