El síndrome metabólico (también conocido como síndrome X, síndrome plurimetabólico, síndrome de insulinorresistencia, síndrome de Reaven) es un conjunto de factores fisiológicos, bioquímicos, clínicos y metabólicos que conllevan un aumento del riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular o diabetes mellitus tipo 2, y fallecer por ello. Estos factores se pueden resumir en resistencia a la insulina, exceso de grasa abdominal, dislipidemia aterogénica, disfunción endotelial, susceptibilidad genética, hipertensión arterial, estado de hipercoagulabilidad y estrés crónico. Las causas subyacentes a este síndrome se relacionan con un exceso de calorías, azúcar, grasas, sal, tecnología liberadora de esfuerzos y entretenimiento pasivo. Todo ello condiciona una elevada morbimortalidad cardiovascular ampliamente confirmada, ya que aumenta el riesgo de ateroesclerosis por aumentar el riesgo de diabetes, dislipemia e hipertensión arterial.
El perfil del paciente con síndrome metabólico es una persona con obesidad o sobrepeso abdominal, hipertenso o con cifras altas de presión arterial, con aumento de la resistencia a insulina, secundario al aumento del tejido graso visceral, lo que origina cifras de glucemia basal elevadas. Alteraciones del perfil lipídico, en gran parte secundaria a esa glucemia basal alterada, triglicéridos también elevados.
Diagnóstico
Es el típico paciente con sobrepeso, secundario a aumento de la ingesta de alimentos, sedentario. Todo esto origina las alteraciones típicas del síndrome metabólico. El diagnóstico es clínico y es una condición que afecta a un 25% de la población, pudiendo afectar también a personas con normopeso. Su prevalencia es elevada en la población general, en gran parte secundario al ritmo de vida bastante sedentario. Su mayor incidencia es en la población de edad media y avanzada. Así, se trata de un paciente de edad comprendida entre los 35 y los 65 años, con baja actividad física, obesidad troncular y enfermedades de riesgo cardiovascular (HTA, dislipemia y DM).
De los 5 criterios definitorios del síndrome metabólico, los tres que aparecen con mayor frecuencia son el aumento del perímetro abdominal, glucemia basal alterada y dislipemia. El perímetro abdominal aumentado está presente en un elevado porcentaje dela población adulta en España. El 90% de los pacientes de primaria suelen cumplir este criterio. La glucemia basal por encima de 100 mg/dl es un parámetro también muy frecuente. Las cifras glucemias por encima de 100, sin llegar a diabetes mellitus, son muy prevalentes en la población general. Posiblemente, está presente en el 50% de los pacientes que se ven en la consulta diaria. Y el tercer criterio en frecuencia son cifras de triglicéridos de 150, hay que recalcar que se consideran dentro de la normalidad cifras hasta 165 mg/dl.
En estos pacientes con gran frecuencia se asocian también cifras elevadas de tensión arterial y colesterol HDL disminuidas. Así como otras patologías como gonartrosis, lumbalgias etc, sobretodo patología osteomuscular y asocian la toma de antinflamatorios no esteroideo
Forma de actuación
Es un síndrome que debe abordarse de forma conjunta e individual. Se debe valorar cada uno de estos criterios diagnósticos de forma individual, valorar si alguno de ellos cumple diagnósticos patológicos. Si presenta una glucemia basal por encima de 126 mg/dl debe de ser considerado como diabético, si presenta cifras de triglicéridos por encima de 200 hay que plantearse pautar un tratamiento con fibratos. Ante cifras de colesterol HDL, hay que buscar cifras de colesterol LDL y ver si cumplen criterios para pautar fármacos hipolipemiantes. Así como si presenta cifras elevadas de tensión arterial.
Por tanto, cada uno de los criterios definitorios de este síndrome debe ser abordado individualmente. Y no perder la idea de conjunto del paciente. Pero hay que insistir en la valoración del individuo en conjunto y de cada uno de los criterios definitorios del síndrome metabólico individualmente.
Todos los profesionales sanitarios pueden ayudar en el abordaje de esta patología, fomentando el ejercicio físico e indicando dietas con restricción calórica que está demostrado aumentan la esperanza de vida, reducen el riesgo de desarrollar diabetes y enfermedades cardiovasculares.
El apoyo del farmacéutico es importante y fundamental, ya que refuerza los parámetros y directrices dadas al paciente en consulta. Es fundamental el refuerzo en la educación sanitaria del paciente así como el refuerzo positivo y seguimiento en la realización de la dieta y cambio de estilo de vida.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Medicina General Ana Pérez Ferri, Juan Pérez Verdu, José Antonio Díaz Candano, Rafael Pérez Trullas, Amelia Lloret Gallud y Antonio Ripoll Cano, de Alicante; Susana Puebla Gonzalo, María Lope Martin-Sanz, Úrsula Alvado Pérez, Pompilio Pedro Chulvi, Alexander Llanos Parra, Antonio Ripoll Cano, del Centro de Salud de Altea, y los médicos de Familia Manuel Gallud Gilabert, Herminio Castellote Pérez, Jaime Cases Escudero y Elizabeth Selva Marroqui, de Callosa de Segura.