sábado. 21.09.2024

En los últimos años se ha producido un cambio en cuanto al diagnóstico de diabetes, ya que cada vez se realiza de forma más precoz, por la generalización de los controles analíticos periódicos en pacientes con otras patologías crónicas e incluso en individuos sanos (revisiones de empresa). Pocos pacientes debutan con clínica cardinal (poliuria-polifagia-polidipsia) o con complicaciones metabólicas que requieran atención hospitalaria. Casi todos los pacientes son seguidos durante meses, comprobando que con hábitos higiénico dietéticos adecuados no se corrigen sus cifras elevadas de glucemia. Se podría establecer que casi un 80-90 % de los pacientes diagnosticados de diabetes lo son después de repetidas mediciones por parte del personal de enfermería.
Muchos pacientes por motivos laborales se controlan las glucemias en farmacias, pero son pacientes que ya saben que sus cifras son altas en las pruebas realizadas en su centro de salud.

En líneas generales, se solicita una analítica cada tres años a todos los pacientes mayores de 45 años. Si además el paciente tiene antecedentes familiares de diabetes o presenta algún otro factor de riesgo para padecerla, tales como diabetes gestacional, antecedentes de enfermedad cardiovascular, HTA, dislipemia, obesidad abdominal o sobrepeso, alimentación no saludable o vida sedentaria, la medición de la glucemia basal está indicada para el despistaje de la enfermedad.

Pruebas de confirmación

Igualmente lo estaría en el caso de índices de glucosa en orina. Si en controles analíticos previos los valores de la glucemia estuviesen en el límite de la normalidad o por encima pero sin llegar a cumplir los criterios de diabetes (glucemia basal alterada) se indicaría la repetición de la prueba. Se establecería el diagnóstico de diabetes con cifras de glucemia basal de sangre venosa tras al menos 8 horas de ayuno superiores o iguales a 126 mg/dl. También sería criterio diagnóstico cifras de hemoglobina glicosilada mayores o iguales a 6,5%. Estos son los dos criterios diagnósticos que en la consulta de Atención Primaria se ven en la mayoría de los pacientes a los que se les diagnostica esta enfermedad. Para establecer el diagnóstico definitivo sería necesario la confirmación del resultado repitiendo la prueba. Los pacientes derivados de la oficina de farmacia suponen un porcentaje muy bajo.

El sobrepeso ayuda a desarrollar más resistencia de las células a la insulina, por ello, es un factor que puede favorecer y desencadenar la diabetes mellitus. De igual forma, niveles de presión arterial alta y de cifras de colesterol y triglicéridos elevados y alterados suponen para los pacientes que lo presentan un riesgo más elevado de desarrollar DM-2 que aquellos otros pacientes con cifras que se encuentran dentro de la normalidad.

Información básica

La primera labor, y una de las más importantes tras el diagnóstico de diabetes, es convencer al paciente que padece una enfermedad crónica y que es clave seguir unas recomendaciones higiénico-dietéticas para evitar complicaciones a largo plazo. En esta primera fase, existe el peligro, por el acúmulo de información y recomendaciones dadas al paciente, de que este abandone la consulta mareado con tantos datos y dudando del diagnóstico. Por lo tanto, las primeras fases tras el diagnóstico deben ser llevadas a cabo de forma muy cuidadosa, adaptándose al nivel cultural y conocimientos previos del paciente. En este contexto, es muy importante la  consulta de enfermería, donde se deben realizar las primeras consultas para la información sobre las medidas higiénico-dietéticas y sobre el tratamiento farmacológico, intentando ofrecer información muy concreta y sobre un único aspecto de la diabetes en cada cita, para que el paciente vaya asimilando lentamente toda la información.

Pautas educativas

Es muy importante la labor educativa que se debe desarrollar a través de un equipo multidisciplinar -médico, enfermería y farmacia- para instaurar una serie de pautas y aspectos relacionados con las medidas de autocuidado, donde una buena dieta y nutrición, práctica del ejercicio físico, hábitos generales de vida saludable y controles sanitarios óptimos son elementos indispensables.

Para los diabéticos, tanto si utilizan o no la insulina, la educación diabetológica está considerada como una parte esencial para poder asumir el control diario de la enfermedad e integrar el autocontrol de la enfermedad en la vida cotidiana de cada paciente.

Por eso, hay que establecer unos objetivos consensuados con el paciente con respecto a tratamiento, dietas adecuadas y plan de ejercicios individualizados, según las características físicas del paciente. El control de la glucemia lo realiza enfermería, se organizan charlas sobre alimentación, cuidados del pie diabético y controles analíticos periódicos, y se enseña al paciente a reconocer las posibles complicaciones.

Asesoramiento farmacéutico

Pero el farmacéutico también desempeña una labor importante en el control de los pacientes con diabetes tipo 2. Por un lado, lleva a cabo una detección precoz desde la oficina de farmacia de los pacientes que presentan un mayor riesgo de padecer diabetes y, por otro, mejora la adherencia al tratamiento y en la detección de las hipoglucemias en los pacientes que ya han sido diagnosticados.

El asesoramiento del farmacéutico ayudará a conocer y a convivir con la diabetes de la manera más normal posible, manejando las inquietudes y necesidades que le surgen al paciente, como puede ser medir repetidas veces al día el nivel de glucosa y la necesidad de lograr un autocontrol por parte del paciente diabético, que son muy importantes para un óptimo control del paciente diabético.

Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Ramón Macía Pérez, Pilar Montes Álvarez, Blanca Navarro Lacera, Isabel González Fouces y Moisés Robledo del Corro, del Centro de Salud Roces-Montevil, Gijón; Honorio Méndez Montes, Leandro Bousquets Torral, Leticia Díaz Tejón y Ángel Hortal Álvarez, del Centro de Salud Cornellana, y los médicos de Familia Margarita Palacios Martínez, Marcelino Calviño Cerqueiro, Rogelio Seoane Blanco, María García Lamazares, Ángel Manuel Vigo Arcas y Jesús Iglesias Vidal, del Centro de Salud Los Mallos, La Coruña.