En el paciente diabético hay que aplicar una serie de controles cuyos resultados marcan cómo va evolucionando. Las pautas establecidas de control del paciente diabético se individualizan según el tipo de tratamiento recibido.
El control de la glucemia se establece con un glucómetro, pinchándose en la yema del dedo o en el lóbulo de la oreja y poniéndose en una tira reactiva. Esta prueba se tiene que repetir regularmente por el paciente, de forma variable en función del grado de control que tenga el diabético. Estos resultados se registran para que puedan ser revisados por el médico. También se hace un control de la glucemia 2-3 meses después de ser diagnosticado y se recomienda su repetición trimestral. Si el paciente es muy estable, se pueden espaciar algo más estos controles.
El análisis de los cuerpos cetónicos es importante siempre que el paciente diabético presente un nivel superior a 250 mg/dl, sobre todo en pacientes con DM1. Si hay síntomas de cetosis, como vómitos, náuseas y dolor abdominal hay que hacerlo.
Es importante conocer las cifras de presión arterial y los niveles de lípidos, al igual que conocer el peso y para evitar las complicaciones, se debe hacer una revisión de pies y ojos.
Periodicidad de los controles
Por normal general, se recomienda determinar HbA1c al menos 2 veces al año en los pacientes que han alcanzado los objetivos terapéuticos (control glucémico es estable). Se debe determinar la HbA1c cada 3 meses a los pacientes que no alcanzan los objetivos marcados de control de glucemia.
El principal problema con el que se encuentran en las consultas tanto los médicos como la enfermería es que la mayoría de los pacientes diabéticos tiene muchas dificultades para determinar un plan dietético coherente, ya que para ellos es difícil sabe qué comer y, por lo tanto, seguir con plan alimenticio óptimo. No obstante, se debe hacer hincapié en que no existe un patrón alimenticio estándar o común para todos los pacientes diabéticos. Su planificación debe ser personalizada, adaptándose a las características tanto físicas, mentales y socioeconómicas del paciente, ya que el tratamiento dietético cumple una función integral en el manejo de la diabetes.
Mala adherencia
Porque la mala adherencia tanto de los hábitos de vida saludables como del tratamiento farmacológico entorpece el control del paciente diabético.
Cuando el paciente tiene un mejor conocimiento de su enfermedad hay un mejor autocontrol, que se verá reflejado en los resultados de las Hb1Ac, ya que se obtendrán control de Hb1Ac dentro del objetivo terapéutico. Así también se asociara a una mejor calidad de vida del paciente, a un menor riesgo de mortalidad y una menor asistencia médica.
La mayoría de los pacientes sí que entienden las recomendaciones que se les hacen. El objetivo de la educación de las personas con diabetes es mejorar el conocimiento y las habilidades, capacitándolas para asumir el control de la enfermedad e integrar el autocontrol de la enfermedad en su vida cotidiana. Entre las actividades que realiza el personal de enfermería con una persona diabética, se encuentra la educación del paciente y su familia y el apoyo en el momento de asumir las nuevas condiciones en que se desenvolverá la vida del enfermo, y la ayuda para propiciar un clima hogareño más adecuado.
El personal de enfermería garantiza un adecuado seguimiento a los pacientes diabéticos. Resulta esencial en la preparación de las dietas personalizadas y de los planes de ejercicios físicos. Asimismo, controla el buen funcionamiento de los glucómetros y bombas de insulina, y procura que la persona se aplique correctamente su inyección de insulina o el seguimiento del tratamiento farmacológico oral.
Educación diabetológica
La diabetes es una enfermedad de larga evolución, en la que las complicaciones pueden hacer su aparición. Muchas veces el paciente no es consciente de la importancia de realizar un buen control de la enfermedad. Para soslayar este inconveniente es imprescindible la educación sanitaria continuada a través de las visitas de seguimiento, haciendo participe del control de la enfermedad al propio paciente.
El farmacéutico tiene un importante papel en la detección del paciente con diabetes y es fundamental en la adherencia y el seguimiento, factores clave en este tipo de pacientes.
La farmacia comunitaria puede convertirse en un espacio clave en la gestión de la diabetes, y tender una mano a los pacientes, sumando un aliado más en su lucha diaria. La Sefac y la Semfyc y otras sociedades científicas ya trabajan en coordinación entre médicos, enfermería y farmacia comunitaria para que aborden el tema de la prevención, control y seguimiento de la diabetes.
Coordinación
El farmacéutico, especialmente con la receta electrónica y el grado de complicidad, puede controlar el grado de cumplimentación de la terapia farmacológica (controlando si el paciente retira de la farmacia la medicación necesaria periódicamente etc). Desgraciadamente, salvo en localidades pequeñas, el nivel de coordinación entre el médico y el farmacéutico es prácticamente nulo.
Por lo tanto, debería establecerse una buena coordinación entre ambos profesionales para poder realizar correcciones al paciente y poder mejor los autocontroles para poder llegar a los objetivos terapéuticos establecidos y mejor la calidad de vida de los pacientes diabéticos.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Atención Primaria Armando Larnia Sánchez, Cayetano Alarcón Giménez, José Antonio Ferrández Navarro, Iluminada Paniagua López, Janet Kopke Martin y Amauris Ernesto Hernández Veras, del Centro de Salud San Blas; Juan José Ballester Baixauli, Antonio Ripoll Cano, Jesús Bleda Cano, Joaquín López Moreno, Manuel F. Ramirez Espinosa y José Alfredo Agullo López, de Alicante; Ariadna Hernández Trejo, Vicente Orts Buchon, Algel Cabrera Santacreu, del Centro de Salud Denia, y los médicos de Familia Juana María Delgado Lorente, Rosana Satorre Tomás, Rosa Ana Valero Valero y Ruperto Manzanares García, del Centro de Salud La Fábrica, de Alcoy.