¿Cómo ha afectado a la farmacia rural la emergencia sanitaria provocada por la COVID-19?
La actual situación ha afectado de lleno a la farmacia comunitaria en España en lo que se refiere a la carga de trabajo y el estado de preocupación, pero muy especialmente a la rural. Hay que tener en cuenta que, en la mayoría de los casos, este tipo de farmacias carece de personal o es muy limitado, lo que hace que, por ejemplo, no se puedan establecer turnos de trabajo para evitar contagios o que, debido a la precaria situación económica en la que ya se encontraban, no hayan podido hacer grandes inversiones en materia de protección.
¿Ha cambiado la COVID-19 el día a día del farmacéutico rural?
Ha cambiado bastante. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los consultorios rurales se encuentran cerrados, lo que hace que la mayor parte de la asistencia sanitaria en estos pequeños municipios se centre en la farmacia, multiplicando el trabajo que de por sí ya existía antes de la COVID -19. Además, la mayoría de nuestros pacientes son mayores y, por tanto, es preferible que no se acerquen a la farmacia, con lo que la atención farmacéutica domiciliaria ha aumentado mucho, lo que multiplica los desplazamientos fuera del horario de apertura. Por otro lado, ha habido un aumento enorme de procedimientos burocráticos y de consultas telefónicas. Lo cierto es que la situación, en general, es de agotamiento, pero, por otro lado, de mucha satisfacción, al estar desarrollando al máximo nuestra vertiente sanitaria y, además, recibir el reconocimiento de nuestros pacientes.
¿Cuál es ahora la mayor preocupación de las farmacias rurales en el contexto de la COVID -19?
A día de hoy, y por lo que hablo con la mayoría de mis compañeros, hay mayor preocupación por el hecho de que, en caso de contagio, la farmacia tenga que cerrar, dejando sin asistencia sanitaria a estas poblaciones, que por la propia salud de sus titulares. Si ya lo era antes, hoy en día el cierre de una farmacia rural sería una tragedia para estas poblaciones.
¿Cómo cree que será la farmacia rural cuando volvamos a la "nueva normalidad"?
Me gustaría ser optimista y pensar que esta situación haya demostrado, de una vez por todas y para aquellos que aún lo dudaban, que la farmacia rural española es un establecimiento sanitario absolutamente esencial para la equidad de nuestro sistema de salud y el futuro de la llamada España vaciada. Quiero creer que se habrá tomado nota y que, a partir de ahora, se tomarán medidas estructurales que garanticen su supervivencia y permitan a estos compañeros desarrollar su excelente labor con una mínimas condiciones personales y económicas que eviten su paulatina desaparición.
¿Cuántas farmacias rurales hay en España y cuántas se encuentran en situación de Viabilidad Económica Comprometida (VEC)?
Para SEFAR, se pueden calificar como rurales las oficinas de farmacia situadas en poblaciones de hasta 5.000 habitantes (hay unas 4.500 en España) y, dentro de estas, todas las situadas en poblaciones inferiores a los 1.000 habitantes (2.128 en total) están en una situación de clara inviabilidad económica a corto-medio plazo. El número oficial de farmacias VEC es cercano a las 870. Sin embargo, este término lo acuñó la propia Administración en su momento (aún desconocemos en qué parámetros se basó para esta clasificación) y demuestra el absoluto desconocimiento de esta tipología de farmacias por parte de nuestros dirigentes: no se tiene en cuenta su esencialidad, la carga de servicios de guardia, su localización, horarios de apertura, etc. Esto hace que, a día de hoy, la calificación oficial de VEC o no VEC no refleje fielmente la situación de la farmacia rural. Podríamos decir que son todas las que están, pero no están, ni remotamente, todas las que son.
¿Qué dificultades atraviesan estas farmacias?
En primer lugar, son de tipo económico: el fenómeno de la despoblación, las continuas medidas de recorte del gasto en farmacia comunitaria y la ausencia absoluta de medidas compensatorias en un modelo farmacéutico que prima la localización por encima de la esencialidad han provocado que estas pequeñas oficinas de farmacia, que son la base y única justificación de nuestro modelo, se encuentren es una situación de quiebra técnica. Y, en segundo lugar, pero no menos importante, las penurias personales y profesionales de estos compañeros a los que se les “castiga” con una carga desproporcionada de servicios de guardia no remunerados y una ausencia total de servicios básicos en sus poblaciones que hacen que el farmacéutico rural trabaje en unas condiciones impropias del siglo XXI.
¿Cómo se ve afectado el titular, como profesional autónomo que es?
Podríamos decir que, para estos titulares, la conciliación laboral y personal no es más que una quimera. Es fácil imaginar cómo afecta a una persona tener que estar hasta seis meses al año de guardia, sin posibilidad de coger una baja por enfermedad o maternidad por no tener capacidad económica para contratar personal, sin vacaciones, con comunicaciones deficientes, etc. Todo ello prestando un servicio sanitario de primer nivel lo que habla, a su vez, de la excelente capacidad profesional y vocacional de estos compañeros.
¿A nivel profesional, afecta más a las mujeres que a los hombres, existe desigualdad de género?
Absolutamente. En un sector como el farmacéutico, mayoritariamente femenino, hay una correlación directa entre la facturación de las farmacias y el género del titular. Tal y como aparece reflejado en el Informe Anual Aspime de Oficinas de Farmacia, el porcentaje de mujeres titulares en las farmacias de menor facturación (hasta 300.000 euros) llega al 70% mientras que, a medida que avanzamos en los tramos de facturación, la titularidad masculina va cogiendo peso hasta igualarse en el tramo más alto (más de 1.200.000 euros). Es triste esta situación, a la par que incomprensible, pero es la realidad. A todo ello hay que añadir que, en la sociedad actual, la conciliación familiar se les hace mucho más cuesta arriba a estas compañeras.
¿Qué necesita la farmacia rural para garantizar su supervivencia y qué soluciones proponen desde SEFAR?
Que se pongan las pilas tanto nuestros representantes como la Administración y que pasen de las palabras bonitas y las “palmadas en la espalda” a tomar medidas concretas que le permita seguir desarrollando su importante labor sanitaria. Desde SEFAR proponemos la instauración de un fondo de compensación para la farmacia rural, al igual que ocurre en otros países de nuestro entorno que, además, no supone un incremento del gasto público en medicamentos. También el cese de medidas de contención del gasto farmacéutico que están provocando la asfixia económica de estas farmacias y la racionalización o pago de los servicios de guardia. La Administración y nuestros representantes deben ser conscientes de la esencialidad de estas pequeñas farmacias, que son las garantes del acceso universal al medicamento y factor clave en la fijación de población en el medio rural. Les pedimos que actúen en consecuencia, garantizando su supervivencia. La Administración no puede seguir mirando el sector de la oficina de farmacia como un todo, ya que la heterogeneidad es muy amplia, y medidas de ahorro que determinado tipo de farmacias pueden soportar sin apenas esfuerzo suponen la ruina total para la pequeña farmacia rural.
¿Cómo ayudan desde SEFAR a los titulares de estas farmacias?
Por un lado, “peleándonos” con todo el mundo (representantes del sector, Administración, etc.) para conseguir medidas de apoyo para ellos y, por otro, estableciendo convenios con distintas empresas de la distribución, banca, asesorías laborales, etc. que faciliten, en la medida de lo posible, su labor. También, y tal vez sea lo más importante, dando visibilidad a este problema que, hasta la creación de SEFAR, permanecía oculto.
Hemos hablado de las dificultades, ¿hay aspectos positivos?
Personalmente diría que es el trabajo más bonito del mundo. Ver cada día cómo eres útil a tus pacientes, la labor sanitaria que realizas, la consideración y respeto que generas en tus vecinos, el cariño que te dan… no tiene precio. A día de hoy la farmacia rural es un auténtico centro sociosanitario en los pequeños pueblos y el único establecimiento sanitario del que disponen durante toda la jornada.
¿Por qué es importante que el farmacéutico rural se forme?
Porque pertenecemos a una profesión en constante cambio y que requiere estar al día en todo lo que se refiere a patologías, arsenal terapéutico, nuevas tecnologías, etc. Un farmacéutico rural puede tener escasos recursos o parecer minúsculo, desde el punto de vista empresarial, al lado de otra tipología de titulares, pero en cuanto a formación y labor sanitaria nos encontramos con una profesionalidad excepcional. Todo ello no sería posible sin una adecuada formación continua.
¿Qué puede hacerse para proveerle de recursos?
Dejando aparte el tema económico, del que ya hemos hablado antes, sería importante que tanto la Administración como los colegios provinciales de farmacéuticos fueran conscientes de las condiciones en las que trabajan estas farmacias. Debería priorizarse el hecho de mejorar las comunicaciones del medio rural, potenciar la formación online, dotar a estas farmacias de una mayor libertad como profesionales sanitarios y no poner tantas trabas burocráticas a la hora de acometer cualquier proyecto.