sábado. 27.04.2024

Las personas que duermen entre seis y siete horas por noche tienen menos probabilidades de morir de un ataque al corazón o un ictus en comparación con las que duermen menos o más, según un estudio que se presenta en la 70ª Sesión Científica Anual del Colegio Americano de Cardiología. Esta tendencia se mantuvo incluso después de que el equipo de investigación tuviera en cuenta otras afecciones conocidas o factores de riesgo de enfermedad cardíaca o ictus.

“El sueño suele pasarse por alto como algo que puede influir en las enfermedades cardiovasculares, y puede ser una de las formas más rentables de reducir el riesgo cardiovascular. Según nuestros datos, dormir de seis a siete horas por noche se asocia con una salud cardíaca más favorable”.

Los investigadores dividieron a los participantes en tres grupos en función de las respuestas a una pregunta de la encuesta sobre la duración media de su sueño (siete horas). A continuación, los investigadores evaluaron las puntuaciones de riesgo de enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ECA) de los participantes y los niveles de proteína C reactiva (PCR), un marcador inflamatorio clave que se sabe que está asociado a las enfermedades cardíacas.

Aunque la mediana del riesgo de ECA era del 3,5% entre todos los participantes, existía una relación en forma de U en función de la duración del sueño, de modo que los participantes que dormían entre seis y siete horas tenían el riesgo más bajo. La mediana del riesgo de ECA a 10 años entre las personas con menos de seis, seis a siete y más de siete horas de sueño fue del 4,6%, 3,3% y 3,3%, respectivamente.

Niveles de la PCR

“Los participantes que dormían menos de seis horas o más de siete horas tenían una mayor probabilidad de morir por causas cardíacas. Sin embargo, la puntuación de riesgo de ECA era la misma en los que dormían de seis a siete horas frente a los que dormían más de siete horas”,

Los niveles de PCR, una proteína fabricada en el hígado que se eleva cuando hay inflamación en el organismo, también fueron más elevados en los participantes con mayor o menor duración del sueño.

“Los participantes que duermen menos o más de seis o siete horas tienen puntuaciones de riesgo de ECA más altas, lo que probablemente se deba a una mayor inflamación medida por la PCR, que resultó ser más alta entre los que dormían menos o más –señala Gupta, y añade que los niveles de PCR solo se recogieron al principio del estudio–. El efecto del sueño probablemente se acumula con el tiempo; el daño tarda en producirse”.

Calidad del sueño

Según los investigadores, a diferencia de algunos factores de riesgo de enfermedades cardíacas que no pueden modificarse, como la edad o la genética, los hábitos de sueño pueden ajustarse y deberían preguntarse de forma rutinaria durante las visitas médicas.

“Es importante hablar no solo de la cantidad de sueño, sino también de la profundidad y la calidad del mismo. El hecho de que uno esté tumbado en la cama durante siete horas no significa que tenga un sueño de buena calidad".

La cantidad de sueño que se consideró favorable para la salud del corazón en este estudio difiere ligeramente de las recomendaciones nacionales de la Fundación Nacional del Sueño y la Academia Americana de Medicina del Sueño, que recomiendan que la mayoría de los adultos duerman entre siete y nueve horas o siete o más horas por noche, respectivamente.