La gran mayoría de pacientes diabéticos han sido diagnosticados al hacerles una analítica rutinaria de control. La periodicidad de la determinación de la glucemia basal en la persona no diabética no tiene evidencias para establecer una recomendación. Sin embargo, la glucemia suele añadirse habitualmente en el contexto de la detección o seguimiento de otros factores de riesgo cardiovascular, y según el PAPPS (Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud) se aconseja una periodicidad mínima de cada 4 años a partir de los 40 años.
El test FINDRISC permite detectar el riesgo de desarrollar diabetes e identificar personas con diabetes no conocidas. Otro porcentaje de pacientes, pero mucho menor, acude a la consulta porque disponen en su domicilio de algún glucómetro por tener algún familiar diabético y aprovechan para examinarse ellos la glucemia. Y por último, otro pequeño porcentaje acude por notar síntomas (poliuria, polidipsia y pérdida de peso). Teniendo en cuenta la prevalencia de la enfermedad y de que la diabetes supone un incremento del riesgo cardiovascular de aproximadamente 2 veces con respecto al paciente no diabético, el papel de las oficinas de farmacia en la detección de posibles pacientes podría ser también un punto importante para mejorar el diagnóstico.
Estas personas con diabetes suelen ser obesas y llevan una mala calidad de vida normalmente, ya sea por no mantener un control de peso adecuado, no hacer nada de deporte, ni dieta, en algunos casos si fuman aun es peor. Lo primero que se suele hacer es introducir una dieta, buenos hábitos, dejar de fumar, hacer deporte con moderación, y alternado con fármacos necesarios para regular el control, y mantener al paciente controlado.
Desde la farmacia
Una parte de pacientes si puede venir de la farmacia, pero la gran mayoría cuando acude al médico, quizás por otras causas, se le acaba diagnosticando una diabetes, y ni eran conscientes, no lo sabían.
La diabetes cada vez es más común entre la población y tiende a aumentar día a día, como consecuencia de varios aspectos, que van desde no vigilar que comemos, como lo hacemos, en donde lo hacemos… hasta los malos hábitos que ayudan a que cada vez haya más pacientes con diabetes y otros factores de riesgo asociados, ya sean HTA, dislipemia... El estado físico y la falta de ejercicio también favorecen a que la diabetes sea un factor de más relevancia y más común en la población. Lo perjudicial es que este tipo de enfermedad viene asociado en muchos casos de otros problemas cardiovasculares como HTA y dislipemia, lo que hacen que el paciente sea como una bomba de relojería al combinarse estas enfermedades. Cabe destacar que los antecedentes familiares también juegan aquí su papel. Es importante tenerlos en cuenta.
Patología en aumento
Y es que la prevalencia mundial de la diabetes en adultos mayores de 18 años ha aumentado del 4,7% en 1980 a casi el 10% de la población mundial; hablando de un total de 422 millones de personas. En el paciente diabético se asocian diferentes factores de riesgo cardiovascular que se potencian entre sí, como la HTA, dislipemia, obesidad y tabaco. Se calcula que entre un 40 a un 60% de las personas diabéticas padecen también HTA. En los diabéticos tipo 1 la HTA suele diagnosticarse años después del inicio de la enfermedad (cuando empieza a deteriorarse la función renal). En los diabéticos tipo 2 el diagnóstico de HTA suele hacerse a la vez, o incluso antes que el de la diabetes. La dislipemia se detecta en el 50-55% de los diabéticos 2, las alteraciones más frecuentes son: elevación de triglicéridos y LDL, descenso de las HDL y aumento de las LDL. En los diabéticos la hipertrigliceridemia tiene una estrecha relación con la presencia de macroangiopatias. Más del 60% de diabéticos 2 son obesos; hay una clara relación entre la obesidad y la resistencia a la insulina. La obesidad abdominal o androide, más frecuente en varones, condiciona una mayor morbi-mortalidad cardiovascular. La asociación de diabetes tipo 2 más HTA más dislipemia más obesidad central da lugar al síndrome plurimetabólico, que comporta un riesgo cardiovascular grave. En los pacientes diabéticos siempre es necesario un abordaje global del riesgo cardiovascular, por ello, los controles de prevención primaria y secundaria cardiovascular incluyen un control semestral con analítica, ECG, toma de presión arterial, consejo antitabaco y control de peso con IMC.
Cambio de vida
Las primeras pautas siempre van a ser recomendar las modificaciones en el estilo de vida (MEV) del paciente(alimentación adecuada, ejercicio físico...). En ocasiones y si las glucemias y/o HbA1c son muy elevadas se puede iniciar tratamiento farmacológico conjuntamente con las MEV.
El seguimiento del paciente se coordina entre medicina de familia y enfermería. El médico diagnostica, recomienda MEV i/o fármacos y realiza exploraciones físicas y complementarias semestrales para valoración de posibles afectaciones de órganos diana. Enfermería realiza educación sanitaria referente a la dieta, ejercicio y control glucémico, así como educación sobre como administrar los fármacos y exploración física: pie diabético, derivación a la unidad de UCO o podología.
Cuando se confirma el diagnóstico de diabetes mellitus tipo 2 es importante implicar al paciente en las decisiones para tomar consciencia de su enfermedad y garantizar al máximo la adhesión a la dieta, ejercicio y tratamiento.
Seguimiento en farmacia
Las farmacias desempeñan un papel muy importante en la identificación de las personas con diabetes y con las de alto riesgo. Las investigaciones llevadas a cabo por la Sociedad Española de Farmacia Familiar y la Federación de Diabéticos Españoles destaca la eficacia de las oficinas de farmacia en la detección de los pacientes propensos a desarrollar la enfermedad. Un farmacéutico realizando seguimiento farmacoterapéutico en un centro de salud mejora, en estrecho contacto con el médico de familia, la mayoría de resultados de los pacientes con diabetes.
Así, el papel que puede tener el farmacéutico es de ayuda, tanto al estamento sanitario como al propio paciente, puesto que ocupan un lugar en la cadena de tratamiento nada despreciable, que es el de dispensar el tratamiento médico, y pueden asesorar al paciente sobre cómo deben tomar los fármacos, qué efectos secundarios puede tener, así como dar pautas dietéticas y de orden sanitario. A nivel sanitario el farmacéutico también puede aportar información sobre adherencia del tratamiento por parte del paciente. Así puede detectar errores en los fármacos, en la posología o abandonos temporales o definitivos en el tratamiento a realizar. Además puede ser la persona que detecte las complicaciones de manera precoz. En aquellos pacientes que presenten hipoglicemias o mal control metabólico, la cercanía puede ser un criterio que evite situaciones de gravedad. Por último, debe ser el enlace con el medico de atención primaria para mejorar los hábitos de vida adecuados en el paciente con diabetes mellitus 2.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Roque Lucas Sánchez, Carlos Ribera Soler, Rafael Arguindegui Pons, José Luis Montserrat Delgado, Joaquim San José Mataró, Miguel Campo de Juan, Ignacio González Sancho, Francesc Solé Llorens, de Sabadell; los especialistas en Medicina de Familia Esther Juanola Torrent, Alicia Mostazo Muntané, Ana Guarch Ibañez, Ramón Noguera Rodríguez, Jordi Seuba Garcés y Albert Boada Valmaseda, en Barcelona, y María Pilar Biendicho Palau, Tomás Alonso Sancho y Jaime Cortés Genesca, de Balaguer.