El objetivo a conseguir en el paciente diabético es una reducción de la HbA1c por debajo o cerca del 7%, pues está demostrado que se reducen las complicaciones microvasculares. Si se inicia pronto el control se asocia a una reducción a largo plazo de las enfermedades macrovasculares. Pueden considerarse metas menores en algunos pacientes de diagnóstico reciente y alta esperanza de vida siempre que no existan hipoglucemias u otros efectos adversos del tratamiento; y metas menos estrictas (entre 7,5%-8,5%) en mayores con menor esperanza de vida, complicaciones micro o macrovasculares avanzadas, comorbilidades o historia de hipoglucemias severas. En caso de no conseguir objetivos de HbA1c <7% ni de glicemia capilar prepandrial capilar entre 80-130 mg/dL pueden considerarse objetivos de glicemia postpandrial <180 mg/dL. Así, con un buen control metabólico, las revisiones se harían cada tres meses, con un examen de glucosa en ayunas; cada seis meses, agregar a lo anterior hemoglobina glicada y perfil lipídico completo y cada año, lo anterior más estudiar la función renal, ECG, fondo de ojo y valoración general del riesgo cardiovascular existente.
Si hay un mal control metabólico, hay que mejorar el seguimiento de las medidas higiénico-dietéticas, la adherencia al tratamiento farmacológico y reforzar educación para la salud. En todos los casos, tanto aquellos pacientes con un control metabólico adecuado como en los que no, hay vigilar estrechamente la cuestión higiénica-dietética y la adherencia al tratamiento como base para conseguir llegar a un correcto control de la enfermedad del paciente.
Tomar conciencia de la enfermedad
Falta de adherencia terapéutica y de suficiente conciencia de enfermedad es un obstáculo importante para alcanzar un buen control glucémico. Por eso, se debe tener un regular seguimiento de las pautas de ejercicio y de actividad física. La dieta es fundamental en el manejo de la DM y será la única intervención necesaria en muchas ocasiones. Los objetivos de la alimentación consisten en proporcionar un buen estado nutricional. Hay que ser conscientes que modificar hábitos alimentarios es difícil de conseguir y precisa de intervenciones motivacionales intensas y duraderas.
Para planificar y ejecutar las intervenciones de enfermería en el cuidado del paciente diabético es indispensable que el profesional valore, establezca los diagnósticos de enfermería y proyecte las intervenciones que son los cuidados directos que se realizarán en beneficio del paciente. Estos aspectos engloban tanto los iniciados por enfermería como resultado de sus diagnósticos como los indicados por el médico.
Papel de enfermería
Entre estas intervenciones destacan la educación sobre prevención de la diabetes mediante acciones individuales y/o colectivas de promoción de la salud, realizar consulta de enfermería a las personas con riesgo de diabetes mellitus tipo 2 identificados, valorando el riesgo, en coordinación con el médico de atención primaria, establecer con el equipo estrategias que puedan favorecer la adherencia al tratamiento como grupos de personas con diabetes, programar con el equipo las estrategias para la educación del paciente, solicitar durante la consulta de enfermería los exámenes de rutina de acuerdo con los protocolos establecidos y asesorar a los pacientes acerca de la automonitorización de la glucemia capilar y técnica de aplicación de la insulina.
También se debe revisar la medicación de las personas controladas y sin complicaciones y encaminar a los pacientes con diabetes a la consulta del médico del equipo con mayor o menor periodicidad, en función de la adherencia al tratamiento, del control glucémico, de la existencia de lesión de órgano diana o comorbilidades. La educación sobre el cuidado de los pies y examen de los mismos, organizar, junto con el paciente, un plan individualizado de cuidados para conseguir los objetivos y metas del tratamiento (estilos de vida saludable, niveles de glucemia, hemoglobina glicosilada, peso, etc) y con todo el equipo la distribución de las tareas necesarias para el cuidado integral del paciente diabético son pautas a seguir, a la que se puede añadir evaluar la calidad del cuidado utilizando los registros de las consultas de revisión.
Grupos de pacientes
Los pacientes de mayor edad y nivel educativo más bajo son los que tienen más problemas para entender correctamente nuestras recomendaciones. Por eso, en ellos hay que dedicar más tiempo y es absolutamente necesaria la labor educacional de la enfermería; una labor que debe de ser continuada y perseverante. En otros casos, aunque el paciente comprenda perfectamente su enfermedad, los peligros conlleva a medio y largo plazo, la labor de refuerzo que realiza la enfermería es fundamental.
Son los profesionales que llevan a cabo la monitorización de su perfil glucémico y valoran el grado de control y la necesidad de reforzar aspectos dietéticos u optimizar el tratamiento farmacológico o con insulina. El papel que se ha asignado a las enfermeras para que consigan que los pacientes puedan llevar a cabo con éxito una estrategia personal de autogestión en el rol de entrenador en el autocuidado y entrenador para que los pacientes consigan ser el gestor eficaz de recursos propios o en su defecto, asumir la enfermera por delegación del paciente ese papel en tanto en cuanto el paciente no disponga de la fuerza, el conocimiento o la voluntad para realizarlo.
Desde la farmacia
El farmacéutico puede tener un papel importante en la supervisión y cumplimiento de tratamiento. Es el responsable de la dispensación y el seguimiento de los medicamentos. Por ello, y por la cercanía con el paciente, es el más indicado para ayudar a mejorar el cumplimiento terapéutico. Además, con la expansión de la receta electrónica las visitas al médico suelen ser más espaciadas. La receta electrónica permite al farmacéutico obtener listado de medicación de cada paciente, siendo una farmacoterapia individualizada. Es una colaboración necesaria con el médico. Un punto muy importante y relevante, es establecer metas de tratamiento con el prescriptor, el paciente o ambos según los casos. Durante el tiempo en que los pacientes tienen pautado un tratamiento determinado, el farmacéutico es el que ve a los pacientes mes a mes y puede detectar un incumplimiento de la medicación.
El farmacéutico es un profesional que puede aportar mucho a mejorar la salud y la calidad de vida de los pacientes diabéticos a los que atiende, aunque su implicación podría ser mayor si mejoraran ciertas situaciones, como una coordinación con el centro de salud.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Medicina General Carmen Ruiz Ciruelos, Oscar Morales Pérez-Roldan, José María García Cañedo y el médico de Familia Javier Sánchez Holgado, de Toledo; los médicos de Atención Primaria Víctor Javier Gregorio Alcalde, Carlos de Aragón Amunarriz, Juan Ignacio Moran Blanco y Ernesto Jiménez Fernández, del Centro de Salud de Yepes; Pedro Ángel Barba Gálvez, Pilar Cecilia Cermeño y Marcos Pardo Fernández, del Centro de Salud de Madridejos; ambos en Toledo, y Antonio Manuel Henríquez, Francisco José García Ruiz y Pilar Albero Martín, de Madrid.