viernes. 03.05.2024

En la práctica clínica habitual, cualquier profesional de la salud, a la hora de hacer la historia clínica, debería preguntar a las pacientes acerca de si padecen problemas de incontinencia. En caso de obtener una respuesta afirmativa, sería conveniente iniciar un proceso diagnóstico que puede suponer diferentes niveles de estudio y tratamiento, según el entorno en que se sitúe la atención a la paciente y según los síntomas del tracto urinario inferior (STUI) que refiera.

Según Inmaculada Castillo Lozano, farmacéutica del servicio de Información Técnica del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, “el estudio inicial debe incluir una detallada historia clínica, exploración física y las características de los síntomas urinarios, incluyendo el diario miccional en el que consten horas, volúmenes, escapes”.

La especialista, siguiendo el Documento de consenso Criterios de derivación y manejo integral del paciente con STUI, indica que la valoración básica de la mujer con STUI se basará en hábitos higiénico-dietéticos, antecedentes personales, causas predisponentes, historia de incontinencia, valoración geriátrica integral y exploraciones complementarias.

No obstante, no se pueden dejar a un lado otras pruebas que son necesarias, como puede ser el análisis de orina con o sin urocultivo y la medición del volumen de orina residual tras una micción espontánea. Además, puede incluir la exploración pélvica y perineal. Asimismo, “es conveniente realizar una prueba de esfuerzo con la tos para detectar escapes de orina involuntarios con el esfuerzo”.

En el proceso del diagnóstico, también es importante la exploración vaginal que permite evaluar la función de los músculos del suelo pélvico. Pero, “hay casos más complicados en los que son necesarios estudios más complejos, como son los urodinámicos y de imagen”, añade Inmaculada Castillo.

Derivación

Con los datos obtenidos en la exploración inicial se pueden identificar los casos que deben ser derivados al especialista, “como son la detección de un residuo postmiccional patológico tras micción espontánea, signos de prolapso genital sintomático e identificación de masas pélvicas”.

En opinión de la farmacéutica, se están utilizando y validando a nivel internacional diferentes cuestionarios para la clasificación clínica de la incontinencia urinaria y para valorar la calidad de vida de los pacientes. Esto ayuda a la aproximación clínica al diagnóstico del tipo de incontinencia.

Pero, “existen varios niveles de valoración de la persona con incontinencia, el realizado por el médico de Atención Primaria y el elaborado por especialistas, como pueden ser el urólogo, ginecólogo o geriatra.

El farmacéutico cuenta con el seguimiento de los tratamientos farmacológicos que lleva o con la demanda de productos sanitarios tales como pañales, compresas, ropa interior desechable, pesarios, protectores de cama, desodorantes íntimos... para llevar a cabo el diagnóstico.

Además, tienen que hacer ver al paciente que hay solución a su problema y que tiene que pedir ayuda, aunque su problema sea leve porque puede ir a peor. “Ayudarle a superar el pudor, comunicarse con delicadeza con el paciente y tratar el problema de una manera natural”.