sábado. 27.04.2024

Las mujeres con diabetes tienen un 40 por ciento más riesgo de sufrir infarto de miocardio que los hombres diabéticos. Esto se explica porque mujeres y hombres comparten los llamados factores de riesgo “clásicos”. Sin embargo, unos son más prevalentes en un sexo que en otro y no afectan a ambos por igual. Este es uno de los temas abordados en el V Congreso Virtual de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), eCardio21.

Estas diferencias para llegar a más riesgo de la diabetes en mujeres se atribuyen a diversas causas: una diferente respuesta a los tratamientos y un “peor” tratamiento farmacológico. Para empezar, el sedentarismo es significativamente más frecuente en las mujeres. Esto tiene implicaciones pronósticas por su incidencia frente al control de la diabetes, la hipertensión arterial o la hipercolesterolemia. Otro ejemplo es el efecto del tabaco. Aunque el tabaquismo más frecuente en varones, penaliza más a las mujeres. En concreto, aumenta en un 25 por ciento el riesgo cardiovascular. También se asocia con la mitad del total de todos los eventos cardiovasculares y triplica en ellas el riesgo de infarto de miocardio.

Por otra parte, existen otros factores de riesgo “propios” o diferenciales del sexo femenino. Entre ellos los relacionados con el embarazo: hipertensión gestacional, preeclampsia, diabetes gestacional, parto prematuro o aborto espontáneo. Todas estas condiciones aumentan el riesgo cardiovascular de la mujer a lo largo de su vida.

Motivos que generan más riesgo en las mujeres

Milagros Pedreira, cardióloga, es una de las coordinadoras del Grupo de Trabajo de Mujeres en Cardiología de la SEC. Según la experta, estas diferencias tan relevantes del riesgo cardiovascular de la diabetes en contra de las mujeres “se han atribuido a diversas causas”. Entre ellas una diferente respuesta a algunos tratamientos. Además, se ha especulado con un “peor” tratamiento farmacológico en ellas.

Pedreira defiende que también existen otros factores exclusivos del sexo femenino, como el síndrome del ovario poliquístico o la menopausia precoz. “Esta última aumenta el riesgo cardiovascular por la pérdida de la actividad de los estrógenos, un peor perfil lipídico, cambios en la distribución de la grasa corporal, un aumento de la hipertensión arterial y, en general, disfunción endotelial e inflamación”.

Además, la depresión, es otro factor de riesgo cardiovascular en aumento junto con el estrés psicosocial o agudo. Esta también penaliza más a las mujeres. Es así porque están más expuestas a la adversidad que los hombres.

Por último, también se ha demostrado que enfermedades autoinmunes e inflamatorias, con una elevada prevalencia en mujeres, se asocian ateroesclerosis acelerada. Es el caso del lupus eritematoso sistémico y la artritis reumatoide.