El porcentaje de pacientes pluripatológicos, hipertensos, diabéticos y dislipémico varía en función de las áreas sanitarias, pero se podríamos decir que entre el 20% y el 30% padecen las tres patologías en diferentes fases. Si nos centramos en dos de ellas el porcentaje podría aumentar más y llegar prácticamente al 40% del cupo. La patología que más se suele dar es DM2 combinada con cualquiera de las otras dos, aunque quizás destaque un poco más la combinación DM2 e hipertensión.
La dislipemia es la enfermedad que aparece en primer lugar en los pacientes. No obstante, no hay un criterio único puesto que unos opinan que las enfermedades vasculares y la hipertensión son las más habituales junto con la dislipemia y otros que es la DM2 la que suele vincularse al desarrollo de las dislipemias.
En la actualidad, se dispone de una amplia gama de posibilidades para adaptarse a las necesidades y circunstancias de cada paciente. Así para la hipertensión se suelen utilizar IECA Y ARAII. En el caso de que el paciente no logre controlar sus cifras tensionales, se añade una combinación un diurético, como la hidroclorotiazida. Si aún así es insuficiente, se opta por incluir un calcioantagonista. En el caso de la diabetes tipo 2, casi siempre se inicia el tratamiento con metformina. Generalmente un solo fármaco suele ser insuficiente y el siguiente paso sería asociarlo con un iDPP4. Si con esto no se controlan las cifras objetivo se añade un GLP1 o SLGT2 antes de llegar al último paso que es la insulinización.
Para la dislipemia generalmente el primer objetivo de tratamiento es el LDL. Para ello, se utilizan estatinas. La elección de una u otra depende del paciente y del porcentaje de descenso que se necesita. También se controlan los triglicéridos, como segundo objetivo de tratamiento. En el caso de que estén alterados, se utiliza fenofibrato.
Guías a seguir
A la hora de pautar el tratamiento, hay gran cantidad de guías y protocolos. Es muy común seguir los protocolos de semFYC, pero generalmente se emplea cualquiera de las que se utilizan están basadas en las europeas y americanas, teniendo siempre en cuenta la particularidad de cada paciente a título individual.
En la identificación de pacientes plutipatológicos, la HTA y la hiperlipidemia no han sido consideradas por sí mismas sino a través del órgano sobre el que provocan el daño para definir una población más homogénea y con requerimientos similares. La exclusión explícita del ámbito del Programa Crónicos de la de la Promoción de la Salud y de la intervención sobre los factores de riesgo, incluidas la hipertensión y la hipercolesterolemia, obedece a que se ha considerado más apropiado que dichas actuaciones sean objeto de un programa específico con un enfoque menos medicalizador denominado Programa de Promoción de la Salud y Estrategia de Intervención en Factores y Hábitos de Riesgo.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas María Lianella Sánchez Peñate, Juan Ramírez Gómez, Rodrigo Rodrigues Batista y Fernando Urtasun, del Centro de Salud San Juan; Ileana Frías Prado, Mirvian Bertha Pino Reyes, Maria Ángeles de la Nuez García y Lesmes Obam Nse-Avime, del Centro de Salud El Fraile-Arona; Ernesto Rivas Mena, Edwin Garzón Burgos, Pedro José de la Paz Gutiérrez y José María Narváez Martín, del Centro de Salud Guimar, y Julián Andrés Tamayo Serrato, Marcelino López Álamo, Francisco Galván Betancort y Mabel Tavarez Durán.