jueves. 19.12.2024

En el contexto del Día Mundial del Sueño, que se celebra el próximo viernes 15 de marzo, la Sociedad Española de Sueño (SES) en colaboración con la Sociedad Española de Neurología (SEN) y la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácida (SEPAR) presentan las principales novedades en relación con los trastornos de sueño bajo el lema "Duerme bien, envejece sano".

Este año el día mundial está dedicado a las personas mayores ya que, según datos de la WASM (World Association of Sleep Medicine), 1 de cada 2 ancianos padece problemas de sueño y, aunque muchos los aceptan como una parte inevitable del envejecimiento debemos combatir esta creencia ya que no forman parte de este proceso natural; dormir bien es posible a cualquier edad y de vital importancia para la salud en general.

Así, en el anciano sano el insomnio es más bien raro y se asocia con comorbilidades y fármacos; éste progresa positivamente si se mejoran las enfermedades asociadas, según datos de la SES. Debemos tener en cuenta que la prevalencia en pacientes sanos es muy baja: 10%.

Además, conclusiones de los últimos estudios revelan que no hay evidencia sistemática de que antihistamínicos, antidepresivos, antipsicóticos y tratamiento anticonvulsionante sean eficaces para el insomnio; así, los riesgos superan los beneficios siendo el tratamiento más eficaz el cognitivo conductual en los insomnios de conciliación. La terapia busca reeducar al paciente a dormir aunque transitoriamente pueden usarse diversos fármacos sobre todo antidepresivos para facilitar el cumplimiento de la misma y ayudar a la conciliación del sueño. Sin embargo, en el paciente anciano es más frecuente el insomnio de mantenimiento que se aborda con distintos tratamientos, a menudo farmacológicos, una vez excluidas causas secundarias como podría ser el dolor artrítico.

La falta de sueño o un sueño de mala calidad no sólo se traduce en que la mitad de esta población está mucho más cansada durante el día sino que hay consecuencias más graves relacionadas con la salud: disminución de la calidad de vida; incremento en los síntomas de depresión y ansiedad; tiempos de reacción más lentos; problemas de memoria; y mayor riesgo de padecer hipertensión arterial, diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares.

Científicos de la Universidad de California (Berkeley) han publicado un estudio en enero de este año que demuestra por primera vez la conexión entre la falta de sueño, pérdida de memoria y deterioro del cerebro a medida que envejecemos. Su descubrimiento abre una puerta muy interesante respecto a nuevos tratamientos dirigidos a aumentar el sueño profundo en las personas mayores y mejorar la memoria.

Los trastornos del sueño primarios: el síndrome de apnea del sueño, síndrome de piernas inquietas, insomnio y trastorno de conducta durante el sueño REM son más frecuentes en ancianos que en adultos jóvenes u otras etapas de la vida.

Destaca por su prevalencia el síndrome de piernas inquietas ya que se estima que hasta un 15% de pacientes ancianos puede sufrir este trastorno que además es un factor de riesgo cardiovascular (aunque existen controversias relativas a este punto). El síndrome de piernas inquietas es un trastorno caracterizado por una sensación desagradable, generalmente localizada en piernas, que aparece cuando el individuo está en reposo, sentado o tumbado y se alivia cuando se levanta y anda; una de las consecuencias más importantes es que condiciona una incapacidad para conciliar el sueño. El paciente siente una impaciencia, un nerviosismo, una quemazón dentro de las piernas, que le obliga a moverlas, estirarlas y si no lo hace, puede notar pequeñas sacudidas involuntarias en los dedos de los pies. Muchos pacientes afrontan casi a diario la exasperante situación de no poder parar quietos cuando más les apetece estar relajados o tienen sueño.

Enfermedades neurológicas que pueden producir alteraciones de sueño

Según apunta la SEN existe una amplia variedad de enfermedades neurológicas que pueden producir alteraciones de sueño aunque destacan aquellas cuya prevalencia aumenta con la edad: enfermedades neurodegenerativas y enfermedades cerebrovasculares.

Concretamente en los enfermos de Parkinson la prevalencia de trastornos del sueño se estima entre 42 y 98% aumentando la incidencia en los estadios avanzados de la enfermedad. Por otra parte, aunque la somnolencia diurna era un síntoma hasta hace poco considerado poco frecuente los últimos datos apuntan a que afecta a entre el 15 y 80% frente al 1% de la población general. También suelen aparecer otros síntomas como los ataques de sueño (entre 1,7 y 22,6%) y trastorno de la conducta del sueño REM, que afecta a un tercio de los pacientes, siendo más frecuente en hombres.

Además, estudios recientes apuntan a que los trastornos de sueño podrían ser un marcador precoz de la enfermedad de Alzheimer (EA), aunque se trata de investigaciones incipientes. No obstante, en general, los trastornos del sueño aparecen sobre todo en las fases avanzadas de la demencia. Algunos estudios polisomnográficos revelan alteración del sueño en un 25% de las noches en enfermos con EA, siendo el insomnio es el síntoma más frecuente, y puede darse en cualquiera de las etapas de esta enfermedad.

Los trastornos del sueño también pueden encontrase en el contexto de una demencia vascular o en una demencia con cuerpos de Lewy.

Señalar además que el trastorno de conducta durante el sueño REM comienza a ser analizado como una de las primeras manifestaciones posibles de enfermedades como el Parkinson (presente hasta en 1 de cada 2 pacientes) o la demencia con cuerpos de Lewy (presente en 2 de cada 3). Es uno de los marcadores más específicos porque prácticamente todos los pacientes con trastorno de conducta durante el sueño REM acabarán desarrollando enfermedad de Parkinson en los siguientes años y puede anticipar el diagnóstico hasta 15 años.

Resultados alentadores en el tratamiento del síndrome de apnea

El síndrome de apneas e hipopneas durante el sueño (SAHS) es un problema de salud pública que afecta a un 2-4% de la población general de mediana edad pero aumenta su prevalencia hasta un 20% en la población anciana, lo que supone que en los próximos años asistiremos al diagnóstico de miles de personas ancianas con SAHS a las que deberemos dar respuesta.

Aunque el ronquido y las apneas durante el sueño aumentan con la edad es necesario tratar con CPAP (presión positiva continua en la vía aérea) también a los ancianos cuando aparecen síntomas secundarios o tienen un riesgo cardiovascular importante dado que este tratamiento ha demostrado su efectividad, según SEPAR.

Estudios recientes señalan resultados muy alentadores en su tratamiento; así, a pesar de que es conocido que el número de trastornos respiratorios durante el sueño aumenta de forma fisiológica con la edad, por encima de cierto umbral (en especial cuando aparecen síntomas secundarios o un riesgo cardiovascular importante) es necesario su tratamiento con CPAP ya que ha demostrado su efectividad. En conclusión, el padecimiento de un SAHS grave no tratado (índice de apneas e hipopneas mayor o igual a 30 eventos por hora) produce un incremento en la morbimortalidad cardiovascular y un deterioro de la calidad de vida también en los ancianos y su tratamiento con CPAP reduce este riesgo cardiovascular y mejora la calidad de vida de forma significativa.

Abuso de fármacos en el anciano

Según la última encuesta sobre Alcohol y Drogas EDADES 2011-2012, el número de personas que consumen drogas en España ha bajado en todas las sustancias salvo en el caso de hipnosedantes (somníferos, tranquilizantes o sedantes) que ha pasado del 5,1% en 2005 a 11,4% en 2011.

Diversos estudios e informes que se han hecho públicos hasta la fecha también advierten del aumento en el consumo de este tipo de productos en personas mayores de 65 años. Además, estos fármacos, cada vez se prescriben durante períodos más largos de tiempo a pesar de que están expresamente indicados para consumir durante pocas semanas.

Es especialmente relevante apuntar que, además, diversos estudios señalan los efectos perniciosos del abuso de somníferos en ancianos, principalmente relacionados con un deterioro motor y cognitivo. Un estudio reciente publicado en BJM concluye que pueden aumentar hasta por 4 el riesgo de mortalidad por diferentes motivos entre los que se encuentran: condicionar cierta afectación cognitiva y problemas confusionales, facilitar caídas por su efecto relajante muscular, empeorar las apneas o facilitar el reflujo gastro-esofágico. Por esa razón es aconsejable valorar correctamente la indicación de los hipnosedantes en el anciano, sobre todo su uso crónico, y revaluar periódicamente al paciente.

 

Más información:

http://www.worldsleepday.org/golden-sleep-principles/

Sociedad Española de Sueño: http://www.ses.org.es/

Sociedad Española de Neurología: http://www.sen.es/

Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica: http://www.separ.es/

Canal Twitter: @DiaMundialSueno