Investigadores de la Universidad de Northumbria y de la Universidad de East Anglia (Reino Unido) han demostrado que el ejercicio podría ayudar a los enfermos de cáncer de próstata a punto de iniciar la terapia de privación de andrógenos (ADT).
El tratamiento inicial para los enfermos implica el uso de fármacos o cirugía para reducir el nivel de hormonas andrógenas, que las células cancerosas de la próstata suelen requerir para multiplicarse.
"El problema es que la ADT tiene varios efectos secundarios, incluyendo el aumento de la grasa corporal, la disminución de la condición física cardiopulmonar y el aumento de la fatiga. Esto puede aumentar el riesgo de un evento cardiovascular y reducir la calidad de vida relacionada con la salud", explica Anthony Leicht, uno de los responsables de la investigación, que se ha publicado en la revista 'British Journal of Urology'.
El equipo de investigación examinó a 50 personas para ver si las sesiones de ejercicio supervisadas podían ayudar a reducir los efectos secundarios del ADT y cuánto tiempo duraban los beneficios después de que se retiraba la supervisión del ejercicio. El grupo de ejercicio completó tres meses de entrenamiento supervisado de ejercicios aeróbicos y de resistencia que implicaban dos sesiones semanales de 60 minutos, seguidas de tres meses de ejercicio autodirigido.
Según sus hallazgos, los programas de ejercicio produjeron beneficios sostenidos en el perfil de riesgo cardiovascular y la calidad de vida de los pacientes. Sin embargo, las diferencias en la condición física cardiopulmonar y la fatiga no continuaron después de que el período de ejercicio supervisado terminara.
"Lo importante, y diferente de la mayoría de los otros estudios, fue que los pacientes comenzaron el programa de ejercicios antes de que comenzara el tratamiento de ADT. Otros estudios han examinado a pacientes que ya estaban en tratamiento. En segundo lugar, hicimos un seguimiento durante el período de ejercicio autodirigido y encontramos que algunos de los beneficios eran continuos", apunta Leicht.
Mantener el programa de ejercicios fue importante porque los efectos secundarios del ADT continúan desarrollándose después de los primeros tres meses de tratamiento. "En las personas mayores a menudo vemos reducciones en la fuerza y la función física solo tres meses después de detener el ejercicio supervisado. Pueden dejar de hacer ejercicio por razones de costo u otras razones. Un enfoque más pragmático como el ejercicio en casa o un período más corto de supervisión con apoyo remoto de seguimiento podría ayudar a sortear estas restricciones y proporcionar beneficios mensurables a los enfermos de cáncer de próstata", concluye el investigador.