La adherencia terapéutica de las personas que presentan síntomas de tracto urinario inferior (STUI) es uno de los grandes problemas en su manejo, sobre todo en la población anciana. En este contexto, el farmacéutico comunitario es un elemento clave para ayudar a garantizar esa adherencia, por la cercanía al paciente y por contar con las herramientas necesarias para llevar un control de la medicación. Tal y como se recoge en el documentoCriterios de derivación y manejo integral del paciente con STUI, los farmacéuticos comunitarios están en una excelente posición para poder ejercer una notable influencia en promover la adherencia a la medicación. “La farmacia comunitaria es un paso casi obligado al final de la utilización del resto de los servicios asistenciales del sistema, por lo que es un lugar idóneo para la detección y el abordaje de los problemas de adherencia terapéutica”, detalla el documento.
En un estudio que se ha llevado a cabo en 132 oficinas de farmacia, repartidas en todo el territorio nacional, donde se han realizado 6.150 encuestas a pacientes se pone de manifiesto que el 49,8 por ciento de los pacientes con diagnóstico de vejiga hiperactiva no cumple correctamente con el tratamiento que le ha prescrito su médico.
Este estudio además refleja que los pacientes cuando buscan información sobre su patología y sobre los tratamientos que le han prescrito, consideran al farmacéutico como la segunda fuente de confianza después del médico.
Pérdida de beneficios
Y es que la falta de adherencia se traduce en una pérdida de los beneficios del tratamiento farmacológico y en una disminución de la calidad de vida. Otra de las consecuencias de la falta de adherencia es el aumento de los costes. Los pacientes que no siguen la pauta farmacológica de forma adecuada tienen más complicaciones y, en consecuencia, más ingresos hospitalarios y consumo de recursos del Sistema Nacional de Salud1.
En este contexto, en la farmacia se puede detectar fácilmente la no adherencia al tratamiento, ya que gracias a la receta electrónica se puede llevar un seguimiento de la dispensación, lo que ayuda a poder valorar el cumplimiento.
En el paciente que no recoge la medicación prescrita por su médico confluyen varios factores, como es la discrepancia entre la posología prescrita y lo que ha entendido el paciente. En estos casos, el farmacéutico, por su proximidad, tiene un papel claro en resolver las dudas que tiene el paciente sobre cómo tomar su medicación y los efectos secundarios que puedan aparecer.
Tipos de falta de adherencia
Hay que saber que la mala adherencia puede ser tanto voluntaria como involuntaria. En el primer caso, desde la oficina de farmacia se pueden valorar los motivos por los que el paciente no toma la medicación; los más comunes son falta de conocimiento,equivocación a la hora de tomar los fármacos, problemas con los efectos secundarios o que no toma suficientemente en serio su enfermedad o piensa que es consecuencia de la edad. Si es involuntaria, el farmacéutico puede averiguar a qué se debe y ayudarle a corregir el problema.Los sistemas personalizados de dispensación, los pastilleros diarios/semanales, son una buena opción. Tanto para los casos de falta de adherencia voluntaria como involuntaria, el papel del farmacéutico es importante para detectar el problema y derivar al paciente a Atención Primaria.
Entre las medidas necesarias para mejorar la adherencia está la información que tenga el paciente sobre su enfermedad y sobre su tratamiento, además de la conveniencia de tener unos hábitos de vida saludables. Por eso, el farmacéutico tiene un papel importante en este sentido, ya que puede ofrecer al paciente consejos sobre su enfermedad, sobre la importancia de ser adherente al tratamiento, sobre qué hacer en determinadas situaciones y la promoción de estilo de vida adecuado.
1. Buenas Prácticas en Farmacia Comunitaria en España. Disponible en: http://www. pharmaceutical-care.org/archivos/2384/Buenas-Practicas-Profesionales.pdf. Consultado 20 de enero de 2018.