sábado. 21.09.2024

Por telemedicina se entiende la provisión de servicios médicos, utilizando nuevas tecnologías electrónicas y de comunicación. Así, se considera cualquier acto médico realizado sin contacto físico directo entre el profesional y el paciente o entre profesionales entre sí por medio de algún sistema telemático. La telemedicina utiliza las tecnologías de la información y las telecomunicaciones para proporcionar la asistencia médica, independientemente de la distancia que separa a los que ofrecen el servicio. Así, los profesionales pueden  intercambiar datos para hacer diagnósticos, tratamientos y prevenir enfermedades y en actividades de investigación y evaluación, con el fin de mejorar la salud. Bajo su paraguas se engloban varios términos. Teleconsulta, facilita el acceso al conocimiento y consejo del experto remoto; trabajo cooperativo, red de grupos de profesionales que comparten recursos, bases de datos e información en toma de decisiones; telepresencia, asistencia remota de un profesional sanitario a un paciente, como el caso de telediagnóstico mediante sistemas de videoconferencia en tiempo real; telemonitorización, vigilancia remota de parámetros fisiológicos y biométricos de un paciente; teleasistencia, provisión de cuidados de salud a pacientes en condiciones de vida diaria, como en el caso de ancianos que viven en su hogar, telecirugía, uso de telerrobótica, visión artificial y realidad virtual; gestión de paciente y administración,  gestión de procesos administrativos en el entorno sanitario, como pedir hora, acceso a historial del paciente; formación e información a distancia del profesional sanitario, e información sanitaria a la población, campañas de prevención.

Diabetes

En enfermedades como la diabetes, al ser una patología que comparte múltiples comorbilidades y complicaciones, se pueden llevar a cabo sesiones con los especialistas implicados en su cuidado, como endocrinólogos, cardiólogos, vasculares, nefrólogos y oftalmólogos. Gracias a la telemedicina se ha aumentado la calidad y rapidez de respuestas a ciertas patologías.

En el control de la diabetes tipo 2 se han logrado muchos avances en los últimos años, no solo a nivel educacional, sino también a nivel de tratamiento farmacológico, lo cuál no significa que sea una patología controlada, pero sí se ha conseguido mejorar de manera significativa la calidad de vida de los pacientes. La aparición de nuevos grupos de terapéuticos como son los IDPP4 y los SGLT2 ha conseguido evitar en gran medida efectos secundarios, como los eventos hipoglucémicos en este tipo de pacientes; un mejor control de la HbA1c, pudiéndose emplear en pacientes con insuficiencia renal y en ancianos, debido a su elevado perfil de seguridad.

Con la llegada de los SGLT2, que actúan a nivel renal, han aumentado las opciones de elección farmacológica. Estos aportan una serie de beneficios, como pérdida de peso importantes, en una patología donde la obesidad está considerada como un factor de riesgo, apoyado de manera simultanea por descensos en las cifras tensión arterial.

A nivel de insulinas, se ha mejorado tanto en la administración como en la eficacia, destacando las concentradas que se aplican una cada 24/horas, reduciendo el número de pinchazos por día.

También hay que destacar la aparición del medidor de glicemia, que permite el seguimiento de manera más exacta de este parámetro.

Se ha conseguido tener acceso a servicios de laboratorios para consultas para ver los históricos de resultados de valores indicadores de adecuado control metabólico. También se puede visualizar las retinografías para ver estado de afectación de órganos diana y se pueden consultar las valoraciones de estudios de radiografías, TAC. Eco Doppler digital, en ocasiones, incluso a través de WhatsApp entre diferentes especialistas.

En muchas de las comunidades autónomas aún no están implantadas las cartillas electrónicas  para un control diario, pero si, se disponen de cartillas en papel,  donde el paciente puede ir anotando tanto sus medidas diarias de glucosa.

Información de calidad

La información sanitaria debe proceder de acciones conjuntas entre educadores, profesionales sanitarios, medios de comunicación y asociaciones de pacientes, ya que el ciudadano debe poseer una información fidedigna, certera y clara. Por eso, los profesionales sanitarios deben de asumir el rol de informador y educador, para conseguir un incremento de la calidad de vida y una sociedad más sana. De esta forma, los pacientes con la misma patología lo que hacen es aportar nuevas experiencias y distintos puntos de vista en beneficio de los mismos. La información que se maneje en estos foros debe ser supervisada por personal sanitario cualificado, en un lenguaje accesible para los participantes y donde se consiga involucrar no solo a colectivos de pacientes, de personal sanitario, sino a familiares y su importante papel , así como con el apoyo de las distintas administraciones locales. Las razones fundamentales para la interconsulta son la necesidad de un diagnóstico o tratamiento de mayor complejidad, por orientación de algunos programas de salud, por la necesidad de un enfoque multidisciplinario, a solicitud del paciente o la familia, por la evolución no satisfactoria del problema del paciente o por enfermedades potencialmente fatales o de mal pronóstico.

Atención farmacéutica

La atención farmacéutica es la base de la atención integral del paciente diabético. En pacientes crónicos, como los diabéticos, en los que se ha reducido el número de visitas a su médico  por la receta electrónica, el farmacéutico facilita su seguimiento. Por eso, tiene un gran papel en la educación sanitaria en todos los aspectos propios de la diabetes y siempre integrado en un equipo interdisciplinar de atención al paciente diabético.

Así, el farmacéutico tiene un papel clave en la prevención, detección y resolución de los problemas relacionados con los medicamentos y puede contribuir a mejorar el estado de salud y la calidad de vida del paciente. De hecho, sería importante la participación de los farmacéuticos en las interconsultas con los médicos de Atención Primaria.

Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores María del Carmen Mendoza Padrón, José Francisco Felipe Oliveros, Mikel Casado Goti, Mónica Delgado Fariña, Blas José Monterrey Baez y Miguel Ángel Hernández Hernández, del Centro de Salud de Tenerife; los médicos de Atención Primaria Luis Latorre Rus, José Gabriel Zurera Cosano, Miguel Valdecantos Morán, Francisco Javier López Jiménez, José Manuel Gavilán Plaza, Vicente Berna Berna, María Asunción Gil López, Manuel Ángel Jiménez Torres, Francisco López Cañas y el cardiólogo Jaime Fernández-Dueñas Fernández, de Córdoba; Antonio Rivas Mena, Isidro Manuel Brito Hernández y Ernesto Rivas Mena, de San Sebastián de La Gomera; Juan Diego Mediavilla Hernández, Carmen García García del Real, Jesús Palomares Rodríguez y Manuel Ramírez Sampedro, de Granada, e Ileana Frias Prado, María Ángeles de la Nuez García, Mirvian Bertha Pino Reyes y Pedro José de la Paz Gutiérrez, del Centro de Salud El Fraile. Catalina Cárdenes, Juan Ramón Peraita Aguilar, Mabel Tavárez y Manuel Gil Marrero.