sábado. 21.09.2024

La adecuada medición de presión arterial es esencial para evaluar los riesgos relacionados al valor de PA y decidir estrategias para reducir el riesgo asociado a su aumento. El tradicionalmente el sistema más utilizado y considerado más exacto y fiable es el esfigmomanometro de mercurio, pero debido a la toxicidad de esta sustancia está condenado a desaparecer de los consultorios. Los esfigmomanómetros aneroides son menos exactos y se deben calibrar; ambos necesitan de un observador. La presión arterial se debe medir en los brazos y se toma como brazo control aquel que presente las cifras más altas. Se debe tomar como mínimo dos medidas separadas cinco minutos entre ambas. Para la técnica de medida en muñeca se usan normalmente los manómetros automáticos o semiautomáticos, ampliamente extendidos, muy útiles para la automedida. Se infla el brazalete y se desinfla con un compresor. Existen también unos modelos con doble sistema de medición que incluyen la medición auscultatoria, que suele ser más precisa. Entre sus ventajas se puede destacar la facilidad de manejo, el bajo coste y que no es necesario un observador; por el contrario, el método auscultatorio suele ser más exacto.

Fuera de la consulta

La medición ambulatoria de la PA (MAPA) despeja casi todas las dudas, el hecho de contar con un registro monitorizado de 24 horas permite analizar todos los picos que sufre el paciente y que lógicamente en un seguimiento en consulta sería del todo imposible. La desventaja que tiene es que por parte del paciente no siempre se hace correctamente al seguir las instrucciones del personal auxiliar que se lo implanta y que cuando el centro de salud no cuenta con esta tecnología, hay que derivar al especialista.

Con la automedición domiciliaria de la PA (AMPA) hay que destacar una variabilidad, ya que hay una serie de pacientes que se hacen la toma cada media hora mientras que otros no cumplen con los horarios o simplemente desprecian el decimal. Son bastante menos fieles pues el aparataje utilizado no siempre es fiable. Normalmente el aparato más barato en la farmacia es el de muñeca que indica unas desviaciones altísimas, mientras que los de sobremesa, siendo algo más fiables, no se calibran correctamente.

En líneas generales, la prevalencia de la hipertensión de bata blanca (HBB)  se sitúa en un 20%. Se puede determinar que estos pacientes no desarrollan lesión en órganos diana y presentan un perfil cardiovascular similar a los normotensos.

Fallos en la medición

En cuanto a las causas erróneas en la medición de la presión arterial están las debidas al paciente, al aparato y al observado. Las primeras ocurren cuando se hace un seguimiento incorrecto de las indicaciones que les da. No se cumplen las condiciones de reposo previo o el no fumar. En ocasiones hacen coincidir la toma con el momento de actuación del fármaco. El aparataje con el que se cuenta en el centro de salud es bastante fiable mientras que de los sistemas domésticos no lo son al 100%. Con respecto al observador, su fiabilidad es, salvo error, similar a la del centro de salud.

Seguimiento en la farmacia

El farmacéutico tiene un papel destacado en la detección precoz de la HTA y los factores de riesgo cardiovascular, habitualmente el paciente suele ir a la farmacia a realizar sus tomas de PA. El personal de farmacia debe estar alerta las posibles variaciones de PA realizando su posterior notificación al médico para que éste efectúe el diagnóstico y tome las decisiones oportunas. Además, contribuyen a la promoción y refuerzo de los estilos de vida saludables y a la prevención de nuevos factores de riesgo cardiovascular, a tratarlos o a controlarlos. Por su accesibilidad y su formación especializada en el medicamento puede desarrollar una labor decisiva a la hora de control de factores de riesgo cardiovascular y prevención de la enfermedad cardiovascular, una vez el paciente abandona el entorno clínico.

El farmacéutico puede aportar mucho en cuanto a asesoramiento al paciente sobre medicamentos antihipertensivos y sobre la manera de evitar complicaciones debidas a la enfermedad. La farmacia es una pieza más y fundamental para conseguir que el paciente tenga mayor conocimiento sobre su problema, que aprenda él mismo a medir sus cifras de presión arterial y a que sepa tener un control adecuado que evite complicaciones mayores.

Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Atención Primaria Mª Victoria Doblas Ramírez, Francisco Vázquez García, Francisco Flores Pérez, Fausto García Cañadilla y José Rafael Cañadilla Moraleda, de Alcázar de San Juan, Cuidad Real; los médicos de Familia Estrella Montero Navarro, José Miguel Roldan Gaspar y Jesús Francisco Benito Ruesca, del Centro de Salud Molina de Aragón, y Jaime González González, Olga Silvia García López y los médicos generales Alfonso Rey Manzanarez, Pablo Coca Hernández y Raquel Zazo Zazo.