sábado. 18.05.2024

¿Qué es la microbiota intestinal?

La microbiota es el conjunto de microorganismos que podemos encontrar en nuestro cuerpo: en la boca, los pulmones, los intestinos, las mucosas de los genitales, etc. y que cumplen funciones que afectan a nuestra salud. Cuando hablamos de microbiota intestinal nos referimos al conjunto de bacterias que existen en el tubo digestivo, una comunidad que tiene unas funciones importantísimas en la salud y en la enfermedad. Vivimos en simbiosis con la microbiota y es más antigua que nosotros. En un momento determinado se implantó en nuestro tubo digestivo y, gracias a esa implantación, nuestro organismo puede realizar muchas funciones metabólicas que no podría llevar a cabo sin las bacterias.

¿Qué tipo de funciones metabólicas?

Básicamente, metabolización de residuos alimentarios no digeribles, moco endógeno y detritus celulares. Este proceso constituye una fuente de energía importante para la proliferación bacteriana y, además, produce ácidos grasos de cadena corta que el huésped puede absorber. Con ello se favorece la absorción de calcio, magnesio y hierro y se estimula la producción de vitaminas del grupo B, vitamina K y síntesis de aminoácidos. 

¿Tiene la microbiota otras funciones, además de la metabólica?

La función defensiva o de protección contra otras bacterias que pueden entrar en el organismo. Produce sustancias llamadas bacteriocinas, que lo que hacen es atacar a otras bacterias. También la función trófica, que controla la proliferación de células implicadas en el desarrollo del sistema inmunológico y el sistema nervioso.

¿Cuántas bacterias componen la microbiota intestinal?

En el tubo digestivo tenemos entre 10 y 100 billones de bacterias, lo que representa una masa de unos dos kilos de peso. Lo más importante de esta masa microbiana es la carga genética. La relación que hay entre genes bacterianos y genes humanos es de 100 a 1. Esto es importante para entender las funciones que cumplen las bacterias. Los estudios se han centrado en ellas desde siempre, pero ahora se están estudiando también hongos, como las famosas cándidas, virus, protozoos y otros tipos de virus llamados fagos, cuya función es controlar las poblaciones bacterianas. En definitiva, podemos afirmar que se trata de una comunidad muy rica y muy diversa. 

¿Cómo se distribuyen estas bacterias en el tubo digestivo?

En la parte alta del tubo digestivo, que es el esófago, encontramos una concentración muy baja de bacterias. En el estómago prácticamente no hay, por la presencia de ácido clorhídrico. En el intestino, a medida que vamos bajando, vemos que la concentración es mayor. Además, dependiendo de la concentración de oxígeno de los diferentes segmentos del tubo digestivo, encontramos bacterias de diferentes clases. Unas son aerobias y las otras anaerobias. 

¿Qué diferencia hay entre las bacterias aerobias y las anaerobias?

En el intestino delgado, por ejemplo, encontramos bacterias aerobias, que son las que pueden respirar pequeñas cantidades de oxígeno sin morirse, y en el colon la mayor parte de las bacterias son anaerobias, es decir, que no pueden entrar en contacto con el oxígeno porque se mueren. Las anaerobias superan en 100 a 1.000 veces a las aerobias. Esto es importante de cara a los tratamientos, porque, por ejemplo, hay antibióticos que actúan solo contra las bacterias aerobias, otros contra las anaerobias y otros contra los dos tipos de bacterias, aerobias y anaerobias.

¿Está relacionada la microbiota intestinal con enfermedades como la obesidad?

El 95% de las enfermedades están ligadas de alguna manera a la microbiota, el problema es que no sabemos si primero es el huevo o la gallina, es decir, no estamos seguros de si los cambios que vemos en las bacterias del intestino son anteriores o posteriores a la enfermedad. Hay estudios en ratones en los que se escoge una especie con tendencia a ser obesa y otra con tendencia a ser delgada. En el laboratorio se cambia la flora de los ratones obesos por la de los delgados y la de los delgados por la de los obesos. El resultado es que el ratón delgado engorda y el ratón obeso adelgaza. Estos estudios se han reproducido en parte con humanos, por lo que existen grandes expectativas de poder manejar la obesidad y otras enfermedades metabólicas a través de la modulación de la microbiota. Cada microbiota es distinta, los hábitos de vida son diferentes en las personas, y es muy difícil establecer variables en los estudios que permitan generalizar.

¿La microbiota intestinal es única para cada persona?

Un tercio de la microbiota intestinal es común para la mayoría de las personas, mientras que dos tercios son específicos para cada uno de nosotros. La microbiota individual es una tarjeta de identidad propia. Esto puede explicarse porque cuando nacemos tenemos una flora intestinal muy parecida a la de la madre, adquirida por contacto a través de la flora vaginal. Después, a lo largo del primer y el segundo año de vida es cuando se desarrolla la flora propia del individuo, que irá variando a lo largo del tiempo.

¿Qué es lo que causa cambios en la composición de la microbiota? 

La dieta es probablemente el factor más importante para determinar la composición de la microbiota y la biodiversidad, que es el número de especies diferentes que tenemos y uno de los parámetros que mejor indican el estado de salud o enfermedad de una persona. Pero no solo influye la alimentación, también depende del estrés, la exposición solar, el sueño y el descanso, el sexo, la actividad física y los fármacos que hayas tomado, sobre todo antibióticos, entre otros muchos factores. Un estudio reciente, publicado en la revista Nature (1), evalúa los efectos de más de 1.000 medicamentos comercializados en 40 cepas bacterianas representativas del intestino. Los investigadores concluyen que el 24% de los medicamentos inhibieron el crecimiento de al menos una cepa in vitro. Por tanto, a través de la nutrición puedes modificar la microbiota, pero también hay muchos otros factores, como los medicamentos, que son determinantes. Y, por ello, actualmente se utilizan probióticos o nutracéuticos. Los nutracéuticos son formulaciones especiales de alimentos o preparados que benefician a nuestra salud.

¿Y los probióticos, qué son?

Los probióticos son organismos vivos que, administrados en cantidades adecuadas, ejercen un efecto beneficioso sobre la salud del hospedador. Hay que diferenciar "probióticos" de "prebióticos", que son los alimentos que las bacterias necesitan para mantenerse vivas y reproducirse. Por ejemplo, hay bacterias, como las bifidobacterias que se alimentan de fibra, y la suplementación alimentaria con algunos tipos de fibra, como la inulina (prebiótico), favorece específicamente su crecimiento. Otras bacterias utilizan prebióticos como la lactulosa, un azúcar, otras se alimentan de proteínas y, en menor frecuencia, de grasas. La combinación específica de probióticos y prebióticos se denomina “simbiótico”. Esta combinación es casi siempre comercial, aunque en el mercado hay productos simbióticos naturales como el kéfir o el tofu.

¿Cuáles son las características de los probióticos?

Los probióticos suelen ser bacterias ácido-lácticas, bifidobacterias y algunas E. coli o levaduras, generalmente de origen humano, aunque también hay probióticos de origen no humano, como Saccharomyces cerevisiae o esporas del género Bacillus procedentes del suelo. Los probióticos deben de ser formulados de tal manera que les permita  resistir el pH gástrico, los enzimas digestivos y la acción detergente e inhibidora de las sales biliares. Además, deben de ser capaces de colonizar el intestino, proliferar rápidamente y adherirse a la mucosa intestinal.

¿Cuáles son sus principales propiedades?

Entre sus propiedades beneficiosas destacamos la competición con bacterias patógenas; la mejora de la función de la barrera intestinal; ayudan a sintetizar las vitaminas B2, B5, B9, B12, H y K; producen enzimas para degradar proteínas, grasas y metabolizar los hidratos de carbono; regulan la proliferación celular; tienen efectos antiinflamatorios; regulan el apetito y los niveles de glucosa; contribuyen en la modulación inmunológica; y, además, sirven para eliminar toxinas.

¿En qué casos están indicados los probióticos?

Los probióticos están potencialmente indicados para el tratamiento de diversas enfermedades, aunque no todas cuentan con estudios que demuestren su eficacia. Las enfermedades que más se han estudiado en relación al uso de probióticos son la diarrea (diarrea por antibióticos, diarrea infecciosa aguda y diarrea del viajero), el síndrome del intestino irritable, la enfermedad inflamatoria intestinal y algunas enfermedades alérgicas como el eczema y la diabetes. Actualmente el espectro potencial de uso de los probióticos abarca prácticamente todas las enfermedades humanas. Encontramos también probióticos, en concentraciones más pequeñas, asociados a vitaminas y minerales como suplementos alimenticios.


¿Es beneficiosa para la salud la asociación de probióticos, vitaminas y minerales?

Son escasos los estudios que han evaluado la combinación de multivitamínicos y probióticos sobre la salud y la enfermedad. En uno de estos estudios aleatorizado y doble ciego se evaluó la eficacia de un multivitamínico con vitaminas, minerales y probióticos (Lactobacillus gasseri PA 16/8, Bifidobacterium bifidum MF 20/5 y Bifidobacterium longum SP 07/3) frente a una preparación con las mismas vitaminas y minerales, pero sin probióticos en la prevención del resfriado común. La duración media de los síntomas de resfriado fue significativamente inferior en el grupo que tomaba probióticos; siendo las diferencias más marcadas en los síntomas nasales, faríngeos y bronquiales; también la duración de los días de fiebre fue menor en el grupo con probióticos. Además, al cabo de 14 días se detectó un aumento significativo de células T citotóxicas y supresoras en el grupo tratado con probióticos (2). En conclusión, este estudio evidenció los efectos sinérgicos positivos de la asociación de vitaminas, minerales y probióticos en la prevención del resfriado común en adultos sanos. Por tanto, podemos afirmar que el uso combinado de probióticos, vitaminas y minerales, en tratamientos cortos y con unas buenas indicaciones, es beneficioso para la salud. No lo es el consumo indiscriminado de por vida y sin indicación de un profesional sanitario. 

¿Qué tipo de sinergias existen entre probióticos, vitaminas y minerales?

Está demostrado que los probióticos favorecen la síntesis de vitaminas y minerales y la adecuada absorción de minerales y de las propias vitaminas, implementando la salud intestinal e inhibiendo su consumo por determinadas bacterias. Las vitaminas y los minerales favorecen, a su vez, la supervivencia y estabilidad de los probióticos. Además, existen sinergias entre minerales y vitaminas. Por ejemplo: el calcio y las vitaminas D, K y C, flúor, manganeso, zinc, en relación con la salud ósea, o interacciones positivas del hierro inorgánico y el ácido ascórbico, o entre el hierro y la vitamina B12 y el folato en la formación de glóbulos rojos.


Alrededor de 2.000 millones de personas padecen déficit de micronutrientes en el mundo. ¿Cuál es el perfil de la población que consume multivitamínicos?

Principalmente, poblaciones especiales, como pacientes multitratados y con multipatología, ancianos, veganos, nuevos inmigrantes, personas con pocos recursos, personas alcohólicas, pacientes con malabsorción, personas que se exponen poco al sol, que han sido intervenidas con cirugía de bypass gástrico, que padecen errores innatos del metabolismo, personas en terapia de hemodiálisis, etc. Otros casos más genéricos serían los de las personas que necesitan equilibrar el gasto energético del organismo en casos de fatiga, prevenir y combatir el estrés, aumentar el rendimiento intelectual y físico, mejorar las defensas, aumentar la protección celular frente al daño oxidativo, etc.

Actualmente, es común tomar multivitamínicos sin consultar con el médico y/o farmacéutico. ¿Qué efectos puede provocar el consumo libre?

En general, el consumo de productos multivitamínicos en dosis regladas y no continuado no es perjudicial, pero hay algunas vitaminas que pueden provocar toxicidad y, por tanto, no pueden ser consumidas libremente sui generis. Hay vitaminas hidrosolubles como el ácido fólico, o las vitaminas del grupo B, que pueden ser toleradas en dosis altas, con una toxicidad que ocurre solo en dosis miles de veces superior a la ingesta diaria recomendada. Otras como la vitamina C, en cambio, puede provocar cálculos renales si se toma en exceso. Las vitaminas liposolubles (A, D, E, K) son más tóxicas. El uso indiscriminado de vitamina A puede provocar osteopenia, fracturas o teratogénesis, es decir, deformación o anomalía congénita en el feto durante la gestación. El uso indiscriminado de vitamina D puede provocar hipercalcemia y osteoporosis. Por su parte, el abuso de la vitamina E puede causar la muerte.

¿Qué hay de los minerales? ¿Provocan toxicidad?

Sí, con los minerales pasa lo mismo. El cromo puede provocar dermatitis de contacto; el yodo, hipotiroidismo e hipertiroidismo; el hierro, hemosiderosis, hemocromatosis, cáncer y enfermedades cardiovasculares; el manganeso, neurotoxicidad; el selenio, náuseas, vómitos, diarrea, alopecia, estado mental y neuropatía periférica; y el zinc, déficit de cobre y problemas gastrointestinales.

¿Son seguros los probióticos?

Los probióticos tienen un alto perfil de seguridad. Esto quiere decir que sus efectos adversos no son superiores al placebo y que se producen muy raramente, como en casos de pacientes inmunocomprometidos. Teniendo en cuenta que los probióticos no solo son bacterias, sino que también son levaduras, en un estado de depresión inmunológica podrían potencialmente provocar la colonización de determinados órganos y producir infecciones graves. Pero esto se da en muy pocas ocasiones. De todas formas, lo aconsejable es que los probióticos, cuando son usados para el tratamiento de las diferentes patologías (en concentraciones iguales o superiores a 109), sean recomendados siempre por un profesional de la Medicina para un uso continuado, requerido y/o recurrente. El profesional farmacéutico puede aconsejarlos desde la oficina de farmacia, generalmente asociado a vitaminas y minerales, como suplemento vitamínico en concentraciones mucho más bajas de probióticos.

¿Una persona sana puede tomar probióticos?

No tendría por qué tomarlos si no son para el tratamiento de las patologías especificadas anteriormente (diarrea por antibióticos o infecciosa, síndrome del intestino irritable, enfermedad inflamatoria intestinal). Sí pueden consumirse como suplementos alimenticios (asociados a vitaminas y minerales) en tratamientos intermitentes de 2-3 meses de duración o como probióticos naturales como los yogures, que contienen lactobacilos y bifidobacterias, y cuyo consumo regular se ha demostrado que aporta beneficios. Para finalizar, no debemos olvidar que una alimentación sana y equilibrada y la actividad física regular son la base de una buena salud.


(1) Maier L, Pruteanu M, Kuhn M, Zeller G, Telzerow A, Anderson EE, Brochado AR, Fernandez KC, Dose H, Mori H, Patil KR, Bork P, Typas A. Extensive impact of
non-antibiotic drugs on human gut bacteria. Nature. 2018 Mar 29;555(7698):623-628.
(2) de Vrese M, et al. Effect of Lactobacillus gasseri PA 16/8, Bifidobacterium
longum SP 07/3, B. bifidum MF 20/5 on common cold episodes: a double blind, randomized, controlled trial. Clin Nutr. 2005; Aug;24(04):481–491.