jueves. 28.03.2024

Doctor en Medicina y Cirugía y especialista en Medicina del Trabajo, Fernando Pérez Torralba preside desde 2002 la Sociedad Española de Medicina de Tráfico (SEMT), una entidad científica de pequeño tamaño (“tenemos 91 socios, somos muy poquitos”) que hace frente a un problema de gran calado social, sanitario y económico: en 2019 hubo 1755 fallecidos por accidente de tráfico, 8605 heridos hospitalizados y 139.379 que no necesitaron hospitalización. Con la visión de partida de luchar por un número cero de accidentes, defiende que cada profesional sanitario tiene que saber dar consejos a la hora de conducir, que la conducción en sí no es un problema de salud (pero sí sus consecuencias) y que los centros de reconocimiento de conductores (CRC) “pueden, deben y quieren acometer una mayor labor sanitaria”.

¿Cómo surgió la idea de crear una sociedad de este tipo, que combina Medicina y tráfico?

La Sociedad Española de Medicina de Tráfico se fundó en 1998 porque había un hueco clarísimo en España, ninguna sociedad científica se preocupaba de prevenir las lesiones por accidente de tráfico. Estos siniestros se estudian con la matriz de Haddon, un diagrama que tiene en cuenta los factores que influyen sobre las personas, la carretera y el vehículo, tanto antes como durante y después del accidente. A continuación, está todo protocolizado: acude urgentemente el 112, se ingresa en un hospital, se manda rehabilitación y al final llegan los peritos médicos para peritar la indemnización, un proceso que puede durar meses. Pero, insisto, nadie se centraba en prevenir las lesiones, y nosotros lo intentamos con un ánimo científico.

¿Y ese hueco lo cubre la SEMT?

Pues sí, somos pequeños, con pocos recursos, pero tenemos médicos de Atención Primaria, intensivistas, traumatólogos, catedráticos, médicos del trabajo, médicos de centros de reconocimiento... Todo lo que tiene que ver con la Medicina del tráfico es multi e interdisciplinar. El carné se renueva cada diez años, en un proceso en el que están un médico y un psicólogo, pero se conduce todos los días, el problema es que la Medicina de tráfico no es ni una especialidad ni una subespecialidad médica. 

¿Cómo actúan?

Damos información y formación, investigamos, participamos en congresos médicos, colaboramos con todas las Administraciones y con las sociedades científicas sanitarias y de otros ámbitos, con el sector automovilístico... Hace un tiempo, por ejemplo, una importante empresa fabricante de cristales para gafas nos pidió un estudio sobre siniestralidad durante el crepúsculo, y efectivamente comprobamos que hay más accidentes a esa hora. Al margen, hemos seguido creciendo, en 2004 constituimos la asociación de sociedades científicas médicas que tienen implicación en los accidentes de tráfico, y desde ahí hemos hecho propuestas. 

¿En qué línea?

Pues la petición de que en todas las historias clínicas se incluyan preguntas sobre conducción: si el paciente conduce, si ha tenido accidentes de tráfico y cuántos. Con esas simples preguntas, el Sistema Nacional de Salud sabría los conductores reincidentes. El 2,5% de los conductores son del grupo de los reincidentes, que provocan el 25% de los accidentes graves, muy graves y mortales, así que es fundamental trabajar en este grupo. Por ahora no lo hemos conseguido, una vez estuvo a punto de ir la cuestión al Consejo Interterritorial de Salud, pero al final surgió algo más urgente y se quitó del orden día. En esto no nos ayuda la transferencia de la Sanidad a las 17 comunidades autónomas, no tenemos capacidad para ir a cada una de ellas a explicarles esta iniciativa, lo que es una pena porque son solo tres ítems que ayudarían mucho. Nos ha quedado una espina clavada, pero no renunciamos a conseguirlo.

¿Qué beneficios supondría incluir estas preguntas en el historial clínico?

Lograríamos sensibilizar a los médicos de todas las especialidades. Por ejemplo, a un señor al que se le hace un bypass aortocoronario, si es un camionero o viajante de comercio que conduce todos los días, el cirujano cardiovascular tendría que informarle al darle el alta de que en tres meses no puede conducir. Con esas preguntas se recordaría y se cumpliría mucho mejor. No hay que olvidar que las aptitudes para conducir están recogidas en el Boletín Oficial del Estado (BOE), es importante que cada profesional médico sepa dar consejos de su especialidad respecto a la conducción, y no digamos ya cuando hablamos de toxicomanías, como el alcohol y las drogas. Diversos socios de la SEMT han dado cursos de detección de drogas en la carretera a la Agrupación de la Guardia Civil y a la Policía Local, ya que hay que formar a los agentes.

¿Drogas y alcohol siguen estando muy presentes en los siniestros de tráfico?

En los últimos años, entre el 35 y el 40% de los conductores que mueren en la carretera van con alcohol o drogas en niveles suficientes para alterar la conducción. Y ser peatón y consumir drogas o alcohol también es un riesgo, entre el 30 y el 35% de los que mueren atropellados también han consumido. Así que, aunque uno no sea conductor, colocarse con drogas o alcohol es un riesgo para la seguridad vial. Cuando se produce un accidente, al coche y a la carretera no les duele, solo le duele a la persona. En este terreno ha crecido la reprobación social y esto ha permitido avanzar mucho, pero hay grupos de personas a los que no les entra. Esta reprobación le puede llegar a gente formada, pero los adolescentes no lo ven así, quieren sensaciones fuertes. Al final, la mayor pérdida de años de esperanza de vida en jóvenes españoles son los accidentes de tráfico.

¿Un coche es un peligro para la salud?

Un coche es una herramienta maravillosa, pero si se usa mal puede ser un arma mortal. Hay gente que queda con muchísimas secuelas, y el daño económico es también tremendo. Las compañías aseguradoras cada año revisan las primas porque no pueden soportar las indemnizaciones cada vez más altas que están poniendo los jueces. En este sentido, fue bochornoso que en 2004 se bajaran muchísimo las indemnizaciones, algo que cambió con la actual ley, la 35/2015, que entró en vigor en 2016 e indemniza por los accidentes de una forma bastante más justa.

Le planteo la pregunta de otra manera: ¿la conducción es un problema para la salud?

La conducción en sí no es un problema de salud, pero sí lo es los muertos y accidentados que genera, y de primera magnitud. Por eso hay que regularla o es imposible. El 35% de los accidentes son por distracciones, y hay un porcentaje que es por causas inexplicables: no solo la mala conducción provoca accidentes, también la casualidad y los errores mínimos. La estadística dice que el factor humano es responsable del 90% de los accidentes, algo con lo que no estoy totalmente de acuerdo, porque si las carreteras fueran todas autopistas habría menos accidentes, y ahí está el ejemplo de Holanda, que tiene muchas y es el país con menos siniestralidad vial.

¿El SNS atiende bien a las personas que sufren un accidente de tráfico?

Sí, allí están al momento el 112 o el 061, pero hay que saber que a los lesionados por  accidentes de tráfico no tiene por qué atenderlos la salud pública, ya que es una cuestión que corresponde a las compañías de seguros del ramo de automóviles, que son las que tienen que tratar a los accidentados para restituirles al estado de salud previo, si es posible, y pagar las indemnizaciones por el tiempo hasta la curación o hasta la estabilización lesional y, en su caso, por las secuelas. A un accidentado lo llevan al hospital público más cercano porque la Medicina privada no tiene hospitales preparados para atender la gravedad de estas lesiones, pero luego el hospital público le factura los gastos a la compañía, que ya se las arreglará con la otra parte. El sistema público español factura todos los gastos por accidentes de tráfico a las compañías de seguros.
   
¿Hay muchos problemas de salud que pueden afectar a la conducción?

Hay bastantes. El paradigma de enfermedad implicada en los accidentes de tráfico es la apnea del sueño: si un conductor se duerme al volante, tragedia. Por eso estos pacientes tienen que ser muy conscientes de la enfermedad que padecen, usar el CPAP cuando lo tengan prescrito y al conducir seguir estrictamente los consejos que se le han dado en el CRC y tomar una serie de precauciones, evitando largas distancias y conducir en horas de mayor somnolencia. Otras enfermedades aumentan el riesgo de sufrir un accidente de tráfico y lesiones: varios defectos visuales, algunos deterioros cognitivos, los trastornos convulsivos, diversas enfermedades psiquiátricas, la diabetes mellitus, etc. Es evidente que la misión preventiva, de control y regulación de los centros de reconocimiento de conductores ante estas patologías, es fundamental para mejorar la seguridad vial. Frecuentemente tienen que apoyarse en la Atención Primaria o en los correspondientes especialistas, procediendo a solicitarles los informes médicos que sean necesarios en cada caso. 

¿Se retiran muchos permisos de conducir por problemas de salud?

Según los datos publicados en el nº 255 (10/2020) de la revista Tráfico y Seguridad Vial, editada por la Dirección General de Tráfico (DGT), en 2018 se hicieron 3.278.954 reconocimientos médico-psicológicos de conductores en España, de los que el 55% fueron considerados aptos y el 0,1% no aptos. Otro 44,5% fue declarado apto con restricciones: corrección/protección de la visión (61,3%), reducción del período de vigencia (29%), limitación de conducción (5,6%), prótesis auditivas (2%), retrovisores adaptados (1,4%), adaptación del vehículo (0,5%), prótesis del aparato locomotor (0,1%). A la persona que lleva muchos años conduciendo le cuesta dejarlo: a algunos mayores con enfermedades del aparato locomotor el coche les da la autonomía que necesitan para sus quehaceres habituales. El punto de inflexión es la determinación del riesgo de accidente, por lo que en estos casos la colaboración de la familia, del médico de Atención Primaria o del especialista correspondiente, además del adecuado consejo del profesional sanitario del CRC, es de mucha ayuda para que la persona acepte de buen grado la decisión y se tome en el momento idóneo, sin esperar a que lo haga tras sufrir un grave accidente. 

En todo caso, ¿siempre es el CRC el que decide la situación médica del conductor?

En España, los requisitos de aptitud psicofísica se desarrollan en el Anexo IV del Reglamento General de Conductores, y la valoración de los conductores es competencia de los CRC, que son quienes tienen encomendada esta importante misión preventiva. Su actividad permite que personas con alteraciones o problemas de salud puedan conducir y mantenerse conduciendo durante más tiempo en condiciones de seguridad. Una persona con discapacidad puede conducir con las adaptaciones correspondientes al vehículo, que se somete a una inspección técnica específica. Para mi tesis doctoral hice una investigación en este sentido, y una de las conclusiones fue que este tipo de conductores se accidenta siete veces menos. 

En relación con fumar, ¿la SEMT respaldaría que se pongan limitaciones durante la conducción?

Hace tres años ya escribimos una carta en este sentido a la DGT junto con la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) y la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), y hace un par de años hicimos una campaña conjunta las tres sociedades. Nuestra propuesta era y es que se prohíba fumar si en el vehículo van una mujer embarazada o niños menores de edad, que se convierten en fumadores pasivos. En la actualidad no hay ningún país donde se prohíba totalmente fumar mientras se conduce: en Austria, Grecia, Italia, Inglaterra o Gales te multan si se dan ciertas circunstancias, en Holanda si el vehículo es tu centro de trabajo...

¿Fumar mientras se conduce es un riesgo?

Sabemos que fumar es malo durante la conducción, por eso pedimos que en las campañas publicitarias de la DGT se fomente que no se fume mientras se conduce. Para fumar, un conductor suelta una mano del volante, busca en la cajetilla, tiene que coger el mechero, encender el cigarrillo… Todo eso le lleva 4,1 segundos, y si va a 100 kilómetros por hora en ese tiempo recorre 113 metros, una distancia más larga que un campo de fútbol, lo que clarísimamente supone un riesgo de accidente. Además, en los seis minutos que tarda en consumirse el cigarrillo, al conductor puede caerle un ascua encima y entonces hasta se olvida de conducir para intentar apagarla. Y también está el humo, que reduce la visibilidad… La estadística dice que un conductor no fumador tiene un 7% de riesgo de accidente, que es del 12% si es fumador, pero no está fumando y hasta el 17% si es fumador y está fumando. Por todo eso, fomentamos que se den consejos para que no se fume al conducir. Sabemos que prohibir a un conductor que va solo que no fume es duro, nuestra sociedad no pide eso, pero cuando vas en la carretera no vas solo, hay otros conductores.

¿La autoridad vial tiene en cuenta las recomendaciones que hace el sector sanitario?


Sí, pero en el Consejo Superior de Tráfico debería haber una representación sanitaria permanente. Es un órgano que se renueva cada cierto tiempo, y en algunos períodos la profesión ha estado representada por alguna institución sanitaria, pero esto tendría que ser de manera permanente: el coche se estropea, pero la persona es insustituible...

¿Cómo impactan los medicamentos en la conducción? 

Para evidenciarlo lo mejor es dar los datos estadísticos de España, para que cada cual pueda sacar sus propias conclusiones, empezando porque el 5% de los accidentes de tráfico están relacionados con el consumo de medicamentos y el 25% de los medicamentos de venta en nuestro país pueden interferir con la conducción de vehículos. A esto se une que el 25-30% de la población se automedica, y bastantes fármacos de venta libre tienen marcados efectos perjudiciales en la conducción (clorfenamina, etc.). En cuanto a los conductores españoles, casi un 30% está bajo tratamiento farmacológico y un 17% conduce bajo el consumo de sustancias psicoactivas.

¿La sociedad es consciente de este impacto o existe desconocimiento? 

El 76,5% de los pacientes desconoce el riesgo potencial del tratamiento en la conducción y no ha recibido información específica al respecto por parte de los profesionales sanitarios. Muchos pacientes directamente no leen el prospecto. Es evidente que, en el alto porcentaje de la población que se automedica (25 a 30%), el personal médico y de enfermería nada pueden hacer, ya que no intervienen en la obtención del fármaco por parte del ciudadano. 

¿Qué rol debe jugar en este sentido el farmacéutico?

En esta situación, si no hay receta médica, el rol del personal farmacéutico debe ser el que marca la legislación vigente. Sobre los fármacos que pueden dispensarse sin receta, si afectan a la conducción, son los únicos profesionales sanitarios que pueden ofrecer un adecuado consejo sanitario vial a sus pacientes. La SEMT está trabajando desde hace años para que cada médico especialista dé los consejos sanitarios adecuados sobre su especialidad al respecto de la conducción de sus pacientes, incluidos los tratamientos. Cuando un paciente acude con su receta a una oficina de farmacia, el farmacéutico no debería fiarse de que el médico correspondiente le haya dado siempre los pertinentes consejos sanitarios viales, por lo que debería asegurarse de ello antes de dispensar los fármacos que tengan influencia en la conducción de vehículos y proceder a dárselos si no los ha recibido, como ocurre en la mayoría de los casos.

¿Qué papel debe desempeñar el farmacéutico de oficina de farmacia en relación con la seguridad vial?

En España, desde el año 2007 (Real Decreto 1345/2007, de 11 de octubre, por el que se regula el procedimiento de autorización, registro y condiciones de dispensación de los medicamentos de uso humano fabricados industrialmente), se exige que todos los medicamentos que afecten a la capacidad de conducir o manejar maquinaria deben incluir en su cartonaje un pictograma (triángulo rojo, con fondo blanco y coche negro), con el fin de alertar al paciente para que lea las advertencias relativas a los efectos sobre la conducción recogidos en el prospecto. La relación de fármacos afectados es dinámica y se actualiza constantemente por parte de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Asimismo, todos los farmacéuticos españoles deberían conocer y manejar el ‘Documento de consenso sobre medicamentos y conducción en España: información a la población general y papel de los profesionales sanitarios’, redactado por el ‘Grupo de trabajo sobre fármacos y conducción de vehículos’ en mayo de 2016, en el que participan activamente varios miembros de la SEMT, como su vicepresidente primero, el profesor Javier Álvarez.

Teniendo en cuenta que hasta un 25% de los medicamentos repercuten en la conducción, ¿sería aconsejable que se haga siempre esta advertencia al adquirir el medicamento para reforzar la información que aportan el médico y el propio fármaco?

Sería muy conveniente que cuando se vaya a despachar en las oficinas de farmacia cualquier fármaco con el pictograma de la conducción, se le pregunte al paciente si conduce. Si la respuesta es positiva, la siguiente pregunta sería si es conductor profesional. Y en caso de ser conductor (profesional o no profesional), asegurarse de que ya ha recibido los consejos sanitarios viales sobre cómo puede afectar ese fármaco a la conducción. Y en caso de desconocerlos, proceder a impartirlos, haciendo siempre la advertencia de la influencia negativa del fármaco en concreto sobre la conducción, y de las formas de evitarla o paliarla. Por ejemplo, un paciente que tenga prescrito un fármaco que afecte a la conducción después de desayuno y cena, si solo utiliza el coche para acudir a su trabajo, se le puede aconsejar que tome la medicación de la mañana una vez llegue al trabajo, evitando así los efectos secundarios sobre la conducción en el trayecto de ida. Pero el consejo sanitario vial debe ser particularizado, ya que no serviría en los conductores profesionales, por lo que habría que plantearlo de forma distinta.  

¿La Sociedad Española de Medicina de Tráfico ha colaborado en los aspectos sanitarios de la seguridad vial con los farmacéuticos?

Con la finalidad de que los farmacéuticos se impliquen en la seguridad vial, en los importantes aspectos que les atañe, la SEMT ha participado activamente en varios grupos de trabajo junto con otras sociedades científicas sanitarias: el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC) y la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP). Entre las acciones concretas que se han desarrollado están, entre otras, la colaboración en la confección del listado de medicamentos que afectan a la conducción, la petición de que en todos los congresos de medicina y farmacia que organicen las sociedades sanitarias debería haber, al menos, un tema dedicado a la seguridad vial y la inclusión en las páginas web y revistas de las sociedades sanitarias de información y contactos sobre la prevención de los accidentes de tráfico, y en el caso de las farmacias, respecto al factor humano y la influencia de los medicamentos. Asimismo, junto con las principales sociedades científicas, se han desarrollado el ‘Documento de Consenso Fármacos y Conducción en 2015’ y el decálogo ‘Fármacos y conducción’. Y también se elabora de manera periódica, con la colaboración de SEMERGEN en algún número, de la serie de newsletters ‘Fármacos y conducción’, con 12 números publicados hasta la fecha que se entregan en formato papel al personal sanitario.