sábado. 18.05.2024

Jordi de Dalmases, presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona (COFB), repasa los temas de actualidad que preocupan a los profesionales del sector. Así, opina sobre las subastas, los problemas de suministro o la serialización de los medicamentos. La entrevista trata temas como la presencia de la mujer en las profesiones sanitarias, incluida la farmacia, o la digitalización. Sobre esta última, destacar que desde los colegios catalanes se está intentando responder a esta necesidad de digitalización del entorno, dibujando cómo será en el futuro la relación entre farmacia y paciente en el mundo online.

¿Qué piden los farmacéuticos a los responsables políticos ante la situación actual que vive la Sanidad?

Lo que pedimos los representantes de los farmacéuticos es un interlocutor, es decir, tener un referente de las instituciones con el que tratar los problemas, el crecimiento o el desarrollo de nuestro estado de salud y la intervención farmacéutica en el futuro. Esta dificultad de formar gobierno no es un problema de los farmacéuticos como tales, en todo caso, como profesionales, pedimos tener interlocutores, mesas y diálogo, porque seguro que las expectativas de la sociedad conllevarán la necesidad de tomar decisiones en el mundo de la Sanidad. Lo que pedimos es diálogo en el momento de tomar estas decisiones.

En los últimos meses se ha hablado mucho de las subastas. ¿Cuál es su opinión sobre la propuesta de Airef de implantarlas a nivel nacional?

Recientemente hemos podido conocer la opinión de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), con algunas medidas que nos gustan más y otras que nos gustan menos, pero no es Airef quien tiene que tomar las decisiones. Respecto a la propuesta concreta de las subastas, estoy convencido de que unas subastas como las que se instauraron en su día en Andalucía no son posibles. En mi opinión, hay algo detrás de estas propuestas que no sabemos y que no se está concretado.

Este año han aumentado las notificaciones de problemas de suministro de medicamentos. ¿En qué punto nos encontramos en cuanto a desabastecimientos?

Este es un tema muy complejo que no está generando alarma de urgencia porque cuando hay un desabastecimiento real de un fármaco único y, por tanto, la salud de personas está en riesgo, se emplean las medidas necesarias para evitarlo, es decir, se buscan medicamentos en el extranjero o medicamentos sustitutos. Pero esto no es la característica principal de los desabastecimientos en España y en Europa. El problema real son las consecuencias que tiene para todos, para el profesional farmacéutico, por supuesto, y para los ciudadanos también ir sustituyendo continuamente los medicamentos, aunque sea con el mismo principio activo. El cambio de forma, de color, de caja y de nombre de los medicamentos tiene un desgaste tremendo, y repercute tanto en el farmacéutico como en el paciente, que no siempre entiende que hay un problema de suministro e insiste en adquirir el medicamento recetado. A veces, las recomendaciones que realizamos para cambiar un medicamento por otro que es igual, idéntico, con la garantía de la agencia y del profesional farmacéutico se entienden, pero en otras ocasiones no, el paciente se hace un lío, teniendo en cuenta que tenemos muchas personas polimedicadas a las que continuamente les estamos cambiando la forma de las pastillas. Esto conlleva el problema de la falta de adherencia. Y esto es una repercusión sorda, no alarmante, que afecta directamente a la salud de nuestra población y sobre la que hay que actuar. Aunque todos estamos pendientes, las cifras indican que, a junio de 2019, las notificaciones de problemas de suministro son ya superiores a las que se recibieron en todo el 2017. Por tanto, el aumento es clarísimo, y tenemos 940 notificaciones de problemas de suministro a fecha de junio de 2019. Es una situación desagradable para los profesionales y para los ciudadanos. En respuesta a la pregunta sobre en qué punto nos encontramos, podemos afirmar que es el peor, y la situación sigue empeorando.

¿No hay perspectivas de que pueda mejorar?

Son muchas las causas que influyen en los problemas de suministro y habrá que sentarse con los implicados de toda la cadena del medicamento y las autoridades sanitarias, que me consta que ya lo hacen, para encontrar soluciones. Los propios farmacéuticos, conscientes de que así no podemos seguir, nos hemos organizado en torno a Cismed para trasmitir a un único servidor en toda España qué medicamentos tienen dificultad de suministro en cada farmacia. Está funcionando muy bien, y actualmente más de 8.000 boticas de todo el territorio están conectadas.

¿Cuál es su valoración sobre el SEVEM ahora que ya han pasado unos meses desde su puesta en marcha?

El SEVEM era un reto impresionante para la cadena del medicamento que ha funcionado en España desde el primer momento y, en este sentido, es todo un éxito. Actualmente tenemos la seguridad y el control pleno de la serialización que supone el SEVEM en todas las cajas de medicamentos. Estamos acabando de ajustar las dificultades técnicas, no tanto de conectividad, porque se han utilizado las redes de receta electrónica, si no de configuración de todos los escáneres o la correcta codificación de todos los envases. Todo esto ha sido dificultoso y estamos en ello. Más allá de estos ajustes, el sistema lleva desde marzo de este año funcionando perfectamente.

Las profesiones sanitarias, incluida la farmacéutica, están claramente dominadas por el género femenino. ¿Cree que las nuevas medidas en materia de igualdad mejorarán la calidad del empleo femenino?

Las mujeres, con su organización, han dado ya un paso importantísimo y un vuelco en la concepción de la problemática que supone ser mujer en el mundo laboral, y no habrá marcha atrás. De aquí en adelante se están buscando y se van a buscar, cada vez más, mecanismos de igualdad para que la mujer que decida apostar por el máximo nivel a escala profesional no se tope con connotaciones negativas por el hecho de ser mujer. En este sentido, las medidas se quedarán cortas, porque aparecerán nuevas necesidades para alcanzar los objetivos propuestos. Esto no tiene marcha atrás.

¿Cómo debe el sector farmacéutico afrontar la digitalización?

La digitalización es muy difícil de trazar en cualquier ámbito. Una de las características principales de la digitalización de los sectores es que son  disruptivas, es decir, de repente aparecen y se comen el sector, o no. Además, son difícilmente previsibles. En el mundo de la farmacia hemos tenido mucha ansiedad con este tema. La digitalización de lo que es nuestro trabajo en la oficina de farmacia está llegando y no tendrá mayor problemática. La clave en nuestro sector es ver de qué forma digitalizamos la relación entre farmacéutico y ciudadano. Uno de los puntos fuertes de la profesión farmacéutica es esta confianza que la población deposita en el farmacéutico, porque está cerca, porque tiene una red ampliamente establecida y porque es el sanitario más disponible. Hay que ver cómo establecemos un método de relación digital online entre el ciudadano y el farmacéutico que conlleve la continuidad de esta confianza. Y esto es difícil.  No creo que la solución pase por el derrotero del comercio electrónico, porque no creo que se deban dejar los medicamentos, bienes preciados para la salud de las personas, a nivel de la venta online. Un medicamento debe ser controlado para obtener su parte positiva, no los efectos secundarios derivados de un mal uso. Por tanto, no creo tanto en la venta online de fármacos. La clave estará en qué ventanas abrimos o qué mecanismos establecemos para permitir la relación de confianza entre ciudadano y farmacéutico.

¿Mecanismos para dar respuesta a la atención a domicilio, por ejemplo?

Este es otro gran reto que tenemos. La población va a cronificar cada vez más sus enfermedades, y de hecho ya lo está haciendo. El número de enfermos crónicos está aumentando muchísimo y todos tenemos una alta probabilidad de ser enfermos crónicos y dependientes. Ante esta situación, si queremos un estado responsable de la salud de las personas, que ofrezca la posibilidad de atender a todos los ciudadanos de manera universal, se deberán ofrecer soluciones a los enfermos crónicos dependientes, que pasarán por una atención en su domicilio o en centros residenciales. En estos dos ámbitos hay que definir cuál será el papel del farmacéutico, sobre todo en el del medicamento, por la red en la que ejerce su profesión; una red importante, bien organizada y capilar que llega a todos los rincones de España. Esto hay que aprovecharlo y, sin duda, se va a aprovechar, porque no nos van a sobrar recursos. La farmacia es un recurso sanitario muy importante para acometer la solución a este éxito que supondrá que vamos a vivir muchos más años. Habrá que ver dónde estará el límite y en qué condiciones.

El colegio de Barcelona es todo un referente para el sector. ¿Qué proyectos destacados están llevando a cabo en estos momentos?

Desde los colegios de toda Cataluña se está intentando responder a una de las preguntas que me habéis formulado, la digitalización en el futuro. Estamos intentando responder a esta necesidad de digitalización de nuestro entorno profesional. Para ello, estamos creando una nube farmacéutica de garantías para el ciudadano con el fin de organizarnos y poder prestar servicios de manera segura y dando la garantía a los pacientes de que sus datos de salud van a estar conservados de totalmente segura. Esta es una idea importante, potente, costosa de desarrollar y que esperemos que de sus frutos. Queremos que, en Cataluña, sea una de las fortalezas del futuro de la profesión en esa relación de confianza con el ciudadano de la que hablábamos.

¿Qué opina de la formación de los farmacéuticos en España, se podría mejorar algo?

Afortunadamente hoy hay muchas universidades de farmacia y los programas varían. La principal característica de la formación de los farmacéuticos es que es muy exhaustiva y de elevado nivel científico, además de cubrir todos los aspectos de la ciencia además del medicamento. No creo que debamos mejorar en el nivel de materias o de formación, quizá nuestro hándicap está en la parte de la adquisición de experiencia clínica antes de obtener el título. Es verdad que tenemos seis meses de prácticas obligatorias, pero no sé si esto es suficiente o si simplemente este es el enfoque que debemos dar a la necesaria experiencia clínica que necesita un farmacéutico. Me gustaría dirigirme a los estudiantes de farmacia para decirles que han elegido una profesión muy bonita, que tiene altas dosis de recompensa profesional, moral y anímica cuando uno ve la utilidad que puede prestar a los ciudadanos con sus servicios. Esto es muy gratificante y, por tanto, espero que cuando ejerzan tengas estas mismas sensaciones que yo he tenido y que tanto agradezco.