jueves. 09.05.2024

Las dislipemias son trastornos primarios del metabolismo de las lipoproteínas o alteraciones secundarias asociadas al comportamiento o causas metabólicas. Se sabe que existe una relación causal entre las lipoproteínas séricas y la aterosclerosis. Aunque las dislipemias no suelen causar síntomas por sí mismas, pueden ocasionar enfermedad vascular sintomática, incluso enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular y enfermedad arterial periférica. Las concentraciones elevadas de TG (>1000mg/dl[>11,3 mmol/L] pueden producir una pancreatitis aguda y las altas de LDL pueden causar arcos corneales y xantomas en el tendón de Aquiles, codo, glúteos, rodillas, manos y pies. 

Los llamados factores de riesgo mayores, también llamados causales o independientes, y la evidencia científica son claves en la prevención cardiovascular primaria o secundaria. Estos son hipertensión arterial, dislipemia, diabetes mellitus, tabaquismo y obesidad. Si bien estos factores de riesgo son más que evidentes, existen otros signos biológicos, de estilo de vida o hábitos adquiridos o ambientales, que están presentes en las personas que desarrollan la enfermedad cardiovascular, como son el sedentarismo, la historia familiar de enfermedad coronaria, características étnicas y el estrés. También hay que tener en cuenta los factores de riesgo condicionantes, como pueden ser los triglicéridos, lipoproteinemia, homocisteina, factores protrombóticos y marcadores de la inflamación. 

El abordaje de los factores de riesgo debe ser en conjunto y de forma intensiva, por lo que es necesario un cambio en el estilo de vida. El abandono del hábito tabáquico, el ejercicio físico y el cambio en la dieta son los más difíciles de llevar a cabo por el paciente. 

Mejorar la adherencia

Otro aspecto importante es el número de fármacos que se prescriben y la posibilidad de administrar combinaciones farmacológicas para mejorar la adherencia al tratamiento. Para el tratamiento en adultos, la AHA/ACC recomiendan el uso de estatinas en función de la edad y de las cifras de colesterol. Cuando no se alcanzan los objetivos marcados se puede pasar a la combinación de estatinas con ezetimibe, y para casos muy determinados los anticuerpos monoclonales PCSK9, que son muy potentes, reducen el LDL-C entre un 40 y 70 por ciento.

Las combinaciones, en los casos indicados, son beneficiosas y mejoran la adherencia al tratamiento. Cada paciente tiene unas necesidades específicas a las que se debe adaptar la prescripción. 

El farmacéutico puede ayudar a dispensar lo que el médico prescribe. Desde las oficinas de farmacia se puede incidir en la promoción de hábitos de vida saludables, comprobar el conocimiento de los pacientes de sus medicaciones, insistiendo en la correcta adherencia al tratamiento y recomendar acudir al centro de salud para valoración global, según los grupos de edad y hábitos que puedan suponer un aumento del riesgo cardiovascular.

El SERGAS cuenta con farmacéuticos en sus centros de salud, donde llevan a cabo la valoración de pacientes polimedicados y validación de ciertas prescripciones, lo que permite la detección oportunística de casos, comunicando al médico del paciente la necesidad de citarle para su valoración. 

Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Juan Antonio Contreras Torres, Enrique Peña, Clara Saiz Cantero, Encarnación Sorribes Vicent, Aranzazu Villanueva Jáuregui, del Centro de Salud Alamzora, y José María Fernández Villaverde, Ana Carballo Vicente, Isabel Rego Lijó, del Centro de Salud Ribeira y Gretel Lichtestein Redivo, del Centro de Salud de A Pobra do Caramiñal.