sábado. 21.09.2024

Actualmente, en una consulta de atención primaria se tratan aproximadamente entre 150 a 300 pacientes diagnosticado de hipertensión arterial. El porcentaje de hipertensos diagnosticados en edades tempranas, es decir, adultos jóvenes es escaso y no llega al 1%. La misma situación ocurre en diagnosticar a hipertensos con elevado riesgo cardiovascular y también en aquellos que hubieran tenido un accidente cardiovascular y que posteriormente se le diagnostica hipertensión arterial. En general, los pacientes hipertensos en tratamiento están bien controlados y no es habitual que presenten ningún accidente cerebrovascular o cardiovascular. Así, los pacientes a los que se diagnosticó tempranamente su HTA ascienden al 20%, los que tienen un elevado riesgo cardiovascular en el momento del diagnóstico de la HTA se sitúan en un 10%, los diagnosticados tras un accidente cardiovascular que podría haberse evitado de haber sido diagnosticado antes de HTA llegan al 5%.

Entre 30 y el 40% de los pacientes tienen la presión arterial controlada. Por su parte, los pacientes con diabetes son más difíciles de controlar, ya que la cifra objetivo es más exigente. Y hay que tener en cuenta que el 80% de los pacientes con diabetes tienen hipertensión y que el 60% de los pacientes con prediabetes también presentan hipertensión.

En cuanto a los pacientes no controlados porque no acuden a los controles rutinarios, hay que destacar que no suelen ser conscientes de la importancia del control de la HTA y del riesgo cardiovascular que conlleva un mal control de ésta. Por otro lado, los pacientes que además de HTA padecen diabetes y/o dislipemia suelen ser pacientes más responsables y colaboradores, pero en este grupo también hay un porcentaje elevado de pacientes no controlados y que no acuden con regularidad a los controles rutinarios.

No cumplidores

Los no cumplidores representan entre 40 y el 60% de los pacientes que además de no tomar su medicación no asisten a los controles de presión o no comentan esta situación. Entre los pacientes tratados y controlados con monoterapia, doble y triple terapia; el 35-40% están con monoterapia (ARAII, IECA); entre el 45- 50% doble terapia (ARAII o IECA + diurético) y el 10% triple terapia (ARAII+diurético+amlodipino).

Los pacientes no son conscientes de que la HTA es crónica y que el control de la misma puede reducir el riesgo de eventos cardiovasculares graves. Un mayor seguimiento y la colaboración con las farmacias, que es donde suelen acudir a recoger su medicación y tomarse la tensión, podría ayudar a mejorar el seguimiento y transmitir la importancia del cumplimiento del tratamiento y la as centro de salud para su seguimiento y ajustes de tratamiento si procede.

Olvidos

La principal causa por la que los hipertensos dejan de tomar la medicación es el olvido, sobre todo, en pacientes ancianos con inicio de demencia senil donde la confusión es frecuente, porque no llegar a saber exactamente cómo y cuándo deben tomar la medicación. Son pacientes de edad avanzada que tienen pluripatología y varios fármacos que tomar todos los días.

En estos casos son muy útiles los pastilleros, donde se colocan toda la medicación de la semana y divididas por días de lunes a domingo. Estos pastilleros pueden ser rellenados bien por familiares o incluso en la misma farmacia donde adquiere la medicación de forma rutinaria. Esta es una función importante que deben adoptar las farmacias de barrio.

Manejo individualizado

En cuanto a qué medidas se podrían adoptar para implementar el cumplimiento, se debe tener en cuenta que el paciente hipertenso debe ser tratado de una manera individualizada, en relación a los factores de riesgo que pueden estar presentes y a la patología asociada. Tras haber decidido la estrategia general, se deben determinar los objetivos terapéuticos específicos y establecer un plan terapéutico detallado para reducir la presión arterial y el riesgo cardiovascular global. Dicho plan debe tener en cuenta la vigilancia de la presión arterial y de otros factores de riesgo, y engloba tanto tratamiento no farmacológico (medidas que modifican el estilo de vida, reducción de peso, abandono del tabaco y alcohol, reducción del consumo de sal, aumento de la actividad física) así como tratamiento farmacológico (dependiendo de los niveles de presión arterial y del riesgo cardiovascular global del paciente). En este sentido, hay que intensificar, entre otras acciones, el adoptar medidas para una mayor educación sanitaria, proporcionar citas al paciente de control con contaje de pastillas, o facilitar el acceso a las consultas adaptando la cita a su vida laboral.

Las medidas de contención del gasto no afectan al incumplimiento, puesto que las enfermedades cardiovasculares se han convertido en la primera causa de muerte en todos los países occidentales siendo considerado como uno de los mayores problemas de Salud Pública. En este sentido, los factores de riesgos asociados a la HTA son modificables y dependen no solamente de la elevación de las cifras de presión arterial, sino también, de la presencia de otros factores de riesgo CV y/o lesiones en los órganos diana. La HTA por tanto se ha convertido en una de las enfermedades de ser susceptible de una intervención preventiva.

Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Ángeles Aragón Martínez, José Antonio Piqueras López, Julio Fernández Romero, Juan Pedro López Marín y Juan Antonio Pina Pelegrin, del Centro de Salud Espinardo; los médicos de Atención Primaria Miguel Ángel Sempere Pascual, Mª José Mulet Pons, María García Galán, Mª Carmen Estruch Vidal y Vicente Javier Juan Alberola, del Centro de Salud Santa Pola, Alicante; los médicos de Familia Juan Francisco Jiménez Vicente, Juan Francisco Peñalver Crespo, Fernando Hernández Menarguez y Tomasa Santos Jiménez, de Murcia, y Julia Burgos Marcos, Jorge María Ruiz Mulero, María Luisa Rodríguez García y Ana Ángeles Cano Vicente, de Hospital D. Rafael Méndez.