sábado. 21.09.2024

En la práctica clínica habitual, los profesionales se encuentran con pacientes mal controlados, sobre todo en patologías crónicas prevalentes, como puede ser la hipertensión arterial. Esto se debe a la inercia clínica, al fallo en la iniciación o en la  intensificación del tratamiento cuando está indicado para alcanzar los objetivos terapéuticos. De hecho, la inercia clínica puede afectar en Atención Primaria al 76% de los casos de HTA, según un estudio de la SEMERGEN, lo que conlleva un incremento de la mortalidad, discapacidad y costes en la atención sanitaria.

Y es que el uso de los nuevos fármacos viene lastrado por la inercia clínica, lo que hace que se tarde entre 8 y 12 meses en introducirlos en la práctica clínica.

Para evitar esto se han propuesto varias medidas, tanto desde el punto de vista del profesional, educación continuada, difusión y actualización guías, mayor interrelación con nivel hospitalario, como desde la Administración con medidas para facilitar herramientas que mejoren la actividad y acceso a pruebas diagnósticas y nuevos fármacos a los facultativos.

La autorización de comercialización de cualquier medicamento lo realiza la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, por lo que el acceso a nivel de cualquier comunidad autónoma está garantizado en la normativa julio 2015; artículo 91, principio de igualdad territorial.

No obstante, puede haber diferencias en algunos fármacos si el servicio de salud correspondiente decide que para la dispensación precise visado, aunque no es el caso de ningún fármaco actual para la hipertensión.

Límites a la prescripción

En cuanto a la dificultad para su prescripción por ser novedad terapéutica, la recomendación de no usar un porcentaje alto de novedades terapéuticas, respecto a la prescripción general, se premia en los objetivos anuales como un ítem más de los múltiples a cumplir a nivel farmacológico.

El acceso a los nuevos fármacos es menos ágil de lo que a los profesionales les gustaría, en general suelen ser fármacos de coste más elevado y es habitual que la Administración establezca límites en la prescripción. Fundamentalmente es una cuestión económica.

Desde Atención Primaria se juega un papel importante en el diagnóstico y el inicio de los tratamiento antihipertensivos, la accesibilidad del paciente al centro de salud y los controles rutinarios hacen que se detecte precozmente al hipertenso.

Terapia individualizada

El médico de Atención Primaria debe estar al tanto de los distintos tratamientos y de la novedades terapéuticas, ya que el tratamiento antihipertensivo debe ser individualizado. Conocer los mecanismos de acción, interacciones y los posibles efectos secundarios van a permitir adaptar los tratamientos a cada paciente.

Una vez que se detecta al paciente con cifras de presión arterial elevadas hay que realizar una historia clínica completa, descartar HTA secundaria, valorar otras enfermedades cardiovasculares, comprobar afectación de órganos diana y estratificar su HTA para el inicio de tratamiento. Terminado este primer paso, se valora la confirmación de HTA, haciéndolo acudir a controles semanales, adjuntando los valores de presión arterial ambulatorios o valorando la realización de un MAPA.

Ya con el diagnóstico de HTA se inicia tratamiento con el antihipertensivo elegido iniciando con dosis bajas para titular y ajustar hasta alcanzar el objetivo en las siguientes visitas. Es importante empatizar con el paciente para conseguir una mayor adherencia al tratamiento y a las medidas no farmacológicas.

Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Concepción Nogueira Santas, Susana Hernaiz Valero, Carolina Valcarce Rodríguez y Evangelina Filloy Miguez, del Centro de Salud Val Miñor.