jueves. 02.05.2024

El estreñimiento no es una enfermedad, sino un síntoma, que puede ser consecuencia de distintas situaciones clínicas. Aunque hay muchas definiciones, y entran incluso en consideración apreciaciones subjetivas de los pacientes, a nivel clínico puede definirse como aquella situación en la que una persona presenta menos de tres deposiciones a la semana, coincidiendo con presencia de heces duras, de escasa cuantía y más secas. Según distintos estudios su prevalencia en España oscila entre el 12-20%. Es más frecuente en el sexo femenino, en personas con vida sedentaria y con una dieta baja en líquidos y fibra (frutas y verduras) (1). Aunque suele ser considerado un problema banal, la repercusión a nivel personal, sanitario y social es importante, como evidencia que se asocia con mayores índices de absentismo laboral y alteración de las actividades habituales. Todo ello condiciona un elevado gasto sanitario directo e indirecto (2). 

Muchas personas, incluso sanas, han experimentado estreñimiento en algún momento de su vida, si bien la mayoría de las veces ocurre durante un período limitado en el tiempo y no es un problema grave (3). Se puede presentar estreñimiento ocasional al cambiar de hábitos: viajes, dietas, toma de medicamentos, estrés, trastornos emocionales, etc. (4).

Es una de las causas más comunes de consulta en Atención Primaria y Especializada, y afecta más a la población que reside en ciudades que en el campo. Es el doble de frecuente en mujeres y el triple en sujetos mayores de 65 años frente a sujetos jóvenes. Además, muchas mujeres son reacias a utilizar los servicios públicos y a defecar durante el trabajo, lo que puede cronificarlo y complicar aún más el tratamiento. Reprimir el deseo consciente de la defeca, si queréis ción de forma frecuente o continua acaba por alterar los mecanismos naturales y causa estreñimiento crónico (5). 

Retrato robot del paciente

De esta manera, el retrato robot de una persona que sufre este problema refleja a una mujer que come fuera de casa con frecuencia y lo hace demasiado deprisa. Bebe menos de cuatro vasos de agua al día. Apenas come legumbres o leguminosas ni platos de cuchara, y no suele tomar fruta. Toma menos de tres yogures por semana. Hace poco ejercicio físico diario, es muy sedentaria. No practica ningún tipo de deporte. Suele no hacer caso a ‘la llamada’; no tiene en cuenta o reprime las ganas de defecar hasta que vuelve a casa, y entonces ‘lo olvida’ y pueden pasar los días sin deponer. Con doble frecuencia que la población no estreñida, toma fármacos, sobre todo antihipertensivos (generalmente más de uno, incluyendo diuréticos), ansiolíticos o antidepresivos. Tiene más de 65 años con doble frecuencia (5). 

En la mayoría de los pacientes no logra identificarse una causa reconocible que explique los síntomas. Tales casos presentan un estreñimiento idiopático y su patogenia se relaciona con un trastorno primario de la motilidad colónica o anorrectal. Durante largo tiempo se ha estimado que las dietas pobres en fibra y la inactividad física ejercen una influencia determinante en la aparición de este trastorno. Sin embargo, no existen claras evidencias que sustenten estos postulados (6). 

Hábitos y farmacología

En cualquier caso, son siempre aconsejables medidas higiénicas y saludables, como la realización de ejercicio físico suave y la modificación de la dieta, para que la persona afectada ingiera mayor cantidad de líquidos y alimentos con mayor cantidad de residuos y fibra. Es importante tener en cuenta que la fibra retiene agua, por lo que las heces tienden a ser más blandas y voluminosas. Este incremento del volumen da lugar al aumento del estímulo reflejo, provocando que las heces atraviesen el intestino grueso más rápidamente (7). 

Para aquellos casos en los que las modificaciones en la dieta y el estilo de vida no sean suficientes para combatir el estreñimiento, puede optarse por añadir tratamiento farmacológico (8). Los laxantes son un grupo de sustancias que facilitan el tránsito de las heces desde el colon al recto, fomentando la defecación. Actúan de un modo diferente a la mayoría de los medicamentos ya que su actividad no está fundamentada en la obtención de respuesta terapéutica a través de la consecución de niveles plasmáticos determinados, sino que la desarrollan siguiendo diversos mecanismos de acción local (9).

Laxantes osmóticos salinos

Una de las variedades más usadas de laxantes son los osmóticos de tipo salino, que utilizan sales de magnesio o de sulfato y basan su eficacia en que son escasamente absorbidas por el tubo digestivo. Esto hace que tengan un efecto osmótico dentro de la luz intestinal, incrementando con ello el contenido de agua de las heces y la frecuencia deposicional. Debido a su bajo coste y eficacia, la Asociación Americana de Gastroenterología (AGA) los recomienda como primer paso cuando las medidas higienicodietéticas no han sido suficientes (6).

La atracción de agua a la luz intestinal disminuye la consistencia de las heces, favoreciendo su tránsito y eliminación. Además, como mantienen más agua, aumentan el volumen de las heces, lo que produce distensión de la luz colónica e incremento del peristaltismo intestinal (9).

Se pueden administrar por vía oral, transcurriendo entre 1 y 6 horas hasta producir su efecto, y por vía rectal en forma de enemas (actúan en 5-15 minutos). Los microenemas, indicados para el alivio sintomático y ocasional del estreñimiento, suelen estar compuestos de laurilsulfoacetato de sodio y citrato de sodio (10).

 

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Referencias


1. Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD). Estreñimiento. Última consulta: junio 2020.
2. Mearin, F. Impacto del estreñimiento crónico en la calidad de vida: mucho más importante de lo que parece. Gastroenterología y Hepatología. 2013; Vol. 36; Núm. 7,467-472.
3. Sierra, J., et al. Guía de práctica clínica sobre el manejo del estreñimiento crónico en el paciente adulto. Parte 1: Definición, etiología y manifestaciones clínicas. Gastroenterología y Hepatología. 2017; Vol. 40; Núm. 3, 132-141.
4. Bosch, A. Diarrea y estreñimiento. Offarm. 2005; Vol. 24; Núm. 9, 82-90.
5. Escudero, A., y Bixquert, M. Guía para prevenir y tratar el estreñimiento. Fundación Española del Aparato Digestivo. 2012.
6. Mearin, F., et al. Estreñimiento. Libro de Gastroenterología y Hepatología. Problemas comunes en la práctica clínica. Asociación Española de Gastroentorología. 2017 (segunda edición).
7. Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. Estreñimiento. Consejos de Salud. Última consulta: junio 2020.
8. Carretero, C. Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD). Tratamiento farmacológico del estreñimiento. Última consulta: junio 2020.
9. Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. Estreñimiento y laxantes. Consejos de Salud. Última consulta: junio 2020.
10. Benedí, J., y Romero, C. Laxantes. Farmacia Profesional. 2006; Vol. 20; Núm. 7, 44-50.