sábado. 21.09.2024

La jubilación influye en el paciente diabético, ya que hay un cambio importante en la vida de las personas que padecen enfermedades crónicas como la diabetes, sobre sobre todo por su prevalencia en la población mundial y su aumento en los últimos años. En el diabético, el autocuidado y control de sus enfermedades pasa a un primer plano al jubilarse. El paciente jubilado es más demandante de servicios sanitarios, por lo que al acudir con más asiduidad al médico y enfermera hace que conozca mejor su enfermedad, autocuidados y control. Por regla general, es más cumplidor. Todos estos factores le llevan a que sea un paciente mucho mejor cumplidor que los más jóvenes en plena actividad laboral.

Paradójicamente, estos pacientes al ir envejeciendo tienen más prevalencia de otras patologías como los diferentes tipos de demencias, artrosis y otros factores de riesgo cardiovascular, lo que pueden hacer que el cumplimiento en el tratamiento de la DM2 no sea adecuado al ser pacientes polimedicados y peor cumplidores con la medicación.

Por todo esto, aunque por regla general el paciente se haga más cumplidor al jubilarse, hay algunos estudios que han puesto de manifiesto que la percepción de la salud y la de la enfermedad pueden disminuir con la jubilación y, por eso, en determinados pacientes a partir de esa edad puede bajar el cumplimiento terapéutico.

Cumplimiento terapéutico

La jubilación constituye, no sólo en los diabéticos sino en todos los pacientes afectados por enfermedades crónicas, un importante punto de inflexión en diferentes aspectos del cumplimiento terapéutico. Durante la etapa de actividad laboral, en la mayoría de los pacientes, a pesar de ser la diabetes una enfermedad crónica y con complicaciones potencialmente graves, pasa a un segundo plano en el orden de prioridades vitales de atención del paciente. Así, el cumplimiento terapéutico empeora en pacientes jubilados, no tanto por este hecho, sino por asociarse al envejecimiento otras comorbilidades que hacen que el paciente esté poli medicado, lo que suele perjudicar el cumplimiento.

Como posibles medidas para mejorar el control del cumplimiento en el paciente diabético jubilado, se puede considerar que al disponer de más tiempo acuda a su médico para mayor control. Es importante promover actuaciones individuales y grupales para motivar al paciente, mejorando el conocimiento de su enfermedad, complicaciones y sobre todo como actuar para mejorar su control. Se le puede citar en la consulta para disponer de tiempo extra. Es importante llevar una vida organizada, con rutinas diarias, buena alimentación y disponer de tiempo para hacer ejercicio.

Se les puede citar en consulta programada para disponer de un tiempo extra y así practicar una escucha activa que ayude a crear un clima de confianza y permita detectar los aspectos subyacentes que pueden estar influyendo en la implicación y cumplimiento terapéutico. También sería interesante que existieran actividades de grupo para reforzar la memoria y la actividad física.

Implicación de la familia

Es importante la participación de la familia para mejorar este control. Con respecto a la educación por parte de los profesionales sanitarios, ésta se considera una parte fundamental en los cuidados del diabético para mejorar el control metabólico y reducir las complicaciones agudas y crónicas y las hospitalizaciones. Las personas con diabetes, utilicen o no insulina, tienen que asumir la responsabilidad del control diario de su enfermedad; por ello, es clave que entiendan la enfermedad y sepan cómo tratarla. Por eso, tanto enfermería como los farmacéuticos son profesionales sanitarios indispensables para llevar a cabo una buena educación sanitaria y así poder realizar las labores que todo diabético requiere a nivel de llevar una vida saludable y un cumplimiento medicamentoso óptimo.

Los equipos de Atención Primaria tienen un papel importante para mejorar el cumplimiento terapéutico, donde la buena relación médico-paciente es la base para alcanzar los objetivos propuestos. Los estudios demuestran que las personas con diabetes tienen más probabilidad de tener depresión. En estas circunstancias, llevar un control diario de la diabetes puede producir estrés. Y es posible que en algunas ocasiones se sienta solo o aislado de sus familiares y amigos a causa de todo este sacrificio añadido. Una enfermedad como la diabetes que es de por vida, perjudica la salud mental. La depresión dificulta sentirse motivado para cuidarse la diabetes. Algo tan básico como levantarse de la cama ya requiere un esfuerzo. Cuando una persona con diabetes tiene depresión, sus resultados empeoran considerablemente.

Trabajo coordinado

En definitiva, es muy importante que el tratamiento de la DM2 esté basado en un trabajo en equipo. Dicho equipo integrado por el médico de familia, enfermeros, terapeutas y farmacéuticos, que deben desempeñar funciones distintas pero bien definidas, con una visión global en cuanto al tratamiento y cumplimiento terapéutico de la DM2.

Todo esto redundará en un mejor y mayor control terapéutico del paciente con diabetes. El paciente lo agradecerá y se involucrará aún más con su enfermedad. El farmacéutico también tiene un papel muy importante en el seguimiento del paciente. Con la receta electrónica puede comprobar si el paciente retira el total de la medicación prescrita. Además, puede tomarle presión arterial y el peso cada vez que acude a la oficina de farmacia. Sería muy interesante que los farmacéuticos se pusieran en contacto con los médicos cuando detectaran un mal cumplimiento por parte del paciente jubilado, sobre todo si sospecha que es por perdida de las facultades cognitivas.

Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Diego Mestre Domínguez, Joaquín Araujo Sanabria, Basilio Martínez Mora, Crescencio Camacho Vázquez y Miguel Ángel González Barrero, de Huelva; José Luis Cidra Gordillo, Mari Carmen Vela González, José Manuel Cabezón Pons y Antonio García Hidalgo, del Centro de Salud de Villafranca de los Barros; los médicos de familia Antonio Fernández-Llebrez Castaños, del Centro de Salud Polavieja; José Olmedo Ruiz, del Centro de Salud Mollina; José Rodríguez García, del Centro de Salud de Antequera; José Antonio Torres Avilés, del Centro de Salud Humilladero, y los cardiólogos Antonio Cordero Aguilar y José Raul López Salguero, del Hospital de Antequera; el internista Sergio Niño Bernal y el cardiólogo Antonio Martín Santana, del Hospital de Jerez; los médicos de Familia Andrés Herrera Cámara, del Geriátrico Monte Alto de Jerez; Manuel Tejero Bernal, del Centro de Salud La Serrana de Jerez, y Enrique Silva García, del Consultorio de Algar.