El nivel de eficacia de las estatinas, además del tipo empleada, es dependiente de la dosis. Sin embargo, al ser un inhibidor enzimático competitivo, la reducción de LDL no sigue una respuesta lineal, tal y como se ha visto en algunos estudios que al doblar la dosis no se duplica su potencia hipolipemiante, sino que solo disminuye el colesterol LDL un 6% más. Por tanto, el incremento de la dosis de estatinas como única herramienta para conseguir objetivos cuando tras su administración no se han conseguido conduce a una reducción escasa de los niveles de LDLc en relación con el aumento lineal de efectos adversos potenciales, por lo que es probable que no se consigan los objetivos a pesar de aumentar los efectos secundarios.
Esto es especialmente significativo en los pacientes de alto riesgo en los que el objetivo es inferior y, por tanto, más difícil de alcanzar en la mayoría de las ocasiones. Hay que tener en cuenta el perfil del paciente, que puede estar polimedicado, ser de edad avanzada, con insuficiencia renal,… y, por tanto, más expuesto a efectos adversos por altas dosis de estatinas.
De manera adicional, el tratamiento a medio y largo plazo con estatinas como herramienta aislada para controlar los niveles de colesterol conlleva a un incremento de dichos niveles, debido a la hiperabsorción compensadora que se genera. Por su parte, la asociación con ezetimiba puede ser más útil que doblar la dosis de estatina, al permitir una reducción de LDL que permita alcanzar los objetivos terapéuticos, sobre todo en pacientes con valores de colesterol elevado o en los que los efectos secundarios de las estatinas no permitan incrementar dosis.
Grupos de riesgo
En pacientes de alto y muy alto riesgo cardiovascular el objetivo es controlar todos los factores de riesgo cardiovascular para disminuir y prevenir eventos cardiovasculares y la morbimortalidad. Sabemos que el factor de riesgo más difícil de controlar es el del LDL colesterol. Está ampliamente documentado en la literatura científica que cuantos más bajos son los niveles de LDL menor es la tasa de eventos cardiovasculares. Por lo tanto, el tratamiento debe realizarse con herramientas que hayan evidenciado una reducción de eventos.
Según las guías de práctica clínica, el objetivo en pacientes en alto riesgo debe ser reducir a niveles <70 mg/dL o menor del 50% de su LDL basal porque así se consigue el impacto sobre la morbimortalidad. Para ello, es muy importante disponer de asociaciones de fármacos como las estatinas/ezetimiba que permitan alcanzar estos objetivos.
Formación
La hipercolesterolemia es una alteración crónica que va a estar presente en cualquier nivel asistencial. Por tanto, todos los profesionales sanitarios, Enfermería, médicos, farmacéuticos… deben tener la formación necesaria para educar al paciente, favorecer la adherencia al tratamiento y conseguir unos objetivos adecuados al nivel de riesgo individual.
En particular, el farmacéutico tiene un papel relevante en el control del colesterol, entre otras cosas porque, a menudo, es el profesional al que los pacientes se van a dirigir para comentar efectos secundarios del tratamiento hipolipemiante. Debe conocer los distintos fármacos disponibles y ofrecer información a los pacientes, para que estos puedan mejorar su calidad de vida, reducir efectos secundarios de la medicación y mejorar niveles plasmáticos de LDL para reducir el riesgo de eventos cardiovasculares. Además, puede contribuir en la adhesión terapéutica, recordando los efectos beneficiosos del tratamiento con estatina y de sus interacciones y posología.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Rafael Nieto Leal, Miguel López Garrido, Antonio Luis Gamez López, Gustavo A. Cortez Quiroga, Carmen Durán Torralba y Miguel Ángel López Gil, de Linares.