sábado. 18.05.2024

Además de la dislipemia, la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, la obesidad, el tabaquismo, el consumo de alcohol, el sedentarismo, la mala alimentación, el estrés y la ansiedad son factores de riesgo cardiovascular modificables. También hay que contar con la edad y el sexo como factores de riesgo.

Para el diagnóstico de dichos factores es fundamental llevar a cabo una analítica, anamnesis y exploración básica del paciente. En la analítica cuando se diagnostica la dislipemia también se dispone de las cifras, al menos, de la glucemia basal con lo que se puede descartar o diagnosticar la diabetes.

En la anamnesis se preguntará por el tabaquismo y en la exploración básica se registrarán las cifras de la presión arterial y se calculará su IMC. También es importante la determinación del perímetro abdominal en todos los pacientes con sobrepeso. En Medicina de Familia, es muy recomendable seguir el Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud (PAPPS) de la Sociedad de Medicina Familiar y Comunitaria que dice cómo llegar al diagnóstico de los factores de riesgo cardiovascular. En cuanto al tratamiento y seguimiento de estos factores es mejor seguir las guías editadas por las sociedades científicas. El seguimiento correrá a cargo tanto del profesional médico como de enfermería en las visitas programadas para los factores de riesgo cardiovascular. La presión arterial, el consumo de tabaco y el peso se medirán cada tres meses y la analítica para control de glucemia y dislipemia cada 6 meses.

Abordaje global

El abordaje del riesgo cardiovascular debe efectuarse de forma integral o global. La decisión de iniciar un tratamiento se basará en éste, en lugar de en los niveles individuales de cada factor, lo que explica la necesidad de elaborar tablas de estratificación del riesgo y guías clínicas para su correcto cálculo y posterior abordaje terapéutico. Tras evaluar el riesgo individual, las medidas preventivas deben incluir intervenciones dirigidas a la modificación del estilo de vida y la adquisición de hábitos saludables y medidas farmacológicas en los casos indicados, siempre en función de la intensidad del factor de riesgo, así como del riesgo cardiovascular global.

Desde la farmacia

El farmacéutico, como profesional del ámbito sanitario, juega un papel fundamental en el diagnóstico de dichos factores, porque en muchas ocasiones los pacientes acuden a sus oficinas a medirse la presión arterial, la glucemia capilar e incluso el colesterol digital. Además, son profesionales importantes en el seguimiento de la cumplimentación del tratamiento, ya que en sus sistemas informáticos tienen registrado cuando retira el paciente la medicación de la oficina de farmacia, y esto puede servir como medida para conocer el cumplimiento terapéutico. No hay que olvidar que el farmacéutico es una parte fundamental en la educación sanitaria y en resolver dudas al paciente por su cercanía y accesibilidad, porque las oficinas de farmacia tienen una clara función en la transmisión al paciente de la importancia sobre el cumplimiento terapéutico, así como en la detección de posibles interacciones farmacológicas.

En definitiva, pueden ocuparse de evaluar y dar soporte a Atención Primaria, de informar sobre procesos de farmacoterapia, evaluar prestaciones por morbilidad, sesiones periódicas con enfermería y médicos, protocolos y guías farmacoterapia en ocasiones e intervenciones para mejorar práctica clínica.

Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Gonzalo Palomar, Salvador Comes, José María Sabater, Eva Carrascosa y Víctor Moreno, de Valencia, y los médicos de Atención Primaria José Francisco Ibor Pica, Anselmo Hernández Gil de Tejada, Francisco Llosa Fernández de Guevara, Juan del Campo Gonzalvo, José Antonio Minaya Collado y Juan Vicente Climent Gómez, del Centro de Salud Campanar.