Por fin llegan las vacaciones y nuestro día a día se altera por completo, tanto que para muchos supone un cambio radical de hábitos: viajes, acostarse tarde, levantarse más tarde todavía, moverse menos, comer más, ser más generosos con el consumo de alcohol… Ponemos patas arriba nuestras costumbres, lo que abre la puerta a un acompañante de viaje nada deseado: el estreñimiento.
¿Puede afirmarse que existe el estreñimiento del viajero? Pues sí1. Por lo pronto, este problema afecta a entre el 12 y el 20% de la población española2. A este punto de partida hay que añadirle que las vacaciones son un momento de disfrute, desde luego, pero el cambio de rutinas que conllevan propician la aparición de un estreñimiento que pueden sufrir entre el 143 y el 40%4 de los viajeros.
Cuando se detallan las causas que provocan estreñimiento, buena parte de ellas las tenemos concentradas en nuestros hábitos vacacionales. Estamos ante un cuadro que, de manera general, es más frecuente tanto en el sexo femenino como en personas con vida sedentaria y con una dieta baja en líquidos y fibra, es decir, que consumen pocas frutas y verduras2. Precisamente, frutas y verduras no es lo que más abunda en nuestra dieta durante las vacaciones, a lo que se añade que bebemos menos agua y consumimos más alcohol, lo que provoca una deshidratación que ayuda a la aparición del estreñimiento.
Escuchar a nuestro cuerpo
Estos ‘rituales’ vacacionales son difíciles de cambiar, por mucho que nos den consejos para prevenir o mejorar lo que se nos puede venir encima5. Son días en los que cambiamos nuestros horarios de manera radical, y muchas veces nuestra apretada agenda de ocio y el ritmo que llevamos nos hace también no escuchar nuestro cuerpo: no se hace caso a ‘la llamada’, y no se tienen en cuenta o se reprimen las ganas2.
Pero hay que intentar no reprimir la necesidad de evacuar y hay que hacerlo de manera regular, con tiempo y sin prisas6… justo lo contrario de lo que hacemos, porque las vacaciones son así. Y a muchos tampoco les ayuda tener que enfrentarse a la incomodidad de un baño público o extraño. Así no hay manera de relajarse, y no podemos olvidar que el cerebro y el intestino (para muchos, nuestro segundo cerebro) se influyen entre sí de manera importante4.
Desterrar mitos
¿Qué podemos hacer para que el fantasma del estreñimiento no asome durante estos días? Pues tratar de mantener nuestras rutinas. Sí, es verdad que las vacaciones no son para eso, pero al menos habría que intentar comer más frutas y verduras, beber abundante agua, hacer ejercicio, no estresarse, atender siempre a lo que nos pide nuestro cuerpo… y desterrar mitos y falsas creencias7.
Y lo que nunca está de más es contar con un plan B tan sencillo como llevarnos algo que nos pueda ayudar llegado el momento. El tratamiento farmacológico está aconsejado cuando no son suficientes las recomendaciones habituales6. En ese escenario están especialmente indicados los laxantes osmóticos, sobre todo el macrogol (polietilenglicol)8, que mejora la hidratación y la cantidad de fluidos en el intestino, ablandando las heces para facilitar su eliminación. Esto ayudará a que, aunque el estreñimiento decida apuntarse, podamos seguir disfrutando de nuestras vacaciones sin problemas.
Referencias
1. Klasco R. Is There Such a Thing as ‘Traveler’s Constipation’? The New York Times. 2018.
2. Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD). Estreñimiento. Última consulta: julio 2020.
3. Steffen R et al. Risk of Disease in 10,500 Travelers to Tropical Countries and 1,300 Tourists to North America. Schweizerische medizinische Wochenschrift. 1978.
4. Mearin F et al. Traveler’s constipation. The American Journal of Gastroenterology. 2003. Vol.98;2,507-9.
5. Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC). Consejos para prevenir o mejorar el estreñimiento. Última consulta: julio 2020.
6. Bosch Á. Diarrea y estreñimiento. Offarm. 2005;Vol. 24;Núm. 9, 82-90.
7. Mylan. Hablemos de estreñimiento. Última consulta: julio 2020.
8. Lindberg G et al. World Gastroenterology Organisation Global Guideline: Constipation. A Global Perspective. 2011;Vol. 45;Issue 6,483-7.